Este caminar no puedo cifrarlo en tiempo ¡ha sido tan poco! Si te parece contabilizamos los pasos por los distintos senderos recorridos.
Nos conocimos gracias a tu curiosidad y a tu dinamismo. Nos unió tu desbordante interés y esa inconmensurable generosidad que has derramado en nuestra relación de conocimiento y mutua ayuda. Sobre cómo nos conocimos no voy a decir casi nada, pues ya tú lo cuentas magistralmente, como sueles, en la Hoja del Lunes de Alicante (06/11/2023) cuando publicas el artículo “La fundación Carmen Santisteban” en donde, una vez más, pones en valor mi Fundación y a mi persona. Ahí incluyes una foto de nosotras, la que también aparece en otro de tus reportajes sobre nuestra relación. Nuestro primer encuentro se produjo cuando viniste varias veces a la Lonja a ver la impresionante exposición de dibujos “Volcados con La Palma” y una de esas veces – quizás la que pensabas que sería la última, porque ya habías visto todo lo que querías – me dijiste ¿te importa que nos hagamos una foto? Encantada, te dije, aunque estoy trabajando y voy con unos vaqueros bastante viejos. Alguien nos hizo esa foto y a continuación dijiste “hay que colaborar” y compraste una de las obras de pequeño formato con las que relevantes artistas de “arte contemporáneo” afincados en Alicante acompañaron a los dibujos de los niños y contribuyeron económicamente con la venta. Esto fue en mayo de 2022. En el número de 1 de junio de ese mismo año en El Cantarano aparece un excelente reportaje con tu firma bajo el título “VOLCADOS CON LA PALMA: ARTE Y SOLIDARIDAD EN LA LONJA DE ALICANTE”.
Clausurada la exposición viniste a recoger la obra que habías comprado. Hablamos de arte y de literatura, de la estructura de los poemas, de la métrica. Tú me comentas la dificultad técnica de un buen soneto y me haces ver la importancia del acento prosódico en la sexta sílaba. Y yo te muestro alguno de mis sonetos. Los lees, los mides y en la sección Universo de El Cantarano de 31 de agosto de 2022, se publica “DOS SONETOS de Carmen Santisteban” y en esa misma fecha, en la sección Entrevistas y Sociedad de esa revista, aparece publicada la entrevista más profesional, a la vez que más bonita, que me han hecho en mi vida. No te faltó oficio a la vez que derrochaste generosidad. La titulaste “CARMEN SANTISTEBAN REQUENA, ENTRE LAS MATEMÁTICAS, LAS ARTES Y EL MECENAZGO” y la ilustraste con algunas de mis fotos profesionales, también de mis pinturas y en la foto final, nuevamente tú y yo en ese espacio donde nos conocimos, en ese primer encuentro.
Fueron unos tiempos en los que yo empezaba a caminar con mi fundación y tú estabas formando la tuya. Nos encontrábamos en mi casa, a veces en la tuya, Hablábamos de todo, menos de “ciencia”, para eso tenías a tu científico particular, a tu hijo Joaquín, a quien me presentaste en cuanto hubo ocasión y cuando podíamos encontrarnos – menos veces de las que quisiéramos, pues trabaja en la universidad de Surrey – nos gustaba abordar problemas matemáticos de diversa índole. Y tú sonreías y estabas encantada cuando comentábamos la ilusión que tenía por su próxima paternidad.
Y vi la foto de la niña cuando nació e iba cumpliendo días y he conocido a tus otros nietos contigo o paseando cogidos de tu mano. Y te he visto defendiendo el legado de tu abuelo y he ido contigo a Crevillente y te he seguido en conferencias, en charlas, en conferencias, en conciertos… y en las presentaciones de tus libros. Tú has publicado parte de mis poemas, algunos de los que aparecen en el libro “El peso del color, Desde mis ojos”, del que tuviste la deferencia de hacerme el prólogo (Consuelo Jiménez de Cisneros y Baudín. En Ribadeo. Agosto de 2023) y luego presentarlo en Granada en diciembre de 2023, en la Feria del Arte de Santa Fe.
¿Recuerdas? Ya habías publicado en la sección Experiencias de El Cantarano (mayo junio 2023) VISITANDO SANTA FE (GRANADA). Surgió cuando te conté mi visita a la exposición “56º de Latitud Sur. De Castilla a Tierra de Fuego” del artista Guillermo Muñoz Vera, y me pediste que hiciera un breve reportaje. También me pediste que hiciera el que se publicó bajo el título EL PASEO DE LA PAZ EN PEDRO ABAD (30 de noviembre 2022), cuando te expliqué mi experiencia de la noche del día de los Santos en la inauguración de un paseo al que se le denominó “de la paz” en el cementerio de ese pueblo cordobés, un paseo donde se mezclan el arte, la literatura y la historia, en un encaje sencillez, técnica, belleza e imaginación.
