Autora: Consuelo Jiménez de Cisneros.
Hasta el día 4 de julio se puede ver una interesante, amena y didáctica exposición sobre el trabajo de la alfombra en Crevillent, tradición milenaria que se remonta al tiempo de los árabes (algunos le ponen la fecha de 1411) pero que ha sabido adaptarse a los nuevos gustos, tendencias y materiales de la actualidad sin perder su esencia.
La exposición se ubica en la Sala de Exposiciones del Palacio de la Diputación de Alicante, sita en la planta baja. Nada más entrar, se hace un recorrido diacrónico por la historia de esta artesanía que es también industria y se resalta el hecho de que Crevillent se considere la capital de la alfombra. Un vídeo muestra todo el proceso que logra convertir la lana en alfombras, aunque hoy en día se trabaje también con otros materiales, algunos sintéticos. Una entrevista con el anterior alcalde de Crevillent, César Augusto Asencio, nos recuerda que el noventa por ciento de los compradores de alfombras crevillentinas son nacionales.
Diversos paneles con fotografías ilustran diferentes aspectos históricos y técnicos del trabajo de la alfombra. Entre los nuevos materiales observamos muestras de poliéster, algodón encerado y trenzado, sisal o yute también trenzado, e incluso algodón combinado con papel para las alfombras tipo tatami. De todos estos materiales están hechas las alfombras que decoran la pared derecha a la entrada, mostrando modernos diseños.
A la izquierda, las fotografías en blanco y negro de los años sesenta nos recuerdan que aquellos años fueron de gran esplendor para los fabricantes de alfombras de Crevillente (entonces el pueblo se llamaba así) y que las fábricas y comercios de alfombras eran abundantísimos en sus calles y plazas. Ya en aquella época se hacían exitosas exposiciones como demuestra el archivo fotográfico.
La importancia de la mujer en el proceso de elaboración de las alfombras es uno de los aspectos que más se remarcan en las citadas fotografías, donde vemos a las mujeres perfectamente integradas en diferentes tareas de las fábricas de alfombras: cosiendo, pintando, ribeteando, reparando y repasando. También se las ve en tareas muy específicas, como las «entachadoras». Y por supuesto, picando y trabajando el esparto, material que se empleaba alternativamente con la lana.
Una alfombra tejida exprofeso para la ocasión con el escudo de la Diputación de Alicante preside la parte central de la sala. Los grandes espacios que permite la sala son el ámbito ideal para lucir debidamente las alfombras exhibidas, de diferentes técnicas y estilos, adaptables a todos los gustos. La exposición se complementa con algunas vitrinas que contienen instrumentos y herramientas curiosas.
Se hace especial mención de la UNIFAM, asociación empresarial de la alfombra que vio la luz en 1977 con catorce compañías crevillentinas y que continúa en la actualidad acogiendo a empresarios de la alfombra de toda España.
Para expresar las connotaciones mágicas y legendarias de las alfombras, el cartel de la exposición se ilustra con una especie de lámpara de Aladino que evoca todo el orientalismo y el misterio ligado a estos textiles que acompañan silenciosamente nuestra vida diaria y hacen nuestros hogares más bellos y confortables.
Hace un par de años dediqué un poema a la alfombra de Crevillent, y lo incluyo como conclusión y homenaje personal a las alfombras que han estado conmigo en todos mis destinos dentro y fuera de España, pero sobre todo a aquella primera alfombra que mi padre me llevó a elegir a Crevillente y que sigo conservando, junto con las más recientes que me han regalado amigos crevillentinos y que me acompañarán siempre.
Un soneto dedicado a los artesanos de la alfombra de Crevillent
En recuerdo de mi padre, Miguel Jiménez de Cisneros, que, cuando compré mi primera casa en 1978, me llevó a Crevillent a que eligiera una alfombra que todavía conservo.
Hicieron habitable el duro suelo
y el hogar se tornó cálido y suave,
tomó una calidad de pluma de ave
y un colorido de florido cielo.
La tela descendió para ser velo
donde el pie se posase. Nadie sabe
quién diseñó primero o con qué llave
se abrió la fantasía y alzó el vuelo.
Paisajes, formas, nudos de color
rimados con geométrico rigor
ocupan el espacio transcendido.
Ellos, los artesanos de la alfombra
nos dejaron su herencia, fondo y forma
de la cultura que nos ha mecido.
Consuelo Jiménez de Cisneros
Poema publicado en la Revista de Moros y Cristianos de Crevillent de 2020.
REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE LA EXPOSICIÓN
(Fotos y textos de Consuelo Jiménez de Cisneros)