EN LAS VÍSPERAS DEL DÍA DE DIFUNTOS: EVOCACIÓN SANJUANERA DE MIGUEL HERNANDEZ

AUTOR: JULIO CALVET BOTELLA

 

Para cuando me ves tengo compuesto,
de un poco antes de esta venturanza,
un gesto favorable de bonanza
que no es, amor, mi verdadero gesto.

Quiero decirte, amor, con sólo esto,
que cuando tú me das a la olvidanza,
reconcomido de desesperanza
¡cuánta pena me cuestas y me cuesto ¡

Mi verdadero gesto es desgraciado
cuando la soledad me lo desnuda,
y desgraciado va de polo a polo.

Y no sabes amor, que si tú el lado
mejor conoces de mi vida cruda,
yo nada más soy yo cuando estoy solo.

Miguel Hernández, El Silbo Vulnerado (1934)

La noche de San Juan, que conmemora en la tradición cristiana el nacimiento de Juan el Bautista, tiene orígenes antiguos y sensaciones de misterio. Es la noche del fuego. Cuando el hombre primitivo descubrió el fuego, descubrió el alma de la vida: el calor, la luz, el color, el cocimiento de los alimentos. Se volvió la noche en luz encarnada con el gris muy blanco de la nieve. Y reconocieron la naturaleza, quienes vivían ateridos de los fríos de los inviernos ancestrales. El fuego llego a ser objeto de culto y veneración. Yo creo, que desde esta perspectiva, el fuego es el origen de unas festividades que se llaman las Hogueras de San Juan. Hay una noche de culto y de renovación en la que se queman todas aquellas cosas ya inservibles, para provocar un nuevo amanecer, o si se quiere como un nuevo año. Hay una tradición crematística de lo que ya no sirve o no queremos conservar. Un auténtico re-nacer a lo nuevo. Una vuelta al principio. Sea como fuere, la noche del 23 de junio y la madrugada del día 24 de junio conmemoran esta fiesta, que como apertura de la puerta del verano, tras el solsticio del día 21 de junio, nos abre de alegría esta etapa del año.

Alicante se distingue por las hogueras. Son como pequeños y grandes monumentos llenos de artísticas figuraciones obra de eminentes artistas artesanos. Sirvieron de argumentos los contenidos de costumbres y hasta criticas domésticas y populares respecto de políticos locales o de actividades risibles, pero este año he contemplado una transformación notable cuanto al menos en la hoguera de la llamada Seneca-Autobuses, que a la ha vestido de arte y poesía.

Don Antonio Machado, Federico García Lorca y Miguel Hernández presiden su envoltorio. No sé el nombre del autor constructor de la hoguera, ni su ultimo pensamiento, pero fijándome en los rostros de los poetas retratados, me parece que su constructor-escultor, porque no le puedo llamar de otra forma, es un grandísimo artista. García Lorca nos está mirando desde su elegante pose, y el rostro sereno y la mirada a lo lejos de Miguel Hernández me ha llenado mi pensamiento de encontrados secretos.

Miguel Hernández tuvo una vida desgraciada. Se mire como se mire así fue. En su niñez, en su juventud, en su adolescencia, en el tiempo de su vivir y en su triste muerte. Su vida fue un abandono total, y una lucha inclemente. Ahora en esta etapa de la historia literaria, no ajena de postulados político-sociales, donde los elogios y homenajes no cesan, Miguel Hernández, nunca podría creérselo si ahora lo supiera. Pero es así y afortunadamente sucede para Miguel Hernández. Y yo como paisano suyo, -en Orihuela, su pueblo y el mío-, y lector de sus veros, lo celebro gozosamente.

Y este pasado mes de junio, le he visto esculpido en la hoguera alicantina de Séneca-Autobuses, con una mirada serena que mira al infinito, o tal vez que a donde mire sea a su Alicante vital. Porque su Alicante vital, fue donde se apagó su vitalidad. Aquí tras grandes penurias sucedió su triste muerte. Sucumbió a su enfermedad entre miserias carcelarias. Y si ante la hoguera miramos exactamente la posición en que del autor de la misma lo colocó, nos vamos a encontrar con que su mirada se dirige a la cárcel donde se extinguió tan joven vida. A la Cárcel de Benalúa, hoy curiosamente convertida en sede de Juzgados, sin descomponer su estructura arquitectónica.

No puedo juzgar los sentimientos ajenos, pero puedo pronunciarme de los míos propios. Y los míos no excluyen la tristeza por su penosa muerte.

Y dejo aquí mis recuerdos sobre Miguel Hernández en la hoguera de Séneca-Autobuses de 2023. Aunque su imagen fuera pasto de las llamas como todas las hogueras en la noche de San Juan, Miguel Hernández, «el rayo que no cesa», como dice su libro, y yo le denomino, estará con nosotros los que creemos en él, y que con Ramón Sijé, queremos que vuelva, porque “tenemos que hablar de muchas cosas”.

Escribo estas letras en la proximidad de la conmemoración de los “Fieles Difuntos”, como homenaje y recuerdo al gran poeta de Orihuela y de la lengua castellana.

Y a mi Orihuela del alma.

ALICANTE 29 de Octubre de 2023.

Julio Calvet Botella es Magistrado y Escritor.

 

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