Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros.
Mariano Sánchez Soler es un escritor en el más amplio sentido del término. Basta revisar su trayectoria: libros de ensayo, artículos, novelas, poemarios. Su vocación literaria nació en su primera juventud y sigue persistiendo hasta el día de hoy sin fecha de caducidad, como él mismo contó durante la presentación de este libro en el Instituto Juan Gil Albert de Alicante, que es la institución que patrocina su edición. Pero además de ser un escritor vocacional, el autor también ha sido un escritor profesional, en el sentido de que se ha ganado la vida durante tres décadas escribiendo, debido a su profesión de periodista, siempre en primera línea de la actualidad política y los temas candentes, que aborda con rigor y honestidad.
Cuando se llega a cierto punto de la vida, resulta casi una necesidad echar la vista atrás y contemplar el camino recorrido, y eso es lo que hace el autor al recopilar sus relatos, desde el primero que escribió y publicó con diecisiete años a los más recientes. Esta tarea la comenzó durante las ya míticas jornadas de reclusión forzosa a que nos obligó a todos el confinamiento por la COVID, que trajo como consecuencia el que muchos dedicáramos mayor tiempo y espacio a las aficiones y empresas postergadas. El resultado es un libro de apariencia austera, quizá por su portada en blanco y negro con un personaje que bien podría ser un detective sobre una máquina de escribir, lo cual connota los clásicos del género negro que el autor también ha cultivado, como se observa en la tercera parte de su libro.
El conjunto total de los relatos alcanza casi la cincuentena (se queda en cuarenta y nueve). Los relatos son de variada extensión, desde una hasta veinte páginas, y se organizan en tres partes bien diferenciadas, ya que corresponden a distintos subgéneros narrativos y diferentes momentos cronológicos de la vida del autor: «Primeras ficciones« (1972-1982), «Historias del viajero metropolitano« (1980-1986) y «Negro, cáustico y final« (1987-2020). Como apéndice se menciona la procedencia de los relatos, todos ellos publicados en revistas (Primera plana, Gaceta de Gijón, Interviu…) y libros colectivos con fines solidarios, como Solo era marzo (editado por Juanjo Cervetto en 2020 tras la pandemia).
Dos ciudades: Alicante (la de origen) y Madrid (la de experiencias estudiantiles y profesionales) aparecen nítidamente descritas en varios de los relatos. No hay duda de que la experiencia vivida, la imaginada y la leída son las fuentes de inspiración de la escritura narrativa de Mariano Sánchez Soler, tan pegada a lo cotidiano, a lo real, a la intrahistoria que diría Unamuno.
De Catulo a Balzac, de Benito Pérez Galdós a León Bloy. Son múltiples las referencias a lo leído, sea en el cuerpo del texto o en las citas previas a algunos relatos, pues el autor fue lector compulsivo (como lo fuimos tantas otras personas de aquella generación sin más tecnología que el cine de barrio, que también todos adoramos). Destaca su relación con Manuel Vázquez Montalbán, a quien dedica el último de sus relatos y a quien se atrevió a matar (en la ficción) en otro de ellos. Los buenos escritores se retroalimentan.
Y hablando de buenos escritores, finalizamos felicitando al Instituto Juan Gil Albert por recuperar las ediciones de textos literarios de autores alicantinos cuya obra vale la pena conservar y difundir, como fue recientemente la edición de la obra de Rafael Azuar y es en esta ocasión la de los «Relatos Completos» de Mariano Sánchez Soler.
RECUENTO GENERAL (RELATOS COMPLETOS, 1972-2020) de Mariano Sánchez Soler se ha publicado en Alicante, en 2021, a cargo del Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil Albert.