Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros.
Este poemario, bellamente editado en 2020 por Auralaria Ediciones, inaugura su colección de Poesía Aledo, así llamada por el editor y artista oriolano Pepe Aledo. Se trata del primer poemario de la profesora de literatura y poetisa Luisa Pastor, que ya había publicado previamente en antologías (Torremozas, 2013) y revistas literarias y que además codirige (con Álvaro Giménez) desde 2009, el Grupo de Poesía escénica y audiovisual «Auralaria».
El libro comienza con unos versos en inglés y su versión en castellano que parecen servir de atrio al poemario. No obstante, este también va precedido de un prólogo de Manuel García titulado «El progreso de lo íntimo», que comienza con esta aseveración: «Si algo determina el progreso de la poesía para el propio creador, es el hecho de que permite cultivar lo íntimo a lo largo de un tiempo». Y la intimidad de la autora es lo que refleja este poemario tan particular, ornado de citas de poetas anglófonos e hispanos, desde Leonard Cohen a Silvia Plath entre otros muchos, referidos casi todos ellos al motivo temático de la rosa que da título al libro y que, sin duda constituye uno de los tópicos de mayor tradición simbólica en nuestra historia literaria. Desde el verso renacentista garcilasiano «En tanto que de rosa y azucena» hasta el barroco «Pura, encendida rosa, émula de la llama…» o aquel de Góngora que niega la rosa: «Manzanas son de Tántalo, y no rosas…» esta flor esencial ha estado relacionada con la lírica: la rosa, dejando aparte su simbolismo y el haberse convertido en emblema de la belleza caduca, es, por antonomasia, la «flor natural» de las justas poéticas.
La originalidad de la autora consiste en que actualiza ese motivo gracias a su lenguaje renovado que, sin olvidar herramientas de la retórica clásica -repeticiones, metáforas, comparaciones…- incorpora también recursos de la vanguardia, como el uso de diferentes tipos de letra: la cursiva -que suele emplear en los versos finales como una forma de resaltarlos-, la negrita, la mayúscula… y una tipografía que juega con la composición y, en ocasiones, casi se convierte en caligrama.
Abundan referencias a otros autores -sobre todo autoras- como el poema «La habitación de Emily» dedicado a Emily Dickinson y precedido de una cita de esta poetisa, el poema «Solar» dedicado a Alfonsina Storni e inspirado en unos versos de Alfonsina, el dedicado a Ernestina de Champourcin bajo el título «Medianoche azul en la cola del gato»… Y en esta sinergia entre poetas no faltan los versos del poeta y crítico literario oriolano José Luis Zerón que acompañan el poema «De papel».
Esto produce la sensación de que la autora se ha nutrido de versos hermosos de hombres y mujeres vertidos en dos lenguas: el español y el inglés, y ese alimento poético está en la raíz de su escritura, algo que no disimula y que convierte en bello homenaje. Pero no solo los versos: también la narrativa la inspira, como se demuestra en el peculiar poema «Pedro Páramo sentado en su equipal espera mientras muere a Susana», dedicado al emblemático libro de Juan Rulfo Pedro Páramo.
En conclusión, es este un poemario diferente, original, poco habitual. La autora marca fuertemente su condición de mujer y logra que la mujer -como escritora y como tema cuya base es la experiencia intimista- tenga una presencia muy destacada, sin dejar de mencionar a autores varones -de Aldous Huxley a Leopoldo Panero- cuyos textos acompañan armoniosamente los de las féminas.