MARCHAMOS HACIA LA IGUALDAD. 8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

Ilustración mujer Matilde Zamorano

¿POR QUÉ LUCHAMOS LAS MUJERES?

Autora: Nico Pérez Sánchez. Associació Feminista Crevillent.

Este año nos preparamos para la conmemoración del 8M, el Día internacional de la Mujer, de una manera especial. No podremos ocupar las calles, pero encontraremos la manera de hacer que nuestra voz se escuche.

Empezamos con una rotunda denuncia y protesta contra la violencia machista en su forma más extrema: el feminicidio, que en ocasiones conlleva también el infanticidio, cuyos terribles datos vemos en este gráfico. Hoy mismo hemos tenido noticias del asesinato de una mujer a manos de su pareja en Madrid, en el edificio donde ella trabajaba de conserje.

muertes por violencia machista

A continuación iniciaremos un breve recorrido por esos escenarios históricos en los que se ha trabajado por la igualdad, para contextualizar esta lucha y tener una perspectiva amplia. Sólo así, podemos tomar consciencia de la importancia de la conmemoración del 8 de marzo a nivel mundial. A través de este viaje histórico, constataremos que, tras siglos de lucha, queda mucho trabajo por hacer.

Si bien es cierto que avanzamos cada día en la consecución de derechos, se consiguen de manera tan lenta y desigual que muchas mujeres quedan fuera. Las reivindicaciones a nivel global siguen siendo las mismas; cambian los escenarios históricos, los lemas, las maneras de combatir el machismo, pero si recuperamos el discurso de muchas mujeres feministas que nos precedieron, podríamos atribuírselo a cualquier activista feminista actual de cualquier lugar del mundo.

Aunque encontramos huellas feministas en todas las épocas históricas, el momento donde se asientan de forma clara las reivindicaciones feministas es con la Declaración de los derechos de la mujer y de la Ciudadana escrito en 1789 por Olympe de Gourges (Marie Gouze). En esta declaración están redactados los derechos que reivindicaremos este 8M en las calles de muchas ciudades del mundo. Consideramos a Olympe la primera activista de una revolución que, a día de hoy, aún está vigente: la revolución de las mujeres, la revolución feminista.

Nuestra siguiente parada es en la Asamblea General de la ONU el día 10 de Diciembre de 1948 dónde encontramos la siguiente declaración: “ Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” y que “toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamadas en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión (…) nacimiento o cualquier otra condición”.

La sociedad española tendrá que esperar aún un poco más. No será hasta 1976 cuando el estado español firme los Pactos de Nueva York y habrá que esperar hasta la Constitución de 1978 para que recoja el compromiso de hacer propio lo dispuesto en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

A partir de esta fecha, se han celebrado periódicamente Conferencias Mundiales de Naciones Unidas sobre la mujer, donde se han fijado los puntos de la agenda por la igualdad.

En 1979, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre la eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). En esta convención se redactó el primer tratado de derechos humanos que ratifica los derechos reproductivos de las mujeres.

Cinco años después, se acordó en Copenhague la adopción de medidas de carácter internacional para asegurar que las mujeres tuvieran la posesión y el control de la propiedad, herencia, custodia de los hijos y la pérdida de nacionalidad.

La tercera conferencia mundial se celebró en 1985 en Nairobi, convocada con el propósito del Examen y la Evaluación de los Logros del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer: Igualdad, Desarrollo y Paz. En estos momentos, el movimiento por la igualdad había ganado un merecido reconocimiento mundial. Fue descrito como “el nacimiento del feminismo a nivel mundial”. Se sentaron nuevas bases al declarar que todos los asuntos afectaban a las mujeres.

La cuarta conferencia sobre la mujer fue en Beijing en 1995, donde se reivindicaron los derechos de la mujer como derechos humanos. El compromiso fue llevar a cabo acciones específicas para asegurar el respeto de estos derechos.

Finalmente, en junio del 2010, asistimos al nacimiento de ONU mujeres. El único organismo de la ONU encargado de acelerar el proceso sobre la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer.

A pesar del desarrollo legislativo realizado desde 1976 hasta la fecha, queda patente que no se ha conseguido que las mujeres tengamos garantizados los derechos humanos a nivel global. Muchos países que firman estos tratados, bien no los cumplen o bien los cumplen haciendo una interpretación a su medida. Así pues, no somos capaces como sociedad de vencer esos dictámenes patriarcales que condenan a la mujer a situaciones discriminatorias e injustas. Gracias a la labor de La Comisión Jurídica de la Mujer (CSW) conocemos la realidad que viven las mujeres del mundo y se pone de manifiesto que sólo alcanzaremos la igualdad si las normas internacionales son efectivas.

La agenda feminista viene marcada con asuntos de extrema urgencia como la abolición de la prostitución, los derechos reproductivos de las mujeres, acabar con el ostracismo que sufren muchas lideresas, reconocer los derechos laborales de las mujeres con trabajos precarios, una educación sexual y afectiva que prepare a las nuevas generaciones para vivir una vida plena en igualdad, acabar con la violencia sexual, proteger a las mujeres migrantes y a las mujeres que están en zonas de conflicto militar, prohibir la mutilación genital femenina, naturalizar el ciclo menstrual, romper el techo de cristal, acabar con el suelo pegajoso, poder vivir plenamente nuestro derecho a no ser discriminadas. Es de extrema urgencia acabar con todo tipo de violencia que se ejerce sobre las mujeres por el mero hecho de ser mujer. Cada guerra o cada situación de inestabilidad política o económica supone un retroceso en la lucha feminista.

