Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros.
Antes de entrar en la reseña del libro, recordemos quién es su autora, y para ello retomo las palabras con las que la presenté en mi sección de la revista LoBlanc «Mujeres que nos escriben» del pasado mes de febrero. Ahí decía que podríamos definir a Ágora Reix como una «activista literaria» en búsqueda incesante y apasionada de la poesía y la cultura, donde lleva ya un amplio y firme recorrido en el que va afianzando sus intereses y sus logros. Gestora del Slam Poetry de Alicante, ha acompañado al poeta alicantino Pablowski que ha obtenido en Roma el Premio Europeo en esta competición poética que lo llevará en unos meses a Brasil, donde competirá por obtener el título mundial. Por otra parte, su primer libro ya mencionado, El recital de los días, ha sido traducido al inglés por el prestigioso poeta angloespañol Ben Clark. Entre otros proyectos, Ágora tiene previsto colaborar con la iniciativa Poesía de Emergencia, una especie de «teléfono de la esperanza» de la poesía sostenido de modo voluntarista. Tampoco podemos olvidar las colaboraciones desinteresadas de Ágora con la Biblioteca de los Libros Felices del Colegio de Notarios de Alicante. Todo esto nos dibuja el perfil de una autora única y especial en el panorama de nuestras letras.
Cuando prologué el primer libro impreso de Ágora Reix (seudónimo literario de Raquel Polo) El recital de los días, nunca pensé que estaba prologando la primera parte de un recorrido lírico cuyo segundo episodio nace en este libro de apariencia minimalista y portada impactantemente escueta: Apología del vacío, del cual tuve noticias anticipadas, ya que Ágora tuvo la confianza de enviarme su texto aún sin publicar con el ruego de que le hiciera una lectura previa. Ese minimalismo al que aludimos se refleja igualmente en la concepción del poemario, cuyos poemas están rotulados con una sola palabra, generalmente un sustantivo y en algún caso un verbo en modo infinitivo. Palabras que son como aldabonazos que retratan el dolor y su curación: Auxilio, Desamparo, Soledad, Deambular, Dignidad, Regeneración, Sucumbir… La autora no oculta su preocupación ni su fuente de inspiración: «Este libro va dedicado a la infancia desprotegida. Por los derechos de la infancia».
Como también afirma el autor del prólogo de este segundo poemario, el profesor Joaquín Juan Penalva, es evidente que Ágora hace algo más que escribir versos, ya que la poesía forma parte esencial de sus «performances» en las cuales la música, la danza e incluso la luminotecnia, así como la participación de otras personas, son elementos esenciales. En el caso de este libro, las fotografías en blanco y negro de Javier Serrano acompañan y completan cada uno de los poemas. Son fotografías de fragmentos de naturaleza y de cuerpos en movimiento, probablemente los mismos que dan vida a los textos de Ágora. Y estas ilustraciones así como los enlaces musicales convierten el libro en un objeto que va más allá de un mero almacenaje de textos, como son la mayoría de los libros. Ciertamente las nuevas tecnologías han conseguido transformar los libros convencionales en repositorios que nos permiten acceder a otras formas de comunicación mediante los enlaces de descarga y los códigos QR. Hay que recordar que el primer poemario de Ágora iba complementado con un cedé.
En definitiva: recomendamos no perder de vista a esta escritora polifacética (recita, baila, diseña…) que nos ofrece este libro tan íntimo y personal, donde la autora se busca a sí misma en versos resonantes que no dejarán a nadie indiferente.