¿DÓNDE ESTÁ FRANCO? de Julia Schulz-Dornbug y Manel Risques

Reseña de Francisco Mas-Magro y Magro.

UNA OPINION

Apareció ante mí en una de esas revistas on-line, una de las pocas que recibo mediante suscripción, en mi rutinario ordenador.

El comentario era el siguiente: “Una estatua ecuestre del dictador que se expuso en Barcelona en la plaza del Born en 2016 en el marco de una exposición se independizó de las referencias que la encuadraban y comenzó su propio periplo singular de interacción con los ciudadanos”.

La reflexión sobre los acontecimientos que se desencadenaron de forma imparable durante cuatro días, con un clima de violencia “in crescendo” que terminó con la retirada de la estatua, es de donde parte la arquitecta Julia Schulz-Dornburg para iniciar su particular “odisea”, siguiendo los pasos de nueve esculturas ecuestres de Franco, por Madrid, Zaragoza, Valencia, Santander, Toledo, Segovia, Ferrol y Melilla, además de la propia Barcelona.

El detalle de que se tratara del general Franco, personaje que inauguraba en 1939 una férrea dictadura de la que no se librarían más que sus adeptos –hasta mi abuelo, médico de profesión, uno de los histopatólogos más importantes del mundo, tuvo que “purgar” responsabilidades. Mi padre, un consejo de guerra de la que “escapó” de aquella forma. Yo mismo, un destierro de dos años, simplemente por “hacer cultura”. ¿O por fundar y organizar el grupo Lasser de poesía? O…

Fue un estímulo para interesarme, aquel detalle que escribo, más la categoría de quien firma el libro, una arquitecta de nombre centroeuropeo: Julia Schulz-Domburg, al parecer ayudada por Manel Risques, un historiador especializado en analizar la “represión” en los siglos XIX y XX, por lo tanto, conocedor de la dictadura del “generalísimo”. Catalán premio “Ciudad de Barcelona”, por su trabajo “El Govern Civil de Barcelona al segle XIX” (1994) y Premi Nacional de Patrimoni Cultural” (2004), por el guión de la exposición “ Les presons de Franco”… Esos fueron los motivos que me llevaron a comprar este libro, editado por “Tres Hermanas” en su colección Clepsidra (Tres hermanas es un sello de Twuin Brooks Press S.L.) (ISBN 978-84-124186-2021).

Se trata de un ejemplar con buen aspecto. Una impecable encuadernación que da prestigio a la editorial –un precio algo subido, para sus 117 páginas, aunque justificado, teniendo en cuenta el tipo de papel y las fotografías a todo color.

El libro es un recorrido por diversas ciudades de España en las que ha existido una estatua ecuestre de Franco y, posteriormente, fuera del alcance de la tiranía del general, derribadas, mancilladas y ocultadas.

La excusa es la exposición que se pretendió en la plaza del Born, de Barcelona, en el 2016, en la que se expusieron la ecuestre del Caudillo, una Victoria y una República. El título de la muestra: “Franco, Victoria, República, Impunidad y espacio urbano”, muestra que hubo de cerrarse al poco tiempo y desmantelar, según leo. Yo, como médico, diagnostico el origen (lo que llamamos “etiología”): El nivel de cultura de algunos, intransigente y cuya intolerancia, en la mayoría de los casos, ocurre sin conocimiento de causa.

La cosa es que el libro apuntaba mucho interés y el mucho interés se va diluyendo, como hielo ante estufa, conforme se van pasando las páginas satinadas. Hasta llegar a una conclusión que afina que, la Administración es un maremágnum incomprensible, con un sabor amargo a Mariano José de Larra y su “vuelva usted mañana”.

La conclusión del hermoso libro es que, doña Julia Schulz-Dornburg, ha recorrido España entera, llevándose como resultado un palmo de narices. Ciertamente una pena, por el solo interés del proyecto de la arquitecta.

