LIBROS Y VERANO

Evocaciones y sugerencias de lectura de Consuelo Jiménez de Cisneros.

El verano es tiempo propicio para la lectura. El calor hace que se sienta cierta pereza y se prefieran pasatiempos tranquilos. He aquí mi particular recuerdo de cuatro libros clásicos y mi recomendación de otros dos recién publicados que contienen el verano como ingrediente fundamental.

El sueño de una noche de verano. Shakespeare.

Este título me evoca las adaptaciones de obras clásicas que tantas veces hice en mis cursos de literatura. En los intensos años ochenta adquirí varios libritos de una colección de La Galera (este título se publicó en 1980) que proponía puestas en escena sencillas que inspiraron algunas de mis actividades. El sueño de una noche de verano es un título lírico que podría ser el primer verso de un poema, pero en verdad es una extravagante comedia donde se mezclan hadas, duendes, reinas y princesas con personajes de a pie en un bosque mágico en el que suceden, con toda naturalidad, las cosas más increíbles.

El mismo mar de todos los veranos. Esther Tusquets.

Nos lo regaló una buena amiga mientras vivíamos en Holanda, para que estuviéramos al tanto de lo que se publicaba en España. Fue la primera novela de su autora, publicada en 1978 y que la consagró. Y fue también lo primero que leí de Esther Tusquets. Me impresionó la sinceridad de su brutal historia lésbica.

El verano feliz de la señora Forbes. Gabriel García Márquez.

Leí este breve relato en una edición de bolsillo que sorprendía por su papel verjurado blanco roto y sus exquisitos dibujos de portada. Hablo de la colección Textos Tímidos de editorial Almarabu que publicó este relato en 1986. Era una historia circular, escrita en el habitual estilo hipnótico del Nobel colombiano, que empezaba como un juego y acababa con una inusitada violencia. De hecho, comienza con una serpiente de mar muerta y acaba con un ser humano muerto (no diremos quién para no anticipar el final).

Las bicicletas son para el verano. Fernando Fernán Gómez.

Publicada en 1984 aunque escrita unos años antes (en 1978 obtuvo el Premio Lope de Vega del Ayuntamiento de Madrid. La guerra civil vista como drama cotidiano, que sucede en ese Madrid «rompeolas de todas las Españas», narrado con realismos pero sin acritud. Un libro manoseado, subrayado y anotado por las muchas veces que lo tuve que explicar en clase. Diálogos inolvidables y versión cinematográfica ochentera con actores emblemáticos, como Gabino Diego y Agustín González.

El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes. Tatiana Tibuleak.

Un éxito europeo publicado en España por Impedimenta en 2019, traducido del rumamno por Marian Ochoa de Eribe. Con un lenguaje moderno, trata un drama clásico y eterno: las relaciones materno-filiales. Durante unas vacaciones de verano muy especiales, madre e hijo intentan una reconciliación después de una pérdida. Pero es el recuerdo de ese verano el que el protagonista debe recuperar para seguir viviendo.

El verano que volvimos a Alegranza. María Fernández-Miranda.

Esta periodista asturiana que se dio a conocer con un ensayo feminista sobre un tema candente (No madres) acaba de publicar hace solo unas semanas (en junio de 2021 y en Plaza&Janés) su primera novela, ambientada en su tierra e inspirada, inevitablemente, en su experiencia, aunque insista en que no se trata de nada autobiográfico. Sin embargo, la protagonista también es periodista y asturiana… Una agradable y amena lectura veraniega.

Ilustración: portada de Pilarín Bayés para una adaptación de la comedia de Shakespeare hecha por Aurora Díaz Plaja en la colección «Teatro. Juego de Equipo» de La Galera (nº 27). Barcelona, 1980.

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