Se nos fue Consuelo aquel dramático día,
se fue en una noche de agosto
cuando ella no lo esperaba.
Vino por ella en aquella aciaga noche,
arropada por una nube certera y oscura con viento frio y sin agua.
Volaba con destino fijo
con la brisa de un aire para llegar en la madrugada,
nadie se dio cuenta hasta que apareció el alba.
Sollozos y gritos compartidos por su familia,
y grandes amigos que desesperaban.
Voló y voló con sus alas grandes de espuma blanca,
por aquellas Rías antes de que llegara el amanecer
para volver a su mar diáfano
de hermosura y singular colorido.
Dormida, tapada y con ojos cerrados,
con el susurro de luna tranquila, esperando la barca
que te ha de llevar a ese rio sin agua y desconocido,
donde la luz iridiscente
te dirige por el camino, donde se estremece tu poesía.
Te has ido con silentes almas
y en calma, acunada por blancas manos
de ternura y consuelo,
para encontrar estrofas entre azules estrellas,
donde brillan como la transparente luz,
de la iluminada luna.
Manuel Mas
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