¡Con la Administración ha topado! Y exclamo, yo, un pobre médico que escribe: ¡Tanto esfuerzo, para nada!

Hubiera sido suficiente con un artículo en cualquiera de los periódicos del País (me refiero a España, no al conocido diario).

Y como soy un viejo nostálgico, de pronto, trasladándome a los difíciles años setenta, me vinieron a la memoria esos versos de Jörgen Elofsson y que, cantados por Joan Baez, repetíamos muchos jóvenes de aquellos tiempos Repetíamos hasta hartarnos:

¡No, no, no nos moverán! No, no nos moverán!
Como un árbol firme junto al rio:
¡No nos moverán!

Se cantaba siempre en grupo, con guitarra y vasito de tinto y atentos a que, de un momento a otro, surgiera el porrazo de algún “gris” o la denuncia del espía infiltrado en la Asamblea de la Facultad.

Una juventud con ideales.

Ahora soy un viejo y mis recuerdos son nostalgia de una época en la que muchos jóvenes teníamos esperanza. Y miedo. Un periodo en el que algunos se atrevían a cantar versos de Jesús López Pacheco:

Una canción,
una canción,
llena las calles
de la ciudad.

¡Pueblo de España
ponte a cantar!
¡Pueblo que canta
no morirá!

Con el General vivo.

 

UN COMENTARIO

Hasta aquí mi “critica” a un libro nacido huero, cuando, sin pedirlo, recibo –vía wasap- un recorte de periódico.

“…fruto de seis años de investigación y combate contra diversas administraciones para localizar y documentar…”

(https://elpais.com/cultura/2022-01-29/es-verdad-franco-sigue-entre-nosotros-.htlm)

La arquitecta y ensayista firma con “¿Dónde está Franco?” Una desopilante y reveladora investigación tras las huellas de las nueve estatuas ecuestres del dictador dispersas por España”.

Libro “desopilante”, escribe Borja Hermoso.

Como decían en aquel divertido concurso de la tele, “y hasta aquí pude leer”. Porque el resto de lo que prometía ser un muy interesante artículo, quedaba oculto a los lectores que no somos suscriptores del diario.

Pero, ya había leído el libro, que se me había prometido revelador y por más que leo y releo, no sé dónde encuentra el señor Hermoso, redactor de la noticia, la diversión, ese “desopilante” relato. Excepto que se refiera a una “sutil” ironía antifranquista, que raya, a veces, en la mediocridad de la parodia.

Y, como consecuencia, vuelvo al libro.

Analizo los datos. Doña Julia Schulz-Domburg, la autora, arquitecta nacida en Alemania en 1962, ha estudiado en la Architectural Association de Londres. Establecida en Barcelona, al parecer, en 1993, presenta una trayectoria profesional que es, sin duda, laudable. Es autora de numerosos estudios: Arte y Arquitectura: nuevas afinidades,  en 2000; Ruinas modernas, una topografía de lucro, en 2012, etc.

Con intención de comprender una de las afirmaciones del artículo de Hermoso, pienso en Julia Schulz-Domburg y en que sus actividades deben ocuparle gran parte de su tiempo, lo que podría justificar que para escribir este libro que tratamos, precisara de una agenda más bien estrecha de huecos y empleara los seis años que refiere Borja Hermoso en su reseña de El Pais. Así pues, punto aclarado o entendido. Me pongo en su piel. En la piel de Julia. Recuerdo cómo escribí mi libro: “Notas para una historia del Real Convento e Iglesia de NªSª de Gracia etc…”, cuando aún estaba trabajando como médico de lunes a sábado, de 8 de la mañana a 22 horas de la noche, utilizando fines de semana, festivos y vacaciones, para construirlo.

En otro orden de ideas, y calculo, sin conocer a Doña Julia Schulz-Domburg, (nacida en Munich en 1962), que tendría unos 13 años a la muerte del dictador Franco. Parece ser que llegó a Barcelona en 1993, tal y como he dicho, a los 18 años del luctuoso suceso y, por lo tanto, nada relacionada con la larga dictadura franquista.

