Autor: Joaquín Sáez Vidal.
Entradilla de El Cantarano.
Desde hace muchos años hemos sufrido esas innobles apropiaciones de lo ajeno que se denominan «plagios», contra lo cual resulta muy difícil luchar, sobre todo para quienes no disponemos del tiempo ni de los recursos necesarios. Por eso queremos aprovechar este foro que nos proporciona «El Cantarano« para denunciar todos aquellos plagios que puedan demostrarse, siempre con la autorización del plagiado, que a su vez asume la responsabilidad sobre la veracidad de lo que escribe (lo cual, en el presente caso, no ofrece duda). Desde aquí invitamos a todos aquellos que deseen colaborar en este empeño de poner en la picota a los plagiadores para que envíen sus textos o imágenes que, una vez verificados, serán publicados.
Nos consta lo sencillo que resulta hoy en día plagiar con absoluta impunidad, no ya de una publicación escrita, sino también de cualquier web, cuando mucho más sencillo y honorable es CITAR en vez de PLAGIAR. La cita bien hecha constituye un homenaje que engrandece a las dos partes: a quien la redacta y a quien es mencionado y ve reconocido su trabajo, sea importante o sea insignificante. Qué satisfacción tan grande siente la persona honrada, que sabe que jamás será pillada en falta tan miserable y que tan fácilmente se puede localizar hoy en día.
Hay un dicho que nos recuerda que «antes se coge al mentiroso que al cojo». Actualmente, gracias a las nuevas tecnologías de la comunicación, es relativamente simple «cazar» al plagiador. Más difícil resulta, como le ha ocurrido a quien esto redacta, que se haya dado una idea a una editorial y luego la haya llevado a cabo otra persona. O que se haya localizado a un colega plagiando la web de cierta universidad mexicana en unas publicaciones institucionales, y el responsable se haya limitado a decir: «pues quitáis eso y que escriba algo C…..» Sabía que «C» no necesitaba plagiar para escribir.
A continuación damos a conocer el texto que nos ha hecho llegar el doctor Joaquín Sáez Vidal, especialista en arte barroco y descubridor de los orígenes artístico-arquitectónicos del Ayuntamiento de Alicante.
Recientemente ha llegado a mis manos el último número (101) de la prestigiosa revista “Archivo de Arte Valenciano”, correspondiente al año 2020, que edita la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia. Entre todos los artículos tuve curiosidad de leer uno dedicado a la platería, pese a no ser la parcela de la historia del arte de la que generalmente me ocupo, realizado por el historiador Alejandro Cañestro, que lleva por título El arte de la platería de la Concatedral de San Nicolás de Alicante. En él Cañestro estudia un conjunto de piezas de ese metal conservadas en dicho recinto eclesiástico.
En la página 216 del citado artículo, me encontré que trataba de las dos impresionantes lámparas de plata que cuelgan en la Capilla de Comunión. Pero la sorpresa, sorpresa desagradable, fue que el comentario que el citado Cañestro realiza está calcado, desde luego sin citarme, de la ficha que yo escribí para el catálogo de la exposición celebrada en Alicante en el año 2006 por la Fundación La Luz de las Imágenes y que llevó por título La Faz de la Eternidad, de la que fui comisario junto con mi inolvidable amigo y gran profesional Lorenzo Hernández Guardiola. Mi ficha aparece en la página 564 y lleva el número 203 del catálogo de piezas y la titulo “Lámparas de la capilla de la Comunión”.
Expongo a continuación en primer lugar el texto de Cañestro, páginas 216 y 217 de la antes mencionada revista de arte valenciano, insisto del año 2020, que cito en su integridad:
“El encargo recayó en el platero alicantino José Calbo. En el contrato, fechado en Alicante el 29 de abril de 1750, se especificaba que francisco Calbo, maestro cirujano, se constituía “fiador de Joseph Calbo, maestro Platero, su hermano, vecino de la misma asta en cantidad de 600 libras moneda de este reino en que se han considerado las hechuras y caudal que puedan importar las dos lámparas de plata que debe fabricar dentro de seis meses contadores desde oi dia de la fecha para la capilla del Sacramento de la Insigne Colegial del Señor Dan Nicolás de esta ciudad, según y de la manera que se ha resuelto en las Juntas particulares de Fábrica sobre este asumpto, y en consecuencia promete que dicho su hermano hará y executará las dos lámparas arregladas y conforme al diseño que se le ha dado con ls buriles, perfiles y demás que aquel contiene”9.
