Los convenios de Ginebra que fueron el inicio legal de lo que se conoce como Cruz Roja y Media Luna Roja se firmaron el 27 de julio de 1929 y el 12 de agosto de 1949. En Ginebra hay un museo que conserva el recuerdo del heroico Henry Dunant, creador de esta entidad tras su experiencia en la batalla de Solferino durante la I Guerra Mundial. En la actual situación de guerras y conflictos, la Cruz Roja sigue de actualidad, tal y como recoge nuestro colaborador Juan Antonio Urbano en este artículo.
Autor: Juan Antonio Urbano.
Como un gigante airado ruge y tras sus repetidas descargas se van arrodillando los edificios sobre las vidas humanas frustrando ilusiones y derramando su savia. Hace temblar la tierra y sus sacudidas son exabruptos que se articulan destruyendo a su paso el esfuerzo de una vida, el futuro y la esperanza. Este gigante hoy tiene dos cabezas, la del terremoto de Turquía-Siria y la de la guerra de Ucrania.
Parece que con el paso de las semanas, al no mostrarse el drástico panorama diariamente en la televisión llenando de imágenes escalofriantes de los efectos del terremoto que nos hacían ver el dolor y sufrimiento de las personas que lo han perdido todo, y sobre todo, a sus seres queridos, ya no existe el dolor y la necesidad de ayuda. Lo mismo sucede con todos los damnificados por la guerra de Ucrania, que cada vez va perdiendo presencia en nuestro día a día. Pero el sufrimiento, la precariedad, y la falta de ayuda siguen intactos. Y es gracias a las ONGs que están presentes en esos lugares y solicitan ayuda para seguir trabajando con esas personas que tanto apoyo necesitan las que les mantienen en un estado de supervivencia fuera de sus destruidos hogares. Organizan actividades y campañas para recaudar material y dinero y poder seguir adelante en su cometido de socorrer a los damnificados.
Y una de esas ONGs que ya estamos acostumbrados a ver a sus miembros en situaciones complicadas de desastres es la Cruz Roja, que desde el principio se han activado para socorrer a las víctimas y prestarles su ayuda y apoyo personal, de logística, atención sanitaria de emergencia, atención psicosocial y búsqueda, salvamento y traslado hasta los puntos de encuentro de las personas evacuadas.
NECESIDAD DE LA CRUZ ROJA Y SU PARALELA LA MEDIA LUNA ROJA
En los últimos 20 años se han ido llenando de imágenes de guerras las pantallas de televisión. Las noticias, los telediarios, los informativos iban pormenorizando los hechos de guerra casi al mismo tiempo que sucedían, con comentarios y con duras secuencias visuales. Misiles, “rayas de fuego rasgando el cielo ensangrentado” dirigiéndose letalmente a su destino para sembrar la desgracia y el horror. “Los silbidos vuelan en los tímpanos del miedo”. “Explosiones, edificios con los huesos rotos”. “El rey de los infiernos conquistando las ciudades”. “Y entre el desgarro negro de los días van quebrando los cuerpos y las almas”. Y muertos como “inertes sacos de patatas amontonados por el suelo”. Guerras, terremotos, volcanes como el de La Palma…
¡Y cuántas guerras!, ¿cuántos muertos…? Muchas vidas cercenadas. Inocentes vivos, muertos.
Guerra de Ucrania. El conflicto de Kivu (República Popular del Congo) tutsis-hutus. La guerra del Yemen (sunitas-chiitas). La guerra contra Boko Haran (grupo yihadista en el norte de Nigeria. La guerra de Pakistán. La guerra entre Etiopía y Eritrea. La guerra de Afganistán. La guerra de Irak. La guerra civil de Siria… Más de un millón de muertos.
A raíz de todas las imágenes que inundaban mis retinas se iban generando unas emociones que transcribí en forma de poemas reuniéndolos en un pequeño poemario titulado Entre la metralla y que fue publicado por la Editorial Club Universitario junto a otros poemas míos bajo el título Camino entre versos. De dicho poemario me he tomado la licencia de utilizar más arriba unos versos que he entrecomillado.