España, dentro del ámbito europeo, debería cumplir los dictámenes del Convenio de Estambul de 2011 (o Convenio del Consejo de Europa sobre la prevención y lucha contra la Violencia contra la mujer y la Violencia Doméstica) que establece la legislación clave sobre esta materia. Lo hace parcialmente y no se ha introducido esta legislación en el ordenamiento jurídico español.

Para cerrar este recorrido que hemos realizado por las citas históricas más destacables en el camino hacia la igualdad de género, nos centraremos en la situación de nuestro país. Erradicar la violencia que producen estos comportamientos socialmente aceptados harán del mundo un lugar mejor. Por el bien común debemos conseguirlo y es juntas como podremos realmente cambiar nuestra sociedad.

Para las mujeres españolas, la fecha que marca el cambio fue diciembre del 2004 cuando tuvimos una ley integral contra la Violencia sobre la Mujer y se empezaron a registrar los asesinatos machistas. Hasta la fecha, las cifras de víctimas mortales oficiales a manos de sus parejas o exparejas ascienden a las 1.081. La siguiente gráfica nos muestra la evolución de los feminicidios oficiales en España desde que hay registro.

mujeres asesinadas por violencia de género
Como consecuencia de las nuevas leyes, las mujeres comenzamos a denunciar cada vez más, las violaciones, consiguiendo acabar, poco a poco, con este tema tabú. En esta gráfica podemos comprobar el número de violaciones en años anteriores.

número de violaciones en España

Cuando hablamos de feminismo, tenemos que hablar obligatoriamente de abolir la prostitución. Y es que, para el movimiento feminista, el tema de la prostitución ha sido siempre un tema prioritario en la lucha de la emancipación de la mujer. Cuando se analizan de forma consciente las condiciones y las implicaciones que conlleva la prostitución, queda patente que cualquier país democrático debería abogar por su abolición. No obstante, la realidad imperante es una falta de legislación que garantice la salida de las mujeres del sistema de la prostitución a pesar de las consecuencias físicas y psicológicas que comporta para las mujeres esta práctica. Esta situación legal tan particular ha llevado a España a ser el tercer país del mundo en consumo de prostitución justo por detrás de países como Brasil y Tailandia, según datos de la ONU.

Todo lo explicado anteriormente, sería extrapolable a la industria pornográfica. De hecho, ha quedado demostrado en innumerables ocasiones que la pornografía viene muchas veces de la mano de la prostitución. Es por ello por lo que tanto la prostitución como la pornografía tienen para nosotras la misma problemática: son violaciones pagadas.

La sociedad no suele considerar el consumo de pornografía como algo alarmante. Sin embargo, el acceso tan temprano a la pornografía, ocho años en España, y la falta de una educación afectivo-sexual en condiciones que pongan el respeto y la igualdad en el centro, convierten a la pornografía en la educación sexual de varias generaciones. La irrupción de internet y los dispositivos móviles actuales no han hecho sino agravar esta situación aún más si cabe, resultando las consecuencias de esta situación devastadoras para las relaciones sexuales saludables y en igualdad.

pornografía y violencia de género

No menos importante para poder acabar con otro tipo de violencia contra la mujer sería considerar la violencia económica. Las mujeres representamos el 57% de todas las personas subempleadas y el 73% de las que trabajamos a tiempo parcial. Según el INE, el sector sanitario y sociosanitario registra la brecha salarial más alta, un 25’6%. Las mujeres ganamos, de media, 23.839’44 euros anuales, a diferencia de los hombres, quienes recaudaron 33.735’05 euros anuales de media. Una diferencia que llega hasta aproximadamente 10.000 euros. La violencia económica arrastra a la mujer a una total indefensión, la hace prisionera de un suelo pegajoso que no la deja avanzar y la convierte en blanco fácil de múltiples violencias.

Otro tema insignia del feminismo es el referente a la mutilación genital femenina. Según datos del informe del Ministerio de Igualdad publicado en 2020, hay más de 3.600 niñas que residen en este país en riesgo de sufrir la mutilación genital. Una amenaza que ha aumentado un 5% en cuatro años. Este tipo de violencia ya no es, por tanto, una violencia local, sino que el fenómeno de la globalización hace que se convierta en un problema mundial.

Por todo lo aquí descrito y tantas y tantas situaciones que han quedado en el tintero, a las mujeres nos queda apostar fuerte para lograr el cambio, marcar objetivos a corto plazo que se centren en el reconocimiento de la igualdad y del empoderamiento de la mujer como un objetivo y como parte de la solución. Reclamar cambios profundos a nivel jurídico y legislativo para garantizar los derechos de las mujeres en el mundo.

Aunque el panorama general en referencia a los derechos fundamentales de las mujeres y niñas es desalentador, la sociedad no puede mirar hacia otro lado para eludir su responsabilidad en esta situación. Las feministas somos conscientes de que aún queda mucho por hacer y mucho camino por recorrer. Pero también tenemos la firme convicción de que conseguiremos que las mujeres y las niñas sean conscientes de su poder y que, finalmente, lograremos vencer el mayor desafío de nuestra época en materia de derechos humanos: conseguir la igualdad social de forma mundial. 

Ilustración portada: dibujo original de Matilde Zamorano

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