Consuelo Jiménez de Cisneros.
Ayer por la tarde recibo un correo de mi hijo Joaquín donde me comunica el fallecimiento de Manuel Jiménez Conde, doctor ingeniero industrial y profesor emérito de TECNUN (la Escuela Superior de Ingeniería de la Universidad de Navarra). Mi hijo me escribe: «No sé si te acuerdas de Jiménez Conde, fue el que nos recibió en TECNUN, y en 2010 cuando se jubiló, trabajé en el área que él había dirigido de Orientación y Promoción Universitaria, con Mikel Arcelus.»
Sí me acuerdo. Me acuerdo de un señor educado y amable que me presentaron durante mi visita a las instalaciones de TECNUN en Donosti-San Sebastián desde la Escuela Europea de Luxemburgo, donde yo estaba destinada con el cargo de Orientadora de la Sección Española, lo que me llevó a visitar la TECNUN y otros centros académicos punteros. Se trataba de Manuel Jiménez Conde, Director de Admisión, recién aterrizado de Ginebra, donde estaba impartiendo unas clases, que tuvo la deferencia de acompañar nuestro recorrido. Iba con nosotros mi hijo Joaquín, en aquel entonces de dieciséis años.
Recuerdo una anécdota que sucedió durante aquella visita. Jiménez Conde le hizo una pregunta a mi hijo sobre qué haría él con un reloj averiado. Mi hijo respondió con espontánea rapidez. Fue una respuesta tan escueta, que me sorprendió la reacción de Jiménez Conde, quien se volvió hacia mí y me dijo: «Señora, usted tiene aquí un ingeniero». Seis años después, mi hijo se licenciaba como ingeniero en TECNUN y, tal como él mismo recuerda, la Universidad le proponía ocupar aquel puesto de promoción de los estudios que había estado a cargo de Jiménez Conde.
Siempre recordaré con afectuoso reconocimiento a Manuel Jiménez Conde que, aparte de ser un buen «reclutador» de ingenieros, era un caballero, gran profesional y buena persona, todo lo cual, como suele decirse, se veía a la legua. Descanse en paz.
Foto: Manuel Jiménez Conde con Mikel Arcelus. Acto de apertura de curso 2004-2005.