Reflexionando sobre el tema pensaba en la cantidad de heridos, de desplazados, de gente sufriendo necesitando ayuda inmediata… Y de los héroes callados que se entregan desinteresadamente para salvar vidas, sean del bando que sean, para ayudar en situaciones extremas: LOS MIEMBROS DE LA CRUZ ROJA, sirva también LA MEDIA LUNA ROJA. Y quise acabar dicho poemario con un homenaje a este grupo de personas que en medio de los desastres tienden la mano y arriesgan sus propias vidas.
Hoy, en este artículo, he querido poner en valor esa labor desinteresada de esa Organización No Gubernamental haciendo visible parte de su larga y fructífera historia, y de sus múltiples y necesarios cometidos que de forma desinteresada realizan como ayuda humanitaria.
Fue en la segunda guerra de independencia italiana, entre el Segundo Imperio Francés gobernado por Napoleón III y el Reino de Cerdeña al frente del cual estaba Víctor Manuel II contra el Imperio Austríaco de Francisco José I, y después de la batalla de Solferino el 24 de junio de 1859, día que el ejército austríaco se enfrentaba con el francés y el piamontés. Esa noche hubo casi 40.000 muertos y Henri Dunant observó cómo los heridos quedaban desatendidos y morían en medio de un solitario sufrimiento. Ayudado por las mujeres de los pueblos cercanos, socorrieron sin distinción a los heridos de ambos bandos.
Ese hecho, promovido por el arrojo, por la sensible conciencia y por el impulso humanitario, hizo que se escribiera con letras de oro en el libro de la Historia dicho acto. Acciones como éstas nos demuestran que la Historia a lo largo del tiempo está marcada por las decisiones de reyes y políticos, por movimientos populares y sociales y por actos o gestas de personas como Henri Dunant, el cual, tiempo después escribió los sucesos y experiencias de aquellos días en su libro ‘Un recuerdo de Solferino’ (1862), que ha sido traducido en multitud de ocasiones. Posteriormente se sintió movido a crear una organización de ayuda a los heridos, que años más tarde se llamaría Comité Internacional de la Cruz Roja.
HENRI DUNANT
Desde entonces Henri Dunant (Ginebra, Suiza 1828- Heiden, Suiza 1910) intentó sensibilizar a los gobiernos y a la opinión pública ante el sufrimiento de los heridos de guerra. Fruto de sus esfuerzos fueron la fundación de un servicio sanitario neutral para actuar en los campos de batalla ─la Cruz Roja Internacional (1863)─ y la reunión de la conferencia internacional que adoptó la Convención de Ginebra sobre heridos de guerra (1864).
La dedicación a esta causa humanitaria le llevó a descuidar sus negocios, quedando totalmente arruinado en 1867; tuvo que abandonar Suiza. Se refugió en Francia donde Napoleón III (con quien pudo observar en su día el campo de batalla de Solferino en una visita al emperador para pedir su mediación en unos negocios en Argelia ocupada por los franceses) le dio su apoyo. Volvió a Suiza en 1887 donde vivió recluido en un sanatorio para tratar sus enfermedades hasta su muerte. Años después varios amigos reivindicaron su figura, que había sido olvidada, y le fue concedido en reconocimiento de su labor humanitaria en 1901 el primer Premio Nobel de la Paz, que compartió con Frederic Passy, fundador de la Liga Internacional de la Paz.
LA CRUZ ROJA
La Cruz Roja había nacido para socorrer y atender a los heridos hasta las últimas consecuencias en las guerras, pero se vio que la población civil es una de las principales víctimas en los conflictos bélicos cuando las contiendas ya no se hacían en campo abierto y se atacaban directamente las ciudades masacrando a civiles y las consecuencias posteriores de edificios destruidos, personas heridas, falta de alimentos y suministros,
prisioneros de guerra, niños huérfanos, personas abandonadas y sin lugar a donde ir. Entonces se vio la necesidad de actuar y proteger a las gentes cuando las guerras ya habían acabado y hacer extensiva su participación también en tiempo de paz, así como asegurar el respeto del Derecho Internacional Humanitario. En estos casos la misión de Cruz Roja es garantizar que no se violen las normas internacionales referidas a la prohibición del uso de armamentos indiscriminados o de destrucción masiva, el trato a la población civil e instar a las partes del conflicto a que dispensen un trato humano a los prisioneros de guerra, a los refugiados y que se eviten represalias o daños colaterales sobre la población civil. Estos objetivos del derecho internacional humanitario surgieron con el nacimiento de Cruz Roja hace 140 años, y cuya principal expresión son los Convenios de Ginebra y sus Protocolos adicionales de 1977.
