La actriz danesa Lone Fleming, caracterizada por sus apasionadas interpretaciones y sus impresionantes ojos verdes, reside en España desde 1969 y ha participado en películas de variados géneros (terror, comedias, series…) a lo largo de más de cuatro décadas. Actualmente sigue ligada al cine como directora, productora y guionista. Tuvimos ocasión de verla no hace mucho en un programa de televisión, First Dates café, donde compartió una charla amistosa con la cineasta alicantina Reyes Caballero. La historia del cine comercial español no sería la misma sin esta actriz que se hizo popular sobre todo por participar en algunas películas de terror tan míticas como La noche del terror ciego, inspirada en El monte de las ánimas, leyenda del escritor romántico Gustavo Adolfo Bécquer.
Charlamos con ella en un café del centro de Madrid, ciudad en la que actualmente tiene su residencia. A lo largo de esta entrevista, una de las más duras e íntimas que hemos hecho, Lone nos descubre su pasión por el cine, pero también los avatares de su vida, que podrían servir de argumento a una buena película.
El Cantarano.- Empecemos por el principio. Naciste en Arhus, Dinamarca. ¿Qué recuerdos tienes de tu infancia?
Lone Fleming.- Mis primeros años fueron muy bonitos y divertidos. Vivíamos en un cuartel, porque mi padre era militar. El sitio donde me crié estaba en plena naturaleza. Teníamos jardines, huertos, grandes espacios en los que jugar. Y además aprendí muy pronto a montar a caballo gracias a mi padre, que se preocupó de enseñarme. A los cuatro años, mi hermana melliza y yo ya nos sosteníamos en los caballos. Es una de las experiencias mejores que recuerdo. Esa y los veranos con los gitanos rumanos que ponían su campamento en la vecindad y yo siempre me acercaba a verlos, les llevaba flores, verduras… Eran muy buena gente y lo pasaba muy bien con ellos.
Lo peor fue la escuela, que la dejé muy pronto por mi problema de dislexia, que en aquella época no estaba diagnosticado, pero a mí me producía dificultades de aprendizaje. Entonces decidí ponerme a trabajar de «au pair», y pasé temporadas en Francia y en Inglaterra, donde tuve oportunidad de aprender el francés y el inglés. Por lo demás, mi formación como actriz fue autodidacta.
El Cantarano.- ¿Cuándo tuviste conciencia de tu vocación artística?
Lone Fleming.- Mi vocación empezó cuando a los seis años vi la película de El hombre enmascarado. Me resultó fascinante. Pronto empecé a coleccionar fotografías de artistas de cine con las que empapelé literalmente mi habitación. Recuerdo las fotos de Ivonne de Carlo, Bette Davis, Rhonda Fleming…
El Cantarano.- Los comienzos no suelen ser fáciles. ¿Cómo fue en tu caso?
Lone Fleming.- No tuve unos comienzos fáciles, ni en el cine ni en la vida. En mi vida personal tuve una experiencia traumática, pero tengo que decir que yo misma me la busqué. Era y sigo siendo una persona muy impulsiva. Siendo muy jovencita, conocí en Dinamarca a un americano de Sacramento del que me enamoré locamente y, sin saber nada de él, me fui a Estados Unidos. Nada más llegar a su país, me di cuenta de que era un alcohólico que empezaba el día con una botella de ginebra. Pronto comenzaron los abusos y los maltratos psicológicos. Estos ya los he contado en alguna ocasión para que sirvan de escarmiento a las jóvenes que, antes de irse con alguien a quien acaban de conocer, deberían recabar informes fiables. Aquel mal hombre me presentaba a las prostitutas a las que llevaba a casa como «mi souvenir de Dinamarca». Me tenía totalmente cosificada. Yo quería escapar, pero no sabía cómo ni tenía recursos. Afortunadamente, encontré un amigo que me ayudó, me compró un billete de avión de vuelta a Europa y él mismo me llevó al aeropuerto. Cuando estaba en el avión y abrí mi bolso, vi que había puesto dentro un sobre con bastante dinero y un mensaje: «Para que puedas empezar una nueva vida». Todavía me emociono cuando lo recuerdo. No he vuelto a saber nada de él, porque entonces no había redes sociales, ni móviles, ni las formas de comunicación que existen hoy en día. Pero él sigue siempre dentro de mi corazón.