Escribiendo por no callar, es curioso que sea un hecho bastante frecuente que, aquellos que critican la dictadura, sean neonatos del postfranquismo y, por tanto, ignorantes de todo lo que algunos sufrimos en ese largo periodo. Algunos que, sin embargo, solemos callar, dejando atrás de nuestra vida aquello contra lo que luchamos y que siempre quisimos olvidar.

En muchos casos parecen, sin profundizar demasiado, “correveidiles” de los intereses de otros a los que sí parece importa que el franquismo siga en pie. ¿Quizás por aquello de que “contra Franco vivíamos mejor”, que dicen algunos?

Es fácil dar patadas a un “cadáver” (o fantasma), recreándose en el insulto o la falta de respeto -al menos a una obra de arte, en este caso, la ecuestre de Franco – escultura agredida, pintarrajeada, destrozada….

Curioso -y conocido- es que, alguno de los que animan y/o aplauden estos hechos, probablemente se escondían, en aquellos duros años, bajo la manta de la indiferencia o del pasotismo. Me refiero a los tiempos del odiado general. Como decía mi manchega suegra, “es un suponer”.

Está bien, no lo dudo, seguir los pasos a las obras de arte referidas a Franco, o al franquismo. Mi interés, al menos, es que se haga como obras de arte, que lo son. Cierto que también se puede investigar como símbolos de fascismo, de la opresión, de la injusticia, pero, me da la impresión, no era la intención de la autora del libro que comentamos.

Como obras de arte. Obras de escultores que pudieron trabajar para el Régimen o amparándose en el Régimen; o como única salida laboral, o bien como resultado de un castigo de la dictadura. Siempre con la ilusión y la fuerza de un artista creador. Como tantos que, aparte las ideas, tuvimos que jurar los Principios del Movimiento, para poder trabajar. Yo lo hice con los dedos cruzados, como otros muchos.

Creo que es digno de agradecer a la señora Schulz-Dornburg su tentativa de estudio de las figuras que se aluden. Pero, con todos mis respetos, fracasado el intento, quizás tenía que haber renunciado a publicar un libro que no llega a ningún lado.

De pronto, como un recuerdo impropio o inoportuno, me vino a la memoria aquella visita que realizara a un importante museo, monográfico de la obra de un ilustre escultor valenciano. Me acompañaba en aquel momento, por una deferencia personal, el alcalde de la localidad. Pertenecía al Partido Comunista. Nada más entrar en una de las salas, nos “salió al encuentro” un busto de Franco, tallado en mármol. Una hermosa obra digna de aquel lugar de cultura. Realmente, allí estaba desde hacía bastante tiempo.

El amigo alcalde, haciendo una gracia “desopilante”, me dijo que más de una vez le habían “entrado ganas” de darle un empujón y verla partida en trozos.

Tuve a bien increparle, con todo respeto: “Señor alcalde, se trata de la obra de uno de los escultores punteros del siglo XX”. Y el señor alcalde, comprendiéndolo, hizo un prudente mutis.

Bueno, quizás fuera que, por aquellos tiempos de los ochenta, la izquierda aun recordaba lo difícil que les había sido desmantelar una dictadura para entrar en una democracia. Fue difícil y muy peligroso.

He dicho “democracia” por definir de algún modo lo que ahora tenemos. Confieso que los que, de una u otra manera se involucraron en el “cambio”, tenían otros horizontes, más serios, más cercanos a las libertades que disfrutan otras naciones de Europa.

Pero este es otro asunto.

¿DÓNDE ESTÁ FRANCO? de Julia Schulz-Dornbug y Manel Risques. Colección Clepsidra 2022. «Tres hermanas» es un sello de Twin Books Press S.L. ISBN 978-84-124186-2021.

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