MIS EXPERIENCIAS Y RECUERDOS EN EL INSTITUTO JUAN DE LA CIERVA DE TETUÁN CUANDO LE RETIRAN EL TÍTULO DE CONDE AL INVENTOR JUAN DE LA CIERVA

Autora: Consuelo Jiménez de Cisneros.

Leo con doloroso estupor que le retiran el título de conde al inventor murciano Juan de la Cierva, una figura de la que la historia de la ciencia de España y del mundo se siente justamente orgullosa. El motivo es que coincidió cronológicamente con Franco y al parecer no le mostró excesiva enemistad. Ni tampoco tuvo tiempo de mostrarle excesiva amistad, puesto que falleció a causa de un accidente de aviación en Inglaterra el 9 de diciembre de 1936.

Vuelvo con el recuerdo y la nostalgia al Instituto de Formación Profesional Juan de la Cierva de Tetuán, que es uno de los muchos y magníficos centros educativos que España dejó en Marruecos mientras ese país tuvo la suerte de contar con un Protectorado español que tanto bien cultural, artístico y vital les aportó. Viví y trabajé en ese país maravilloso cinco años y medio -desde 2010 a 2016- así que hablo con conocimiento de causa. Mi querido Tetuán que tanto amé, con su escuela de Bellas Artes -la primera construida en Marruecos por los españoles, anterior a la que hicieran en Casablanca los franceses-. El barrio español, con sus casas blanquísimas, pegado a la Medina. La plaza Primo cuyo nombre nadie ha cambiado (y se refiere a Primo de Rivera). Los pabellones Varela, así nombrados en honor al general que los hizo construir y cuya memoria en España se ha defenestrado, que aún conservan su nombre. Los marroquíes tienen el buen gusto de respetar la Historia y no perder el tiempo en cambiar la nomenclatura.

En aquella ciudad a un paso del mar y de la montaña viví un breve e intenso periodo del tiempo de mi vida, y allí abrí un centro cultural Lerchundi. La gente me conocía y había hombres educadísimos (yo ya no sabía ni me importaba si eran españoles o marroquíes: eran tetuaníes) que me saludaban desde las mesas de los cafés con un suave deje castellano-andaluz.

Y en aquella ciudad España dejó tres centros educativos que todavía funcionan: el Instituto Español Nuestra Señora del Pilar, actual Instituto de Enseñanza Secundaria y Bachillerato, cuyo centenario viví y del que conservo un diploma conmemorativo; el colegio Jacinto Benavente con su salón de actos decorado al que dediqué mis versos -y tuve la oportunidad de conocer al artista marroquí autor de sus frescos-; y el Centro de Formación Profesional Juan de la Cierva, el único centro español de Formación Profesional ubicado en el exterior. En los tres trabajé y viví experiencias inolvidables. Del Juan de la Cierva recuerdo su revista Autogiro, así llamada como un guiño al inventor que dio su nombre al centro, y recuerdo haber publicado un libro de un profesor de dicho centro en la etapa en que yo me ocupaba de las publicaciones educativas desde la Consejería de Educación de la Embajada de España en Rabat. El Juan de la Cierva cedió sus instalaciones para que un grupo, mayoritariamente de mujeres -aunque los varones estaban admitidos- practicáramos yoga con una experta que venía desde Granada (y yo, en aquel entonces, iba desde Rabat).

El Juan de la Cierva estaba ubicado en un reducto magnífico trazado por los españoles que contenía escuelas, hospitales, centros de administración, iglesia y mezquita -pues el respeto a la cultura local era absoluto-. Todo lo cual aún se conserva, y allí mismo está la residencia de mayores más bonita del mundo para los españoles con raíz tetuaní, gestionada por monjas, donde cada habitación tiene un mini patio en su entrada. 

Leo como corolario a esta noticia otra que expresa la polémica suscitada por la propuesta de poner el nombre de Juan de la Cierva al aeropuerto de Murcia. Si el señor de la Cierva fuera declaradamente de izquierdas o republicano no habría polémica, pero como no es el caso, la hay. Así funciona el sectarismo repulsivo que sufrimos actualmente. 

Ilustrísimo señor don Juan de la Cierva y Codorníu: la miseria moral y la ignorancia supina no te podrán nunca quitar la nobleza, que es mucho más que un título nobiliario. Tu nombre sin mancha va a perdurar, el de ellos se olvidará porque no vale la pena recordarlo.

Instituto Juan de la Cierva. Foto de la Web del centro.

Foto de portada del ingeniero Juan de la Cierva fechada el 26 de mayo de 1920. Wikimedia commons.

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