LA FLORA QUE NOS ACOMPAÑA

Fotografías y textos de Emma Romerales Kessel. Edición de Consuelo Jiménez de Cisneros.

La mayoría de nosotros vivimos en ciudades, pero algunos tienen el privilegio de disfrutar de un espacio natural en el campo o la habilidad de crearlo en los balcones de sus casas urbanas. La profesora y naturalista Emma Romerales nos presenta algunos ejemplos de esa flora que nos acompaña silenciosamente entre la primavera y el verano, sin que apenas reparemos en ella. Ofrecemos una selección de imágenes  tomadas desde marzo hasta agosto de 2021, que muestran una docena de ejemplares botánicos, variados prodigios de la naturaleza en forma de flores y frutos que nos sorprenden, cautivan y alimentan.

1. El regalo de un árbol: Tilia cordata. Nos brinda la perfumada infusión de tila, cuyos efectos calmantes son bien conocidos.

2. Malváceas. Malva silvestris. Flora usada en medicina natural contra los cólicos, la fiebre, la tos y los forúnculos.

3. Rosácea. Las flores de las rosáceas, cuyos frutos comestibles son tan apreciados, se parecen tanto que para un profano son difíciles de distinguir. Estamos hablando de las flores del ciruelo, del almedro y del melocotonero que tienen casi la misma apariencia. Todas ellas, visitadas con entusiasmo por insectos polinizadores como nuestra querida abeja común, apis melifica, que podemos apreciar en la fotografía, donde el árbol daría la fruta conocida popularmente como «fresquilla», una de las múltiples variedades del melocotonero.

4. Jacinto. Hyacintus. Procedente de Asia Menor, se ha desarrollado en floricultura hasta dar magníficos ejemplares cuyo carácter más significativo es el perfume.

5.Rutácea. La familia a la que pertenecen naranjos, limoneros, mandarinos y un largo etc. Tiene la belleza de una joya, con su grueso pistilo y su color blanco níveo, y seguramente ha inspirado joyas.

6. Los reyes del verano… Los sabrosos meloncitos Galia y Cantalup que pueden acompañar comidas dulces y saladas.

7. Estas espléndidas flores serán hermosos frutos. Darán kiwis dorados… Actinidia deliciosa.

8. La buganvilla es una planta trepadora muy extendida en el ámbito mediterráneo, aunque su origen sea americano. Lleva el nombre de un navegante francés a pesar de haber sido descrita por botánicos españoles. Luce diversos colores (aquí un intenso fucsia) con los que adorna los muros de un sinfín de edificios en nuestras costas.

9. Flora tropical en el Mediterráneo: hibiscus (rosa sinensis) muy utilizado en jardinería y en la actualidad adornando casi todos los jardines de la costa mediterránea.

10. Camellia tea. Espléndido ejemplar de camelia cuya floración comienza en la primavera temprana, dependiendo no solo del clima en la comarca, sino de cómo se la sitúe en el jardín (orientación, abrigo, etc.). El árbol de la camelia, si está en maceta, no debe girarse durante la floración, puesto que, en ese caso, las flores se girarían hacia la luz, se estrangularían y caerían. Como curiosidad, recordar que la Universidad de Oporto goza de un magnífico jardín con cameleros arbóreos que florecen en abril.

11. El Pistacia lentiscus produce la almáciga, una resina fluida con valiosísimos usos en el pasado, en odontología por ejemplo para los rellenos de los empastes dentales (ya en épocas pretéritas como el Renacimiento, siglo XVI). Hoy relegada a la preparación de pinturas y barnices.

12. Mandarino. Citrus reticulata. En plena sierra de Gredos, junto al Pico del Mirlo (1.200 metros) florece y fructifica el mandarino. Bien es cierto que con cuidados muy especiales. Su dulce fruto acompaña guisos, postres, etc.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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