El Cantarano.- Esta historia es de esas que te devuelven la fe en el ser humano. Hay gente buena, hay gente desinteresada, que hace el bien sin esperar recompensa, sin ese «do ut des» que decían los romanos: «doy para que me des». Es reconfortante que tu mala experiencia terminara con otra tan buena. ¿Y cómo te fue a tu vuelta?
Lone Fleming.- Pues después de un drama viene una comedia, podríamos decir. Cuando me puse a trabajar como actriz en España, resulta que había que tener la nacionalidad para firmar los contratos. Entonces se me ocurrió casarme en una boda de conveniencia, que era la forma más fácil para obtener la nacionalidad. Conocí a un actor especialista (de los que doblan papeles de riesgo) que, paradójicamente, estaba enfermo del corazón. Me pidió 60.000 pesetas de aquella época (años 70) a cambio de casarse conmigo en la ficción. Yo tenía el dinero, pero también tenía escrúpulos de conciencia, porque había que casarse en una iglesia, delante de un cura, ya que el matrimonio civil no estaba admitido en la España franquista. Así que me fui a hablar con el cura y le conté la verdad: que la boda era una farsa para poder obtener la nacionalidad y firmar los contratos de trabajo. El cura fue muy comprensivo. Me dijo que no nos haría pasar por el trago de celebrar una ceremonia fingida, respondiendo mentiras como lo de para toda la vida y hasta que la muerte nos separe. Que bastaría que mi «novio» y yo acudiéramos al despacho parroquial a firmar los papeles y nada más. Así lo hicimos. Mi «marido» falleció a los tres años de un ataque al corazón, de manera que oficialmente me quedé viuda… Y con la doble nacionalidad (danesa-española) que conservo hasta el día de hoy.
El Cantarano.- No nos has contado qué fue lo que motivó que vinieras a trabajar a España…
Lone Fleming.- Descubrí España porque vine de vacaciones con mi madre a la costa catalana, concretamente a un pequeño lugar, Llansá (Gerona), y nos encantó. Entonces había bastantes actrices extranjeras en una España en la que parecíamos exóticas por nuestro físico y teníamos oportunidades. Recuerdo el caso de Nadiuska, que también hizo una boda de conveniencia como la mía.
El Cantarano.- ¿Te volviste a casar?
Lone Fleming.- Solo una vez más, y fue por amor (al menos, por mi parte). Con un hombre veinte años mayor que yo que era guionista y director de cine, Eugenio Martín, que dirigió películas muy populares, algunas musicales, como Las Leandras, con Rocío Durcal; La vida sigue igual, con Julio Iglesias; La chica del molino rojo, que fue la última que hizo Marisol… Y otras de terror, de las cuales la más famosa fue Pánico en el Transiberiano, rodada con actores internacionales como Christopher Lee, Telly Savallas, Peter Cushing… Yo participé en bastantes de sus películas. Por ejemplo, en varias del género de spaguetti-western que en los años 70 estaba muy en boga. Una de estas películas fue El hombre de Río Malo donde coincidí con James Mason, Lee van Cleef y Gina Lollobrigida. Y otra, El desafío de Pancho Villa, protagonizada por Telly Savallas.
El Cantarano.- Seguro que trabajaste también con actores españoles conocidos…
Lone Fleming.- Sí, por ejemplo con Fernando Fernán Gómez, Emma Cohen, Jaime de Mora y Aragón y José Sacristán, entre otros muchos actores muy conocidos, en Pierna creciente, falda menguante; también con Alfredo Landa en Vente a Alemania, Pepe. Con José Luis López Vázquez, del que hace poco se ha celebrado su centenario, trabajé en varias ocasiones: en La última señora Anderson, una coproducción de terror italiana; en Lo verde empieza en los Pirineos y en El vikingo, una comedia de cuernos, que era un tema tópico del cine de destape, como se decía entonces, donde yo hacía un papel de maestra. Eran muy buenos profesionales y muy correctos en el trato, pero tampoco teníamos demasiado contacto porque en aquella época no era como ahora, en que los actores y el equipo conviven mucho más. A mí me llamaban para mi escena o mi dialogo y luego me iba del set hasta la siguiente vez en que me tocara intervenir. A no ser que fuera la protagonista, pero aún así, hacíamos una vida muy discreta… Aunque también teníamos nuestras correrías. Recuerdo que Jaime de Mora y Aragón nos llevó por San Sebastián en coche y nos lo enseñó todo: una maravilla de ciudad. Fue durante el rodaje de Pierna creciente, falda menguante, una comedia muy divertida.
