Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros.
La socióloga Maruja Moyano nos ofrece esta vez un título que se enmarcaría en el género de la intriga, ya clásico pero siempre atractivo. Esta novela tiene el subtítulo de «Todos mienten» que nos evoca los recursos de la gran autora por excelencia de este tipo de novelas: Ágata Christie, capaz de mantener hasta el final la curiosidad del lector para luego sorprenderle con un desenlace totalmente inesperado. Como también lo consigue nuestra escritora madrileña afincada en Alicante, popular por su incesante actividad en la promoción de los escritores y sus obras gracias a su Asociación Alas de Papel, de cuya creación dimos cuenta el pasado verano (NACE UNA NUEVA ASOCIACIÓN DE ESCRITORES: “ALAS DE PAPEL” – El Cantarano ).
La novela, aparecida en 2021, está bellamente editada en una colección diseñada por la propia autora, sobre la cual se puede encontrar más información en www.marujamoyano.com. No es una autoedición cualquiera, porque la autora ya ha publicado en diversas editoriales y esta es su opción para gestionar ella misma lo que escribe, opción cada vez más extendida ante las facilidades que al respecto nos ofrecen las nuevas tecnologías. Es un libro cuidado, del que aplaudimos la elección del tipo de letra, grande y clara, y del color del papel: un relajante tono amarillento. Y esto no son minucias, porque el libro no es sino un objeto físico que contiene una realidad inmaterial, cuyo el soporte puede y debe ser hermoso y asequible, como es el caso.
No nos sentimos autorizados a entrar en la trama o los elementos de una novela de intriga, pero sí dar algunas pistas -nunca mejor dicho- que nos orienten sobre lo que nos vamos a encontrar en esta. Las relaciones sentimentales y familiares son esenciales en el desarrollo de la historia, pero a diferencia de casi todas las novelas de este género, ¿Quién mató a Paula Koch? no empieza con un crimen, sino con un juicio. Y a lo largo de esas sesiones judiciales vamos a ir conociendo a los personajes que nos acompañarán en ese viaje misterioso que es la lectura de una novela hasta llegar a su final. El viaje se nos hace más ameno por escuchar, por así decir, distintas voces narrativas. La tercera persona, que es la narradora convencional, alterna con la primera persona, que, de manera mucho más directa, nos ofrece los sentimientos, dudas, temores y expectativas de algunos personajes. Los diálogos, en los que la autora es una experta según hemos apreciado en sus obras anteriores, resultan creíbles y cercanos.
Como en sus anteriores novelas, Maruja Moyano demuestra su gran pericia no solo para contar historias, sino para escribir como una iniciada en la materia de que se trate. Es, en efecto, obligación del novelista documentarse sobre todo aquello a que se haga referencia en su novela: así que un buen autor de novelas ha de saber de psicología, naturaleza, historia, folklore y mucho más, según el caso. Aquí, la autora parece dominar los tecnicismos del lenguaje judicial sin hacerse por ello monótona o incomprensible, pues el cine, la televisión y otra novelas nos han familiarizado con el mundo de las togas y la judicatura, lo que no le resta mérito. Si el primer capítulo sucede en un tribunal de Justicia, el último ocurre en un ámbito privado del que nada podemos decir para no anticipar la gran sorpresa final de la novela, que dejará al lector literalmente con la boca abierta. Creo de veras que ni Ágata Christie habría podido rematar mejor un argumento.
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