DOS POEMARIOS DE MARIANO SÁNCHEZ SOLER.

Reseña: Consuelo Jiménez de Cisneros.

Desprendimiento (2015) y Para los que brillan con el beso eléctrico (2019).

MARIANO SÁNCHEZ SOLER es uno de los poetas alicantinos más reconocidos. A su formación académica como periodista, profesor universitario y doctor en Historia, se une su sensibilidad literaria. Dos poemarios separados por cuatro años de distancia dan fe de su madurez lírica.

El primero, Desprendimiento, está impreso en la colección «Los versos de Cordelia» dentro de la serie «Reino de Cordelia», nombre que nos evoca a uno de los personajes femeninos de Shakespeare más entrañables: la buena hija, la princesa heroica de trágico final. Es un libro-objeto que casi parece una pequeña obra de arte por sus dimensiones de cuadro, ilustrando la portada con unas hojas otoñales que parecen poder tocarse. Siempre he creído que un libro de poesía no es un libro cualquiera: que tiene la obligación de ser además un objeto bello, lo cual se cumple aquí con creces.

El poemario se abre con una connotación de esperanza insinuada en la cita de Antonio Machado: «Hoy es siempre todavía». Una declaración del valor de la temporalidad, pues, como ya definió el mismo Antonio Machado, «la poesía es la palabra esencial en el tiempo». Y esta palabra, estas palabras, son las que la poesía nos trae una y otra vez, como las olas del mar, poniendo ante nosotros el pasado, el amor, la nostalgia, una filosofía de vida determinada. En este caso, el pasado tiene un componente autobiográfico dramático: la muerte de la hermana pequeña, que el poeta recuerda con ternura en los versos de sus poemas «In memoriam« y «Ausencia temprana«, este último dedicado a su madre. Ese autobiografismo se manifiesta también en el hecho de que algunos poemas vayan acompañados de su fecha de composición, como el titulado «Perdido. 22 de octubre de 2012». Referencias autobiográficas que se remonta explícitamente a experiencias de juventud, como las recogidas en el poema «Transición».

El amor se expresa con la belleza de la sencillez resumida en la frase final del poema «Contigo»: «Eres la vida entera / y estoy aquí contigo». La filosofía de vida nos traslada al carpe diem clásico reescrito con palabras de hoy en día como las del poema «Estrategia»: «Aprovecha el momento, / vívelo intensamente / sin derramar las horas, / construyendo el dibujo / de la felicidad». Hay determinadas experiencias (como la paternidad) que solo el tiempo consagra; eso ocurre en el poema «De repente», dedicado sutilmente a los hijos: «Pero cuando se marchan / ¡nos hacemos tan viejos de repente!»

Y en fin, el Mediterráneo que aparece en tantos poemas disfrazado solamente de mar y en uno con su verdadero nombre: «Mediterráneo», a menudo en el punto del ocaso, tan grato al modernismo poético que el autor actualiza: «Se desploma la tarde letal y cotidiana», precioso verso que bien podría haber escrito Manuel Machado.

El segundo poemario, Para los que brillan con el beso eléctrico, está prologado por la también poeta Esther Abellán, que hace un recorrido muy completo por la vida literaria del autor, sin olvidar que cultiva también la narrativa y el ensayo además de la poesía. Un punto interesante es la reproducción del magnífico soneto «Mi mar amurallado con ladrillos», que el poeta ha elaborado respetando su molde clásico de rima y medida, aunque con un léxico actual; en él hace una oda, entre la nostalgia y la crítica, al mar Mediterráneo, sin duda uno de sus motivos temáticos recurrentes.

En este poemario de título cuasi vanguardista, el poeta se permite jugar con las formas métricas clásicas, como el soneto, cuya estructura respeta pero construyéndolo con versos blancos. «Declaración de guerra» es un ejemplo. En otros poemas cultiva un verso libre amplio con resonancias de versículo, donde el poeta usa la enumeración acumulativa, como sucede en «Tren nocturno«, poema dividido en diez secciones que viaja en el tiempo hacia un Alicante perdido para siempre.

La música también está muy presente en forma de homenaje a diversos músicos y estilos musicales como el blues, el rock o el tango, acompañando los poemas con citas de músicos representativos. Nos recuerda en esto la obra de otro gran poeta alicantino: Francisco Mas-Magro y su reciente poemario Cuaderno de blues. Y es que, sin duda, la música y las artes son fuente de inspiración para la escritura en un recorrido de ida y vuelta, porque también la escritura ha inspirado al pintor y al músico. La erudición musical del poeta se observa en las «Citas y referencias musicales» que cierran su poemario.

El libro, publicado por la editorial alicantina ECU en su colección Albahaca, está ilustrado con fotografías en blanco y negro de Antonio Tiedra que nos transportan al mundo de la música y los músicos del siglo XX.

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