El Cantarano.- La película que has citado, Pierna creciente, falda menguante, a pesar de su título, aparentemente banal, se puede considerar proto-feminista, ya que presenta a una mujer joven que prefiere estudiar una carrera científica antes que ser una mantenida… ¿Qué opinas de esto?
Lone Fleming.- Yo nunca he sido una mantenida, siempre he vivido de mi trabajo, que no ha resultado fácil, porque hubo momentos buenos y otros más complicados. Unos amigos (con esa bondad de la verdadera amistad) hace poco me consiguieron una pensión de la Asociación de Artistas, porque realmente nuestra profesión es muy inestable desde el punto de vista económico.
El Cantarano.- ¿Cuál es la actuación de que te sientes más satisfecha?
Lone Fleming.- Como actriz de reparto, de mi actuación en Una vela para el diablo, dirigida por mi marido. Y como protagonista, de La noche del terror ciego, que ahora es una película de culto, como dicen hoy en día; es la que recrea la terrorífica leyenda de Bécquer El monte de las ánimas. Además esa película inicia una tetralogía de cine de terror (Templarios ciegos) que luego ha servido de inspiración para otras películas posteriores de ese género, y yo participé en algunas más, como la de El ataque de los muertos sin ojos donde hacía de Amalia.
El Cantarano.- ¿Qué opinas del cine español actual?
Lone Fleming.- Tiene mucha calidad, hay muy buenos directores. Lo que me llama un poco la atención es que la mayoría de las actrices se parecen físicamente, puede ser porque se han operado o retocado para conseguir el ideal de belleza que hoy día está de moda… Pero a mí me agrada más que cada actriz tenga su personalidad, incluso en el físico, que no sean como muñecas fabricadas en serie.
El Cantarano.- Seguro que tienes alguna anécdota curiosa que puedas compartir con nosotros…
Lone Fleming.- En la comedia El hombre de Río Malo, también dirigida por mi marido, hice de mejicana, ¡yo, una nórdica! Me pareció muy divertido. También me resultó muy interesante participar en una película como Viaje al centro de la tierra, inspirada en la novela de Julio Verne. Porque soy una gran lectora y me encanta la literatura de cualquier género si está bien escrita.
El Cantarano.- Hemos visto que has recibido diversos premios y reconocimientos a lo largo de tu carrera…
Lone Fleming.- Sí, y sigo recibiendo premios y reconocimientos a mi trayectoria. Hay que pensar que he intervenido en más de cuarenta películas, la mayoría rodadas en España. Estoy muy agradecida y me siento feliz cada vez que me llaman para contar conmigo en algún festival de cine, que en España afortunadamente hay muchos y buenos.
El Cantarano.- Una artista nunca se jubila. ¿En qué estás metida actualmente?
Lone Fleming.- He descubierto, un poco tarde pero a tiempo, la dirección y la producción, y he visto que me interesan más que la interpretación. Hace poco estrené un corto, La virgen descalza, con una maravillosa y guapísima actriz: Es un corto de tema gótico y fantástico, rodado en Úbeda. Ahí lo he hecho todo menos interpretar: dirección, guión, producción… incluso he hecho dibujos.
Muchas gracias por compartir tu tiempo y tus recuerdos con nosotros. Te deseamos toda la suerte del mundo en tus nuevos proyectos, que sabemos que los tienes.
Foto de portada: Lone Fleming retratada por Consuelo Jiménez de Cisneros.
Otras fotos: Archivo personal de Lone Fleming.