Texto de Lluís Soler.
Fotografías de Salvador A. Marcilla.
Qualia. Cualidad subjetiva de la experiencia
individual, resultado de la magnificencia.
Disposición para grandes obras, innata en el espíritu de mentes
capaces de ver más allá del presente.
Exquisitez singular y extraordinaria calidad, consecuencia
de una búsqueda de la elegancia, el orden y la sonoridad.
La altura, la luminosidad. Entre tanta laboriosidad,
el retablo de la Virgen de la Soledad de Mariano Benlliure.
Extraordinarios y soberbios sillones tallados en noble madera
por la diestra mano del maestro Joaquín Churriguera,
Donde los canónigos escuchan el meloso canto del órgano.
Gruesas campanas emiten sus peculiares y férreos latidos.
Su intensa vibración me sobrecoge, siento su delicada energía
al tiempo que su pesada gravedad se pierde en la lejanía.
Visitarla de noche, desde la perspectiva de su origen, recorriendo
sus intrincados y oscuros pasillos y corredores, ascendiendo
al cielo por sus doscientos peldaños permite conocer su exacta dimensión:
La envergadura de las colosales fuerzas, misteriosa condición
que la mantiene en pie, fresca y radiante como el primer día.
Escuchar, entre un mar de sensaciones y colores,
La potencia acústica del órgano vibrando en el inmenso espacio sagrado,
Desde una posición reservada a la nobleza, un lugar privilegiado,
impacta y formará parte de la exclusiva carpeta de mis recuerdos inolvidables.
Alcanzar la cota celeste y pasear por sus estrechas terrazas
saludando las centenarias tejas, bajo un cielo de estrellas,
Te posiciona frente la inmensidad y aumenta el vértigo existencial.
El misterio de las catedrales de Fulcanelli se muestra de forma completa en Salamanca.