En la actualidad existe una estructura del movimiento internacional que canaliza toda la labor humanitaria que realiza esta organización no gubernamental para poder dirigir el ingente compromiso de ayuda que se ha ido extendiendo a otros ámbitos y socorrer a las personas en la multitud de catástrofes y situaciones complejas a las que se ven abocados.
Este Movimiento Internacional está formado por tres componentes, cada uno de los cuales posee personalidad jurídica propia, desempeñan funciones diferentes pero complementarias:
El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Los objetivos de este Comité en tiempo de guerra son la protección y asistencia a las víctimas de los conflictos armados. Para ello desarrolla las siguientes actividades: protección a los prisioneros de guerra, búsquedas, asistencia y evacuación de heridos y enfermos, ayuda humanitaria, vigilancia del cumplimiento por parte de los beligerantes del Derecho
Internacional Humanitario, mediador neutral, etc…
La Federación Internacional de Sociedades Nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Una vez acabada la Primera Guerra Mundial se removieron las conciencias y apareció de nuevo la esperanza en el hombre y se creyó que no se volvería a provocar una tragedia tan desgarradora y atroz como ésta que había desolado Europa. Pero el continente había quedado en la ruina, el número de habitantes disminuyo considerablemente a causa de las epidemias, además de miles de personas refugiadas y desplazadas. Ante esta situación se creyó necesario la creación de una organización que actuara en tiempo de paz para paliar el sufrimiento humano. En 1919, Henry P. Davinson, dirigente de la Cruz Roja Americana propuso crear una confederación de las Sociedades Nacionales que ya existían con el fin de actuar permanentemente en ayuda de los desprotegidos. Así surgió la Liga de Sociedades de la Cruz Roja, hoy día federada con la Media Luna Roja, y cuyo cometido principal es, entre otros, organizar, coordinar y dirigir las acciones internacionales de socorro, de prevención de catástrofes y protección de la salud y de los refugiados fuera de las zonas de conflicto.
Sociedades Nacionales. En casi todos los países del mundo existe una Sociedad Nacional de la Cruz Roja o de la Media Luna Roja, fundadas para atender a los soldados heridos o enfermos, las Sociedades Nacionales despliegan hoy, tanto en tiempo de paz como en tiempo de guerra, múltiples actividades como son la protección de la salud, acciones de bienestar social con los colectivos vulnerables, intervención en socorros, promoción de la donación de sangre y órganos, medio ambiente y proyectos como ‘Ninguna persona mayor sola’, Trabajo con niños y jóvenes en dificultad’, etc., secundadas por la Cruz Roja Española.
El emblema de la Cruz Roja, es un homenaje a Suiza, por ser el Estado que toma la iniciativa de convocar la Conferencia Diplomática. Son el signo y los colores de la bandera suiza, pero los colores invertidos. Este emblema dio además nombre a todo el movimiento humanitario.
En 1876 Turquía y Rusia iniciaron un enfrentamiento bélico. Los soldados musulmanes pensaron que la Cruz Roja era un símbolo religioso cristiano y se negaban a ser atendidos por los servicios de socorro. Debido a esto el gobierno turco solicitó utilizar la Media Luna Roja. Este símbolo fue reconocido y es el símbolo que utilizan los países de mayoría islámica.
Tanto la Cruz Roja como la Media Luna Roja son movimiento paralelos unidos por los mismos principios y para los mismos fines humanitarios de socorro y ayuda a las personas vulnerables, en catástrofes, en conflictos bélicos y a los refugiados haciendo valer los Derechos Humanos bajo los principios de los Convenios de Ginebra.
Ambas organizaciones son esenciales y necesarias tanto en situaciones bélicas como en tiempos de paz.
Fuentes
-Página de La Cruz Roja
-(Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografia de Jean-Henri Dunant. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado de https://www.biografiasyvidas.com/biografia/d/dunant.htm el 28 de marzo de 2021.)
-Documento para Medios de Comunicación de la Cruz Roja Febrero 2003 Dossier Irak. Crisis en Irak: Intervención de Cruz Roja.
– www.cruzroja.es.