…Y CERVANTES SE ENCONTRÓ CON EL CID de José Enrique Gil-Delgado Crespo

Introducción de Consuelo Jiménez de Cisneros.

JOSÉ ENRIQUE GIL-DELGADO CRESPO es Académico de la Academia de Televisión, profesor, escritor, traductor y conferenciante. Este texto fue leído en el Instituto Cervantes de Alcalá de Henares en 2016 (IV Centenario de la muerte de Cervantes) en el contexto de un ciclo de conferencias sobre Cervantes y Shakespeare en el cual nuestro autor participó con una ponencia titulada «Historia de Cardenio. ¿Leyó Shakespeare el Quijote?»

Apasionado de la literatura y la comunicación, tuvimos ocasión de coincidir, la pasada primavera, en el Colegio de Médicos de Alicante donde presentó uno de sus muchos libros, en este caso de historia de España novelada, que conjuga admirablemente rigor y amenidad: «…Y dieron la vuelta al mundo. Magallanes – Elcano». Una peculiaridad de este autor es el uso de los puntos suspensivos y la conjunción copulativa «Y» como inicio de sus títulos, queriendo así expresar la relación de continuidad entre lo que sucedió y lo que relata.

Los espacios comunicativos de José Enrique Gil-Delgado son plurales y relevantes: desde las sedes más variadas del Instituto Cervantes en todo el mundo hasta los programas culturales e informativos de Televisión Española. Como dato significativo, añadir que el escritor y profesor fue capaz de compartir su experiencia sobre el cáncer que padeció y superó como si se tratara de una más de sus historias: «…Y el cáncer visitó al escritor de esta historia en el IV centenario de Cervantes».

En El Cantarano hemos reseñado recientemente algunos de sus libros: https://elcantarano.com/y-shakespeare-leyo-el-quijote-de-jose-enrique-gil-delgado-crespo/ .

https://elcantarano.com/y-magallanes-encontro-el-estrecho-y-elcano-circunnavego-la-tierra-dos-novelas-historicas-de-jose-enrique-gil-delgado-crespo/

Finalizaré estas líneas previas, insuficientes para recoger la rica personalidad y trayectoria del autor, agradeciéndole su confianza al encomendarme un Prefacio para su último libro, «…Y volcanes en el mar», ambientado en la Filipinas de finales del siglo XIX e inspirado en la experiencia de su abuelo militar, Ignacio Crespo Coto.

A continuación disfrutaremos de esta fantasía literaria en la que Gil-Delgado junta a dos personajes emblemáticos de nuestra historia: Miguel de Cervantes y Rodrigo Díaz de Vivar.

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D. MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA, EN SU CASA DE ALCALÁ, RECIBE SORPRENDIDO UNA NOVELA SOBRE EL CABALLERO

D RODRIGO DÍAZ DE VIVAR

LLAMADO POR LOS MOROS “EL CID”.

UN NARRADOR RELATA

(Un mensajero llama a la puerta de la casa de Cervantes en Alcalá para entregarle un pequeño paquete que el propio don Miguel abre).

Coge Cervantes el sobre que recibe y que le venía a traer un mensajero de SEUR, lo mira con atención y con enorme interés y ve que contiene un libro

Don Miguel de Cervantes Saavedra comenta ensimismado al mensajero de SEUR:

COMENTA DON MIGUEL DE CERVANTES:

He esperado cinco siglos y aunque tarde, aquí me llega la novela de caballería que tanto deseaba leer llamada…Y PASÓ EN TIEMPOS DEL CID.

Y PROSIGUE EL NARRADOR DE ESTA HISTORIA:

A continuación don Miguel se acomodó en su poltrona, cerró entonces ambos ojos, el cristiano caballero y tras abrirlos de nuevo, comenzó a toquetear las tapas de suave tacto y a leer y releer el título DE LA NOVELA DE CABALLERÍA que le habían entregado y el nombre del autor que en ellas iba escrito…Y PASÓ EN TIEMPOS DEL CID.

Ojeó luego el hidalgo el libro de arriba abajo y se puso a meditar sobre el héroe castellano.

En su magín caldeado por tantos libros de caballería como tenía leídos, le interesó ver el nombre del héroe llamado EL CID.

Había oído Cervantes que el Cid cabalgaba a lomos de un caballo llamado Babieca, del que habló con vehemencia en su Quijote. Y también se enteró que el caballero tomó parte en mil y una batallas y que era hidalgo de pro, de gran valor y estima.

Pensó así pues don Miguel, que no sería vana tontería pasar la noche entera leyendo aquella novela. Encendió varios candiles de aceite para mejor poder ver y pidió a su sobrina Teresa y a su dueña que le trajeran una breve colación para más entonado comenzar la lectura de…Y PASÓ EN TIEMPOS DEL CID.

Acabada que hubo la frugal cena, el noble don Miguel se colocó su camisón de noche, su gorro de dormir y sus pantuflas y se aprestó a leer:

Mientras leía a la luz vacilante de los candiles, el sueño comenzó a apoderarse de su ser y entró en un duermevela en el que entabló un diálogo con el personaje principal, de aquel libro de caballería que le habían entregado hacía pocas horas: EL CID CAMPEADOR

Y CERVANTES HABLA AL CID DE ESTA MANERA

Me enteré Mío Cid por historias que he leído
Que en miles de aventuras anduvisteis metido
Y me choca que entre tantas hazañas
Sólo anduvieseis por tierras de España.

Ningún libro ni historia de los héroes
Dejé de releer una y mil veces
Y me espanta, me asombra, me enloquece
Que en ninguno se escriba vuestro nombre
Si en extranjeras tierras acontece.

¿No sois vos don Rodrigo, el Mío Cid
Ese que gran pavor a todos causa
Cuando lucha sin treguas en la lid
Y al enemigo nunca le da pausa?

