LA INFLUENCIA DEL DOLOR EN LA CREACIÓN POÉTICA Y OTRAS MANIFESTACIONES DEL ALMA

Autor: Francisco Mas-Magro

Concepción Arenal Ponte (Ferrol, 31 de enero de 1820- Vigo, 4 de febrero de 1893) fue una experta en Derecho, pensadora, poeta y autora dramática española encuadrada en el realismo literario y pionera en el feminismo español. El dolor, para Concepción Arenal, es un factor esencial para el crecimiento moral. No lo digo yo, ignaro en el tema. Se lo he escuchado a Ana María Caballé Masforroll1, escritora, crítica literaria y profesora universitaria. Fue en una magnífica conferencia impartida a través de la cámara, en la “serie” “Modernas de Época. Emociones que dieron vida a las mujeres” desarrollada en la Sede Ciudad de Alicante de nuestra Universidad de Alicante.

Tiempos difíciles y un placer poder escucharla en casa, “tirando” de la videoconferencia, con un vasito de vino y un platito de queso y jamón. Le atendí con interés (y tomé mis apuntes), porque me percaté de que esta mujer podía comunicarme cosas muy interesantes. Como así lo fue.

Es cierto que mi curiosidad vagaba por los tiempos del XVII, época en la que se desarrollan los estudios de Maricarmen Cortés Sempere2 y de Berta Echániz Martínez3, ambos bajo la dirección de la Doctora Inmaculada Fernández Arrillaga4. El XVII, una época dramáticamente sugestiva, socialmente hablando. Más para la mujer, cuya identidad quedaba limitada a la maternidad  y sus decisiones supeditadas a los hombres.

Decía Ana María, mencionando a la señora Arenal, que el sufrimiento –tormento, aflicción, dolor, soledad- es un elemento articulado en la vida humana. No es algo que entre y salga en un continuo fluir, porque está estructurado en el propio orden vital y nos acompaña con mayor o menor intensidad. Y añade: La felicidad sí es un hecho circunstancial. Viene y se va.

El acto de querer, determina que la voluntad se dirija a la realización de una serie de cosas. Lo dijo Descartes: El ser humano está dominado por la voluntad y no por la razón. El hombre es un ser volitivo.

En definitiva, para un inexperto amante de las letras, como lo soy yo, el dolor y la literatura se sientan juntos en el mismo sofá.

Siguiendo a Shopenhauer5, el deseo de querer algo ordena una lucha por obtener ese algo. Esa fuerza hacia la obtención de lo deseado aviva un sentimiento de cómodo bienestar. Tal que una emoción que provoca una sensación de plena autoconfianza. Optimismo que impulsa a luchar para obtener lo codiciado.

Cuando se consigue lo pretendido, la emoción o el sentimiento doloroso, esa percepción sensorial, localizada y subjetiva, desaparece y el tedio conduce al pesimismo, a partir del cual la voluntad inicia nuevamente la lucha para alcanzar otra meta, diferente o parecida, que nos devuelve a la situación anterior. El Sistema Límbico -Tálamo, Hipotálamo, Hipocampo y Amígdala Cerebral- va actuando ordenadamente, con permiso de filósofos y moralistas, culpables del pesimismo filosófico en el que nuestro destino sería, según Shopenhauer, vivir en el bucle de desear lo que nunca obtendríamos. El principio del tedio filosófico del alemán, en mi opinión, un aburrimiento anímico insufrible, se matiza en manos de Concepción Arenal, tal y como se ha escrito al principio de este artículo, porque el ciclo vital de la señora Arenal tiene un fin claro y positivo: El crecimiento moral.

En la realidad de un alma bien estructurada (Orandum est ut sit mens sana in corpore sano), esta situación de “estrés” se transmuta en equilibrio y el equilibrio, en creación. La creatividad. Y la creatividad puede desarrollarse tanto en el campo físico como intelectual. O en el terreno de lo espiritual.

Díganme ustedes que no fue el dolor de la ruptura quien creó el poemario “Jacinta la pelirroja” (1929), retrato de la frustrada relación de Moreno Villa (generación del 27) con una joven judía neoyorquina que, tal y como la reproduce en sus poemas, debía ser una chica espectacular.