Siempre hemos estado deseosas de contarnos viajes y experiencias. Algunas han sido nuestras cuitas en la organización de actividades, proyectos o experiencias. Las que considerabas interesante darlas a conocer, con ese olfato tuyo tan particular para detectarlas, se transformaban en una publicación.
Son muchas tus publicaciones e intervenciones, pero mi fundación y nuestras acciones, siempre que tenías una oportunidad, estaban presentes, bien narradas y actualizadas. Incluso no te olvidas de mencionarnos y poner de relieve nuestra fundación cuando te hacen una entrevista (Hoja del Lunes de Alicante, 17 de junio de 2024) y dices “… una pequeña fundación – por su tamaño – aunque grande por sus objetivos…”
Me estabas esperando a mediados de julio en Ribadeo, no pude ir, otras obligaciones me reclamaban y finalmente quedamos en que aparecería cuando pudiera en la primera quincena de agosto. Hablamos. Te ibas unos días con unos amigos a Lugo.
Y hoy ¿qué quieres que te diga? Gracias, porque me has tenido presente, seguramente como a muchos otros, en tus escritos, en tus palabras, en tus proyectos. Un día comentamos que en mi poesía había mucha matemática y rápidamente pensamos en unas conferencias a dúo, “matemática y poesía”, naturalmente dirigidas por ti, pero en esa dinámica viste claramente que podrían incorporarse más ciencias que la matemática y en mayo ya tenías todo un ciclo programado para enero de 2025 y un recital sobre poesía científica “el 14 haremos la presentación del ciclo…” me dices.
Teníamos ambos proyectos inmobiliarios en beneficio de mi fundación y de tu asociación (cambiaste la calificación). Por mi parte, comprar el torreón de Cotilla para recoger y exponer toda una colección de pintura y otras obras de arte que donan a mi fundación, tú, haciendo lo propio para trasladar tu biblioteca a Ribadeo. Eras un no parar. El 2 de julio, entre otras cosas que hablamos, te digo “he recibido por email el Cantarano de junio. Es completísimo. Me sorprende tu capacidad de trabajo, de sabiduría y de organización”.
No pudo ser en Julio, así que proyectamos que pasaría contigo en Ribadeo algunos días en la primera quincena de agosto. Nos seguimos los pasos a lo largo de todo ese mes, te mando fotos desde distintos lugares relatando mis actividades, desde Vendôme, desde París y me dices que viviste en esa zona de París un año, muy cerca del Trocadero y tú me mandas fotos con tus dos nietos cogidos de la mano. El 28 de julio te digo que no podré llegar a Ribadeo en los primeros días de agosto porque obligaciones inexcusables me retienen en Alicante. El 31 de julio me mandas un video, que corresponde a la original sección que creas en El Cantarano: ¿Un poema mensual? No está mal. Lo titulas “Del amor y la inmortalidad” y recitas dos sonetos en que incluyes versos de Quevedo que nos retas a que descubramos.
Dos días después quien me habla es tu hijo Joaquín y la noticia me dejó sumida entre la sorpresa y la incredulidad. Después llegó el dolor y la triste necesidad de comunicárselo a los amigos.
Ya sabes, … Nos encontramos por tu espontánea curiosidad y ese olfato de investigadora para indagar en lo profundo. Nos unió la sinceridad, el deseo de mutua ayuda y esa extraña generosidad que emanaba de tu pluma.
Hoy quiero decirte que sigo en el camino, porque hay muchos senderos abiertos y siento tu compañía en aquellos que prometíamos caminar juntas, los caminaremos juntas, pues todavía siento el aliento de tu impulso.
Quiero dedicarte versos y no encuentro otros mejores que los de mi poema “mañana”, el que cierra el libro que me prologaste.
Si ya no me ves,
no pienses que me he ido.
Si no puedes tocarme,
no finjas que no estoy.
Si no oyes mi voz,
no aspires tu silencio.
Acostumbra tus ojos a la luz de los recuerdos,
encuéntrame en el aire,
en las flores,
en el mar,
en las montañas,
en todos los paisajes
en los que viví y en los que no pude ver.
Llena tus manos de caricias
tocando la esencia de las cosas,
de las que te dan amor,
de las que necesitan tu amor.
Y para no dejar de oírme,
escucha los sonidos luminosos de las risas,
los sollozos de los días amargos,
las razones de los indefensos,
la voz del mundo que te rodea.
Búscame buceando en las aguas de los días,
me encontrarás en la línea del camino hacia la luz.
Carmen Santisteban
En Alicante a 24 de diciembre de 2024
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