MUJERES EN EL MUSEO ULPIANO CHECA

Autora: Consuelo Jiménez de Cisneros.

El reciente premio literario de narrativa breve que me fue concedido en Colmenar de Oreja del que damos cuenta en la sección de Actualidad nos ha llevado a visitar esa histórica localidad madrileña. Un lugar que, entre otros puntos de interés cultural, cuenta con un magnífico museo dedicado al pintor Ulpiano Checa (1860-1916), artista de recorrido y éxito internacional originario de Colmenar. Dada la ubicación de esta población, es posible que muchos desconozcan la existencia del museo que lleva su nombre, pero podemos acreditar que solo por visitarlo vale la pena el viaje. Y esta es la experiencia que querría compartir con los lectores de El Cantarano en los inicios de este mes de marzo donde homenajeamos a la mujer desde todas las perspectivas a nuestro alcance.

Como en la obra de cualquier artista, la mujer tiene un papel esencial en la de Checa. Destacamos los retratos familiares dedicados a su abuela, Eulogia Fernández, mujer de serena belleza en la vejez, una etapa de la vida que Ulpiano Checa retrata con particular atención y ternura; a su hija Carmen, que comparte protagonismo con su hermano Luis en una deliciosa escena familiar; y por supuesto, los retratos por encargo a mujeres muy diversas. Entre estos encargos destacan lo que llamamos «las mujeres lectoras», que ponen de manifiesto cómo la lectura era una actividad aceptada para las mujeres de la época que incluso gozaba de cierto prestigio; de ahí que ellas quisieran representarse de ese modo.

La temática de la representación de mujeres lectoras se sitúa entre los años de 1904 a 1911. El artista envió su primer cuadro de este género a Nantes en 1904 y presentó uno de los últimos en una Exposición de la Sociedad de Artistas Franceses en 1910. En 1911 hizo un encargo particular que se exhibió en el Salón de Orán y en la Sociedad Lionesa. Tres cuadros de mujeres lectoras se pueden ver en el museo de Colmenar. Estos son los títulos: «Lectura placentera» nos muestra que la lectura se consideraba una actividad de ocio y entretenimiento. «Reveuse» («Soñadora» en español) insiste en la aplicación a la lectora de una valoración positiva con connotaciones que unen lo imaginario (la ficción lectora) con lo placentero. «La Liseuse» o «Pensive» («La lectora» o «Pensativa») remarca la condición de la lectura como ejercicio de reflexión. En todos los casos, las mujeres aparecen con expresión serena o bien sonrientes y alegres.

De los retratos femeninos exhibidos en el museo, alguno llama especialmente la atención porque constituye un documento histórico que da fe de la existencia de mujeres rompedoras, capaces de enfrentarse a retos considerados tradicionalmente masculinos, como lo sería el toreo. Es el caso de la mujer torera conocida como La Martina, nacida en Colmenar, de asombroso y largo recorrido como torera, cuyo ejemplo animó a otras mujeres. Reproducimos lo que de ella se cuenta en la cartela que acompaña su retrato: Martina García fue una famosa torera que nació en Colmenar de Oreja el 25 de julio de 1914. Huérfana de padre y madre a los siete años, a los catorce se fue a Madrid como niñera y pasó luego como cocinera a un bar en la calle Hortaleza, próximo al café de la Concepción, propiedad del Sr. Ballester, protector de Ulpiano Checa. Aparece como banderillera en 1837 y el 18 de febrero de 1838 debuta como matadora con su propia cuadrilla. Se retiró en la plaza de la carretera de Aragón, posiblemente en 1880, a la edad de 66 años. El éxito obtenido por la torera de Colmenar lanzó al arte del toreo a varias muchachas, porque la Martina, más que una novillera, fue una institución. Cuentan que Cúchares, con quien había toreado en diversas ocasiones en corridas mixtas, le dijo: «Martina, si lo que te sobra de valentía lo tuvieras de conocimiento de las reses, serías tanto como yo».

Otra mujer relevante retratada por Checa es la poetisa francesa Philadelphia de Gerde, amiga del conocido escritor Federico Mistral, con el cual contribuyó a devolver su esplendor a la lengua provenzal, escribiendo en ella la mayor parte de su producción literaria. Esta mujer además, debido a su belleza y desenvoltura, sirvió de modelo a Checa para un cartel publicitario de los ferrocarriles franceses.

Finalmente estarían las mujeres imaginarias, como la ninfa Egeria que se representa desnuda ayudando a Numa Pompilio en la redacción de las leyes de Roma. Es una forma de reconocer el papel relevante de la mujer como asesora o inspiradora en las labores intelectuales.

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