TRAS ESCUCHAR AQUELLO EL CID RESPONDE A CERVANTES

No exageréis Miguel, buen caballero
Tan sólo soy del rey un buen vasallo
Que lucha con constancia y con denuedo
Para un reino cristiano conquistallo.

Pero sabed Cervantes sin embargo
Que he soñado con vos y con un buen hidalgo
A quien no sé por qué magia o qué fuero
Le llamasteis Quijote a lo primero.

Tenía el buen hidalgo, venido de Castilla
Un hombre de compaña en su cuadrilla
Y portaba una adarga y un escudo
Desfaciendo maldades por el mundo.

Soñé que don Quijote luchaba con molinos
Y esto mi buen Cervantes, no lo entiendo:

¿Cómo pudo eso ser, o será el sueño
Que todo revolvió con sus entuertos
Y le envió a luchar por extraños caminos?

DON MIGUEL REPLICA AL CID

Mirad y ved atento don Rodrigo
Que parece mentira que soñarais
Con gigantes que sólo eran molinos
Y que en aquello vos, no repararais.

Y EL CID VUELVE A TOMAR LA PALABRA

Pero mirad Miguel, ya lo comprendo
Lo que fue un sueño fue mi pensamiento.
Pues revuelto con condes y princesas
Aquel noble Quijote de la Mancha
Su locura tornó en sabiduría,
Al cabalgar por llanuras inmensas
Y soñaba la noche como día
Montado en Rocinante muy a sus anchas

CONTESTA DON MIGUEL AL CID DE ESTA MANERA

Mas…¿Qué estamos haciendo buen hermano?
Cinco siglos separan nuestras vidas
Y yo al igual que vos, en vuestra exida
Escribo y hablo sólo en castellano.

Y EL NARRADOR RELATA

¿No es esto sorprendente? ¿No es acaso un milagro?
¡Sin duda es excelente! ¡Claro que Sí señor!
¡No hay que dudallo! Pues tras quinientos años
Otras gentes cual vos y yo, De seguro vendrán,
Y en eso no hay engaño, Que en castellano también nos hablarán

Y os quiero hacer saber queridos todos
Que de los mil prodigios que al Quijote
Y al Cid acontecieron cabalgando
En Castilla por montes y por llanos
Fue el mayor y más grande sin dudarlo
El que los dos hablasen castellano

DON MIGUEL DE CERVANTES SE ENTUSIASMA Y COMENTA A MIO CID

No podemos negar mi buen amigo
Y caballero andante don Rodrigo
Que hablando en castellano se comprende
Que más allá del mar lo hable la gente…

Es tan bello, tan limpio, tan sencillo
Que por hablarlo yo, me maravillo.
Ya no es sólo en Vivar y en sus aldeas,
Donde se escucha hablar / Es en España toda
Y aún más allá del mar / En la América entera.

Pero escuchad Mío Cid: Salgamos al camino,
Traspasemos las puertas de mi casa
Y veremos qué grandes desatinos
Por ahí fuera se pasan
Todo ha cambiado aquí – Nada es lo mismo.

CERVANTES, SORPRENDIDO POR LO QUE VE EN LA CALLE, CONTINUA HABLANDO AL CID

¡Es de noche y hay luces – que lo iluminan todo!
Y en aquellos carteles – hay letras escritas de mil modos
¡Hay caballos de hierro – y carrozas de acero!
¡No lo puedo creer – siendo hoy sincero!


¡Jamás las viera yo, – ni yo soñara con cosas semejantes!
¡Parece ser, según colegir puedo – Que el Mago Mascarante
Ha tornado a Babieca y Rocinante -En fieras bestias de color brillante
Y me parece a mí – que todo cuanto vemos
Es como una invención – Todo esto es nuevo.

Tornemos pues a casa don Rodrigo
Pues sólo me consuela que con letras de molde
Puedo leer el de Alcalá su nombre.

Y allí es donde yo habito.
¡Pero este no es mi pueblo, no es mi sitio,
Tampoco mi lugar, aunque está escrito!

Y EL CID DICE A CERVANTES

Non vos facedes más perturbaciones
Ni tengáis más asombros que os aquejen.
Han pasado diez siglos, cinco entre vos y yo
Y otros cinco parece – Que han pasado hasta hoy
¡Adeliñemos pues – ya que nada es igual
Vos a Alcalá Henares – y yo para Vivar!

MIENTRAS ESTO DICE A CERVANTES, DON ROFRIGO CONTINÚA SU CHARLA…

¡Qué misterio es aqueste, extraordinario!
Entiendo lo que habláis mi buen Cervantes
Y aunque casi seis siglos nos separan.
No me parece que estéis tan distante
Aunque resulta ser casi un milagro…

¡Pero es más raro, insólito y extraño
Que a esas gentes que por la calle pasan
Las comprendamos todo lo que hablan!

Y DON MIGUEL RESPONDE

No os asustéis querido don Rodrigo,
Diez siglos han pasado entre los dos
Y de una u otra forma vos y yo
De aquí y por siempre estaremos unidos.

Y no olvidéis jamás– Que esas gentes de ahí
Que montan en caballos de hierro
Y ruedan en bulbosas carrozas
Hablan cual vos y yo, con diferencias pocas…
Que muy fácil podemos colegir:
¡Hablan en castellano: eso es así!

Y EL NARRADOR CONCLUYE

En diciendo estas palabras – Entrambos dos caballeros
Don Miguel y don Rodrigo -Tras despedirse, partieron.
Don Miguel en Rocinante, – El Cid montando en Babieca.
Soñaba Miguel toparse – Con la sin par Dulcinea
Y el Cid camino hacia Burgos – Iba a encontrar a Jimena.

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