VÉRTIGO VERTIGO de Marianne Loeble

Reseña: Consuelo Jiménez de Cisneros.

Marianne Loeble, belga residente en la provincia de Alicante, nos ha regalado un ejemplar dedicado de su libro Vértigo Vertigo, que podría etiquetarse como un poemario bilingüe de la cotidianeidad. Editado por la colección Verso y Color de la Editorial Adarve, del Grupo Caudal de Madrid, ha aparecido recientemente, en este otoño de 2021. Recoge versos escritos a lo largo de 2020, un año ya histórico por haber sido el del confinamiento por pandemia, que ha producido obras literarias y artísticas como resultado, en este caso positivo, del encierro impuesto, lo que concede a los creadores tiempo y espacio para la reflexión y la elaboración de su obra.

La autora de Vértigo Vertigo es políglota (español, inglés, francés, flamenco) y ha sido profesora de idiomas. Ella misma nos cuenta, en la solapa del libro, que empezó a escribir muy joven, «para escapar de la soledad y porque le encantaba jugar con las palabras». Su formación y su experiencia le han permitido construir unos poemas sencillos, directos, conmovedores, donde no necesita recurrir a grandes artificios para emocionar. Y precisamente la emoción es el punto clave de la comunicación poética. Desde la colección Verso y Color se nos informa de que su pretensión es «entregar a los lectores poesía en su punto justo de emotividad». Un objetivo logrado en este libro tan especial.

Es un libro denso, de casi 250 páginas, pero hay que considerar que son dos libros en uno: la versión en castellano y la versión en inglés, donde los poemas aparecen intercalados en páginas contiguas. Cada poema va fechado, componiendo así una especie de diario lírico cuyo escenario son las tierras levantinas donde reside la autora. Como decía al principio, refleja la vida cotidiana de la autora con transparencia, una explosión del devenir de su día a día en todo su esplendor. Se evocan buenos y malos momentos en la dureza del confinamiento, con sus temores y melancolías. Lo que no impide a la autora disfrutar epicúreamente de los pequeños placeres de la vida: el cumpleaños de una amiga a la que dedica un acróstico, los paseos por la naturaleza, la alegría de un desayuno en el jardín, aprender a tocar el piano, montar en bicicleta… En definitiva: mantener el buen ánimo «a pesar de la lluvia» (título de uno de sus poemas).

Se recrean la fauna y la flora del lugar: el cormorán, la libélula, las verduras, los pinos, el césped… y por supuesto, su «perro de aguas español», al que define como «mi mejor amigo», lo que me trae a la memoria el maravilloso poema que Lord Byron dedicó a su perro, donde lo describía como «un ser con todas las virtudes de los seres humanos y sin ninguno de sus defectos». La identificación casi panteística de la autora con la naturaleza se aprecia, entre otros, en su poema «De flor a flor», donde escribe: «Me siento como una abeja ocupada, / una avispa tal vez / contando una nueva historia cada día / mientras salto en buganvillas / de flor a flor / para reunir el néctar en mi vuelo…»

Para dar una idea cabal del conjunto, habría que añadir que la crítica por la conducta destructiva de los seres humanos, la preocupación por los «sin techo» y la repulsa ante determinadas conductas sociales (como la de hablar mal de los ausentes) también están presentes en su poemario, sobre todo en la última parte, donde se hace preguntas sobre la actual problemática engendrada por la COVID, la contaminación y otros asuntos que a todos nos preocupan y atañen.

En conclusión: este bello conjunto de palabras nos retrata a una persona extremadamente positiva y comunicativa, que, con notable naturalidad y franqueza, nos hace el regalo de compartir su vida con nosotros a través de sus versos.

error: Content is protected !!
Este sitio utiliza cookies para ofrecerle una mejor experiencia de navegación. Al navegar por este sitio web, aceptas el uso que hacemos de las cookies.