Cada una de las piezas se estructura en dos cuerpos. El inferior, de mayor escala y que incluye un recipiente para el aceite, alterna superficies desornamentadas con otros con elementos en relieve tales como gallones, rocallas y motivos vegetales y figurados. Del borde de la boya parten cuatro alargadas cadenas con eslabones típicos del arte rococó, que se unen en la zona superior en un pequeño cupulín que cuela a su vez de una cadena sujetada por un ángel niño. Ambos ejemplares, revelan una muy buena factura y aun sin proponer soluciones de gran originalidad, Calbo se muestra conocedor de modelos difundidos principalmente desde Valencia en consonancia con la corriente rococó desarrollada por esos años”.
Hasta aquí el texto de Alejandro Cañestro referido a ambas lámparas de la Capilla de Comunión de la concatedral de San Nicolás de Alicante. Muestro a continuación la ficha que yo realicé, como ya he dicho, para el catálogo de La Faz de la Eternidad publicado por la Generalitat Valenciana en 2006 y que figura en la página 564:
“… El encargo recayó en el platero alicantino José Calbo. En el contrato, fechado en Alicante el 29 de abril de 1750, se especificaba que Francisco Calbo, maestro cirujano, se constituía “fiador de Joseph Calbo, maestro Platero, su hermano, vecino de la misma asta en cantidad de mas de 600 libras moneda de este reino en que se han considerado las hechuras y caudal que puedan importar las los Lámparas de plata que debe fabricar dentro de seis meses contadores desde oi dia de la fecha para la capilla del Sacramento de la Insigne Iglesia Colegial del Señor San Nicolas de esta Ciudad, según y de la manera que se ha resuelto en las Juntas particulares de Fabrica sobre este asumpto, y en consecuencia promete que dicho su hermano hará y executará las dos Lámparas arregladas y conforme al Diseño que se le ha dado con los buriles, perfiles y demás que aquel contiene”” (Archivo Histórico Provincial de Alicante. Protocolos de Onofre Savater. Año 1750. Fol. 81).
Cada una de las piezas se estructura en dos cuerpos. El inferior, de mayor escala y que incluye un recipiente para el aceite, alterna superficies desornamentadas con otras con elementos en relieve tales como gallones, rocallas y motivos vegetales y figurados. Del borde de la boya parten cuatro alargadas cadenas con eslabones típicos del arte rococó, que se unen en la zona superior en un pequeño cupulin que cuelga a su vez de una cadena sujetada por un ángel niño.
Por el documento citado más arriba que publicamos por vez primera, queda claro que José Calbop seguramente hijo de Jaime Calbo también platero, fue su ejecutor pero no quien lo diseñó. Ambos ejemplares, actualmente restaurados con motivo de la exposición La Faz de la Eternidad, revelan una muy buena factura, y aun sin proponer soluciones de gran originalidad, nuestro orfebre se muestra conocedor de modelos difundidos principalmente desde Valencia en consonancia con la corriente rococó desarrollada por esos años”.
Este es, repito, el texto realizado en 2006, es decir 14 años antes del plagiado hasta el extremo por el “investigador” Alejandro Cañestro Donoso. Al confrontar ambos documentos, el mío y el de Cañestro, se puede apreciar sin ninguna dificultad ya no la similitud, sino la copia total y fiel de mi escrito. Obviamente, porque no le interesaba y podría resultar muy llamativo, no ha incluido el inicio de mi último párrafo cuando afirmo “Por el documento citado más arriba que publicamos por vez primera…”, así como tampoco la frase “actualmente restaurados con motivo de la exposición La Faz de la Eternidad”.
Es muy curioso también que en la escasa bibliografía que incluye el historiador Cañestro en su trabajo no incluya mi estudio del año 2006. Es igualmente todo un misterio de la mente humana, por no hablar de milagro asombroso, que sin conocer mi texto, haya reproducido palabra por palabra el trabajo publicado por mí hace, como ya he dicho, 14 años.
Pero fuera ya de lo que resulta una broma de muy mal gusto, es indignante, por no utilizar palabras de más subido tono, que un profesor de la Universidad de Alicante caiga en un plagio de tan elevada categoría. Si para alcanzar metas más altas este “profesor” o “investigador” recurre a métodos tan inmorales y reprobables, pobre profesor y pobre Universidad.