CUENTOS Y RELATOS… PARA RATO. Libro colectivo de la Asociación de Estudios Monoveros

Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros.

La Presidenta de la Asociación de Estudios Monoveros, Juliana Pérez Lalana, nos envía este delicioso libro, bellamente ilustrado, que recoge la escritura y el arte de doce mujeres monoveras. La recopilación se define como «un homenaje a su cultura de origen», en este caso, sus raíces monoveras compartidas. Se da la circunstancia de que este año 2024 Monóvar ha sido declarado Capital Cultural Valenciana, y esta publicación es, sin duda, una de las mejores formas de celebrarlo. El libro acaba de publicarse en este mes de mayo, a cargo de la Asociación de Estudios Monoveros.

Su título, con su rima juguetona, anticipa que nos encontramos ante relatos de corte infantil que, no obstante, también pueden ser disfrutados por adultos, pues, como se afirma en el libro, todos llevamos un niño dentro. A ello contribuye el hecho de que el libro se presente en la forma apaisada de los álbumes, lo que le da especial encanto. Reúne ocho cuentos, dos de ellos en valenciano y el resto en castellano, precedidos de una Introducción de Marina Martínez Contreras que es toda una declaración de intenciones: «Libertad», y concluye con una dedicatoria explícita: «Dedicado a todas las mujeres, creadoras y tejedoras de historias». La alusión a las tejedoras nos lleva a recordar el poemario «La túnica de Penélope» de Juliana Pérez Lalana, que reseñamos en su momento en El Cantarano, firmando la reseña Francisco Mas-Magro, quien también cultiva el relato infantil («Cuentos del abuelo»): https://elcantarano.com/la-tunica-de-penelope-historia-de-un-desencuentro-de-juliana-perez-lalana/

En este libro colectivo, Juliana Pérez Lalana tiene una importante presencia como autora e ilustradora: «La epifanía de Arquímedes», y como ilustradora: «La infancia de Laila». Por cierto que la autora del cuento de Laila es Paqui Limorti, prologuista a su vez de «La túnica de Penélope». Lo cual da fe de cómo esa red de mujeres monoveras se aportan unas a otras de manera ejemplar, practicando una sinergia que enriquece sus producciones.

Cada relato tiene su peculiar estilo de escritura y de ilustración, todos ellos atractivos y de calidad. El primero, «En temps de verema», está dedicado al vino, un elemento tan importante en tierras monoveras. Lo firman Elia Armero (texto) y Laia Esteve (ilustraciones).

El segundo, «El pájaro tuerto», que se podría describir como una fábula en prosa, está escrito e ilustrado por Reme Azorín Quiles, cuyo primer apellido nos recuerda inevitablemente al gran escritor monovero José Martínez Ruiz, el cual eligió como seudónimo ese evocador apellido típico de su tierra. Y cómo no dedicar unas líneas de recuerdo a un autor convertido en clásico de nuestras letras que seguro aprobaría libros como este, porque nos consta cuánto alentaba las inquietudes literarias de quienes acudían a su magisterio.

El tercero, «Tren de emociones», firmado por Kati Cano (texto) y Gloria Vicente (ilustraciones), ha logrado, en efecto, emocionarme, porque nos habla de aquellos trenes del siglo XX que usaron mi abuelo y mi padre, grandes aficionados a ese medio de transporte. Y si añado que mi abuelo, el reconocido geólogo y paleontólogo Daniel Jiménez de Cisneros, era de Caravaca de la Cruz y justamente el cuento se ilustra con un dibujo que reproduce un billete Murcia-Caravaca, se entiende mi emoción.

El cuarto relato, «La infancia de Laila», que ya hemos citado anteriormente, escrito por Paqui Limorti e ilustrado por Juliana Pérez, nos cuenta una historia ambientada en el triste exilio de los moriscos. Mientras que el quinto, «Dos peces unidos por la aleta caudal», de Teresa Pérez Lalana, autora del texto y de sus divertidas ilustraciones, narra las aventuras de dos peces gemelos, unidos por la aleta caudal, que tienen que ir un médico para resolver sus diferencias. Y la receta que les cura parece que nos convendría a todos: mirar, escuchar, comprender y ser generosos.

El sexto relato, «La epifanía de Arquímedes» (texto e ilustraciones de Juliana Pérez) nos cuenta una evocativa historia rural protagonizada por una pareja de buhos.

El séptimo relato se titula «Los mundos de Odette» y está escrito por Carmen Pérez Ripoll e ilustrado por María José Giner Vicent. Este relato nos retrotrae a la infancia de una niña que cuida a unos gatitos, reivindicando así ese amor a los animales de compañía que tantas veces sienten los niños y que marcan su educación afectiva.

Y acabamos el libro con «La vaca Paca», de María Luisa Román Mira, escrito en valenciano y protagonizado por una vaca que sirve de base a la imaginación de la cuentista.

En conclusión, un libro que nos deja buen sabor de boca y que es un privilegio tener en nuestra biblioteca.

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