Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros.
La Universidad de Alicante edita este libro aparecido con motivo de la jubilación del profesor Rafael Alemany Ferrer y su paso a catedrático emérito. Casi quinientas páginas; cuatro personas, incluida la rectora de la Universidad de Alicante, para las salutaciones y presentación; cuarenta y nueve firmantes de artículos diversos en catalán, valenciano y castellano, con la única conexión de tratarse de literatura; un poema final. Solo falto yo, pensé, que debí estar y no estaba, habiendo sido su primera alumna de matrícula de honor en su primer curso como docente universitario: el de 1976-77 del CEU de Alicante, cuando aún no éramos Universidad. Esa Universidad que no me quiso y que me hizo irme, una y otra vez, hasta alcanzar mis veintiún años fuera de España, en diversos destinos que forjaron, sin duda, lo mejor de mi experiencia profesional.
Rafael Alemany siempre formará parte de mis inicios en la investigación literaria. Él me inclinó por la literatura medieval, aunque luego mi interés se abriera a otras épocas, amplio y caótico como mi vida, pero constantemente entusiasta. Le debo unos versos de homenaje a su trayectoria y algún día se los escribiré -aunque él me asegura que conserva algunos míos que yo he olvidado, donde probaba a escribir a la manera de no sé qué medieval estrofa-.
Fue un profesor inolvidable por su temperamento, serio e irónico a un tiempo -de su ironía da fe su cita inicial del Tirant, una de las obras que más y mejor ha estudiado-; por su sabiduría, adquirida de los grandes, como su maestro Francisco Rico, y de sus numerosísimas lecturas, que es donde yo también aprendí tanto. Y ahora es un buen amigo al que puedo consultar, con quien puedo coincidir. Ni el espacio ni el tiempo han podido con nosotros.
Yo quisiera que esta prosa fuera en verso, uno de esos ramilletes que se regalan a las personas queridas, o de esas coronas vegetales que se imponían a los triunfadores. Mi felicitación por ese justísimo reconocimiento plasmado en este docto y vasto volumen y mi ánimo para sus proyectos en marcha: grande, incansable Rafael Alemany.