REINA VICTORIA HOTEL de Rafael Andarias

reina victoria hotel de rafael andarias

Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros

Rafael Andarias Estevan pertenece a la ilustre casta de los médicos escritores, donde encontramos novelistas como Pío Baroja, ensayistas como Pedro Laín Entralgo o Gregorio Marañon, poetas como Francisco Mas Magro. Rafael Andarias ha cultivado el artículo como crítico de arte, el teatro mediante diversas adaptaciones y finalmente la narrativa en esta su primera novela, Reina Victoria Hotel. Novela donde ficción e investigación histórica se entremezclan, como lo demuestra el aparato erudito que la acompaña: Epílogo, Nota final del autor, Agradecimientos, Bibliografía. En esta época en que tantos se nutren de obra ajena sin expresar los debidos reconocimientos, es ejemplar la forma en que este autor cita sus fuentes y menciona con gratitud todas las ayudas y aportaciones que ha recibido a la hora de redactar su bien documentada novela.

El éxito de esta obra se demuestra en el hecho de que ya va por la segunda edición, y no cabe duda de que su temática ha podido contribuir a ello, pues la guerra civil sigue presente en la memoria colectiva a pesar del tiempo transcurrido (ya casi un siglo). Y esta novela lleva como subtítulo «La novela de la tragedia de la guerra civil en Alicante». Es bien sabido que Alicante fue el último bastión de los republicanos, donde quienes se sabían ya vencidos en la guerra, se concentraron esperando un billete que les permitiera la huida, el exilio. En ese dramático ambiente se desarrolla la acción de la novela, protagonizada por una pareja: una arqueóloga española y un periodista suizo. La posibilidad de una relación sentimental entre ellos se entrelaza con episodios propios de una novela de espías y experiencias que acercan al lector la cotidianeidad de la guerra en toda su crudeza.

Los personajes protagonistas coinciden en el hotel que figura como título. Por cierto, que el título aparece con la palabra «Reina» tachada, y ello es un guiño deliberado a la realidad de los hechos: el hotel Reina Victoria -supuestamente llamado así en honor a la reina Victoria Eugenia, esposa de Alfonso XIII- pasó a denominarse Hotel Victoria tras el triunfo de la República.

El estilo es el de la novela tradicional, donde los sucesos se cuentan en orden cronológico. Narración, descripción y diálogo se combinan de forma equilibrada. El narrador omnisciente nos cuenta los acontecimientos desde dentro, introduciéndose en el pensamiento de los personajes mediante el llamado monólogo interior, y desde fuera, adoptando el punto de vista de un observador que cuenta lo que ve. Los personajes de ficción se mezclan con los históricos, entre los que destaca el del querido poeta Miguel Hernández, del que se reproducen varias conversaciones apócrifas. En una de ellas lo encontramos dudando de si embarcar o no en el «Stanbrook», último buque inglés que salvó a quienes huían de la victoria franquista. María, la protagonista, se siente orgullosa de alojarse en la misma habitación de hotel en que lo hicieran el poeta y su esposa.

Hay que destacar la imparcialidad del autor, que lo mismo da cuentas de las violencias de un bando que de las del otro bando, y cuando tiene que denunciar, denuncia por igual la barbarie de los falangistas y la de las milicias de izquierdas. Hay una alusión a Pedro Muñoz Seca, fusilado por los republicanos, y se dice que María, pese a ser republicana, «no aprobaba su trágico final», como tampoco el de un poetas como Lorca, víctima del franquismo. Y concluye: «Los dos bandos tenemos muertos a nuestras espaldas». En este punto, la posición del autor se expresa a través del personaje de María, la cual «Hacía tiempo que creía que las relaciones entre las personas y el mutuo entendimiento debían de estar por encima de las ideologías».

La guerra civil desde diferentes puntos de vista sigue suscitando el interés de escritores y lectores, e incluso el cine ha realizado adaptaciones popularizando títulos como La voz dormida o Los girasoles ciegos. La abundancia de obras sobre esta materia no la agota, sobre todo cuando se concreta en una localidad tan significativa en la historia de la guerra civil como Alicante. Se ha escrito sobre la guerra civil ambientada en Aragón (Requiem por un campesino español), en Castilla (Los cipreses creen en Dios), en Madrid (Las bicicletas son para el verano). Pero faltaba la novela de Alicante, y ese hueco está ahora espléndidamente ocupado por esta novela, tan alicantina, del alicantino Andarias.

Reina Victoria Hotel presenta la ciudad de Alicante como algo más que un escenario, en el que no faltan referencias como la de los balnearios de la playa del Postiguet, hoy definitivamente desaparecidos, o la concatedral de San Nicolás y «la empinada calle de Labradores», localizaciones por donde pasean los personajes. La mención de «las uvas secas de Alicante» (citadas en Robinson Crusoe) demuestra a un tiempo el alicantinismo y la erudición del autor. Una de las referencias más curiosas es la que trata de explicar el significado de «Raval Roig» partiendo de varias hipótesis, donde la etimología popular juega su papel: pudo ser porque el propietario del terreno se llamara Roig, por el color del sol naciente sobre la tierra o incluso -y esta versión se apoyaría en el lugar llamado «Sangueta»- por el color de la sangre del matadero cercano.

Para concluir: la novela es rica y densa. Sus más de trescientas páginas enganchan a cualquier lector, pero de manera particular al lector alicantino, que reconocerá tantos lugares, menciones y datos de su patria chica.

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