HAMADRÍADE. POEMARIO DE MARIA MANUELA ANGULO BATISTA

Reseña de Francisco Mas-Magro y Magro.

En el momento de la publicación del libro, María Manuela Angulo Batista es una joven de 17 años que ama la literatura desde su niñez.

Caminaba yo un tanto aburrido por las calles de este mi Alicante abochornado por el calor de un verano que caía sin piedad, húmedo y caliente, como deben ser los veranos.

Ah, pero no es lo mismo que el sofoco caiga con la juventud en flor, que a mis setenta y seis años (bien llevados gracias a los cuatro ejercicios que me impongo en el gimnasio -que de algo ha de servirme mi conocimiento del proceso de envejecer. Que uno ha estudiado para, al menos, hacerse caso a si mismo).

Cuando camino por la calle Italia, siempre, me detengo en la librería CILSA. Refresco mi cuerpo con la suave temperatura del local y curioseo las novedades.

Hacía unas semanas, coincidiendo con la Feria del Libro, el husmeo topó con un poemario de buen aspecto. Un poemario un tanto desestructurado firmado por una criatura de la zona. Poco me costó reseñarlo para El Cantarano. Poco había que decir del mismo.

Sin embargo, ese día de calor sofocante y desgana anímica, fui a dar con un hermoso ejemplar, gris, sencillo. Un libro agradable al tacto.

HAMADRIADE. Su título. ¿Hamadriade? En el saco de conocimientos de un médico que escribe hay muchos ”huecos” sobre todo literarios.

Le eché un vistazo. ¡Caramba! Me iba enganchando la poesía de María Manuela y lo compré.

Lo primero que hice fue averiguar el motivo de su título: HAMADRIADE.

Un Adriade es el alma de un árbol. La hamadriade, la ninfa del árbol, aquel espíritu que da vida al mismo. Y a diferencia de nosotros, cuando el árbol muere, también muere la Hamadriade.

Conforme iba introduciéndome en la poesía de Angulo Batista, fui admitiendo la belleza de su estructura. Poema a poema se ilustraba con una vuelta a la solapa del libro. Necesitaba ver la imagen de la escritora. Notar su juventud, casi su niñez a punto de concluir. Esa sonrisa de 17 años, con la certeza de un libro ya en su haber y toda la ilusión que aporta un futuro por delante.

Quien esto escribe, el futuro lo lleva como una mochila de turista de segunda, a la espalda. Ya no se llama próximo, ahora se llama pasado y, reconozco, tiene consideraciones muy distintas. Es la vida concluida. El futuro para un anciano es un enigma. Y te entra una prisa inútil que solamente sirve para reconocerte pegado a una vida llena de objetos, hazañas, hechos, que, habiendo sido, son tu propia existencia. Y a esperar.

Es curioso, en el primer encuentro con la autora, leer un prólogo firmado por ella misma.

Calma dulcemente a su ser, espera la hamadríade a la muerte anunciada, revelando sus secretos más íntimos, pensamientos audaces a su árbol ya marchito, ¡y aun así escuchada!”

Pienso en mí. En mi “hamadríade” preparando su salto a lo Eterno.

Entro en la lectura y me ocurre como en el poema I de la página 13.

Me asomo por el balcón
Y escucho la calma dulce
Que susurra gloria
A los oídos sordos.

Ese fue mi sentimiento. Y, conforme iba, como lector, introduciéndome en la obra, apreciaba la madurez de la poeta, que se expresa con hermosas metáforas que son el alma de la poesía. Su “hamadríade”.

Vuelvo, repetidamente, casi obsesivamente, a la solapa de la portada, observo a la joven y creo se trata de un tesoro con posibilidades.

Observo un futuro que muchos quisieran para sí. Que yo hubiera querido para mí, cuando aquellos versos inmaduros de mis años de estudiante.

Y me transformo, desde mi edad, en alma amorosa, cuando me llega su poema:

V

Te abrazaría
Hijo de los cielos
Sin manos y sin cuerpo
Te abrazaría.

Con mis dulces palabras
Con mis manos heladas
Y mis lágrimas a mares.

Me voy a la segunda parte del poemario. La hamadríade, sentada a la sombra de su árbol, inclina la cabeza lentamente y la deja caer sobre uno de sus hombros.

La hamadríade padecía el sentimiento de soledad más absoluta…/…echando raíces profundas en el corazón y haciendo morir a todo el resto de juicio que allí quedara”.

LIV

Huérfana de calle
De sombra
Perdida bajo el viento
A la merced del azar
Y las nubes del cielo

Camina desértica
Entre tierras y mares
Sin sentir el suelo
Bajo sus pies descalzos
Sin sentir pulso
En su pecho ya carcomido.

El poemario -es mi criterio quien opina-, decae un tanto en una segunda parte escrita, aparentemente, de modo forzado.

El libro no precisaba extenderse hasta el poema CXIV

Se observa cierto cansancio a partir del LXXIX, concretamente en este

XCI

Vida mía
Te has ido
Vida mía
Y me has dejado
En el suelo partida
…/…

Sin embargo, he de destacar el LXXXII

Se me anudan las venas
Al ver tu frente
Ensangrentada
Con mi sangre.
…/…

Y el LXXXIII:

Dame una pizquita de miel
Endúlzame de la cabeza a los pies
Una porción de luna
Del color del sol y con brillo de estrella
…/…

Y el CIII

La noche hoy es oscura
Nada se distingue
De los negros cielos
Pero el viento canta
…/…

Como se puede leer en la contraportada de este bello ejemplar de libro, bien construido por la Editorial valenciana NPQ, elegantemente maquetado y tratado con especial cariño:

Hamadríade es un canto a la vida, al sentimiento más puro, abordando en cada una de sus tres partes temáticas atemporales como lo son, respectivamente: el amor, el desamor; la soledad, la esperanza, recuerdos eternos, vida, muerte y un muy necesario canto a la libertad.

En definitiva, una sugerente obra. Un primer trabajo de la joven escritora madrileña a quien, con la poca humildad que me confiere la edad, aconsejo no tener prisa.

Vuelvo la mirada a la foto de portada y, sorteando la “pelusa”, afirmo que María Manuela Angulo tiene futuro.

HAMADRÍADE. MARIA MANUELA ANGULO BATISTA. NPQ EDITORES 2023. ISBN: 978-84-19440-52-5

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