O las palabras que Luis Cernuda escribiera para una antología poética en 1932: “No valía la pena de ir olvidando poco a poco la realidad para que, ahora, fuese a recordarla y ante qué gentes. La detesto como detesto todo lo que a ella pertenece, mis amigos, mi familia, mi país. No sé nada, no quiero nada, no espero nada. Y si aún pudiera esperar algo, sólo sería morir allí donde no hubiese penetrado aún esa grotesca civilización que envanece a los hombres”. Luis, un poeta con unos sentimientos enfrentados al “ambiente encorsetado” de la elegante y escrupulosa sociedad que le acompañaba, nos dejó una muy importante obra poética.

Qué decir del poeta Carlos Alvarez6, represaliado por la dictadura, lo que marcó profundamente su obra.

En definitiva, digamos que las adversidades son la base del pensamiento y que es entendible sean ellas las que impulsan las artes desde el principio de los siglos.

Parece ser, lo dicen los versados, que el “romanticismo literario”, que se inicia como un proceso intelectual de rechazo del Humanismo Neoclásico, presenta su dosis de infortunios, sus excesos emocionales y característicos avatares en la pasión y la emoción. Amores imposibles con su tendencia a terminar en un trágico destino. Es decir, que es un movimiento que brota de la insatisfacción del alma y concluye, mediado el XIX, con el Modernismo, de origen hispanoamericano (Rubén Darío o Amado Nervo como ejemplos), y con limites confusos con la Generación del 98, hasta el punto de que los eruditos piensan si “la Generación del 98 no fue más que un Modernismo español que profundiza más en las cosas que se escriben”.

En definitiva, ambos movimientos lo que pretenden es renovar la situación social y política, así como las tendencias artísticas del momento y su impulso es el triste malestar, bien por la rigidez ilustrada, en el primer caso, como por la situación de una España arruinada, en el movimiento del 98. Dice Azorín: “Sentíamos el destino infortunado de España, derrotada y maltrecha, más allá de los mares”7 Siente, Azorín, “dolor” por España.8

Y, ese espíritu romántico de sufrimiento, no se detiene en aquel momento, que recorre el mundo de la literatura, ya que la vida así lo predispone con sus repetidas controversias y conflictos, y nos llega hasta el presente, y se pone al servicio de algunos poetas:

Me han condenado al frío, a la pared, / a la piedra y al número, al cuadrado, /  a la humedad angosta y a la sed, / a lo oscuro, lo liso, lo ordenado.

Nos lo dice Consuelo Jiménez de Cisneros9, poeta de verso madurado entre la soledad y la inquieta virtud del desarraigo.

Como el dolor, repitamos de nuevo a Concepción Arenal, es un factor esencial para el crecimiento moral y el pesimismo existencial de Shopenhauer no desaparece con las nuevas generaciones, el ingenio persiste en el tiempo. Leemos a Antonio Gracia10: “El creador hace del desierto de su vida el manantial de su obra. Eso lo aboca a una excitación y un dolor tanto más inevitable cuanto más imprescindible”.

El pesimismo de Shopenhauer nos influye en la idea de que el ser humano se enfrenta a un mundo donde la maldad es dominante. Es decir, continuando con el filósofo alemán del XIX, la vida está basada en el sufrimiento y el dolor. Y siguiendo a Descartes que ve en el hombre –entendido como “ser animado racional, varón o mujer” (R.A.E.)- un ser volitivo, ese acto de voluntad le conduce hacia la acción de “paliar los actos insatisfechos 11

Si nos sumergimos en la literatura de Antonio Gracia, encontramos a un autor que experimenta un sentimiento de vacío. Un vacío consecuencia de un mundo que el poeta aprecia apasionado y concluye con un verso roto, quiero decir, enervado. Aunque el romántico se goce con su quebranto y, en el caso del poeta Gracia sea, además, motivo de continuas reflexiones, probablemente con el fin de dar lugar al consuelo de conseguir la comprensión del yo íntimamente sentido. Lo que se traduce en una obra que bien podemos calificar como maestra. Sin duda, para mí, un humilde médico metido en letras, Gracia es el último poeta romántico vivo.

El modernismo al que nos hemos referido fue la variante hispánica de la llamada poesía moderna, la de Charles Baudelair o de Walt Whiteman. W. Whiteman camina entre el trascendentalismo y el realismo y culmina en las llamadas vanguardias históricas (futurismo, ultraísmo o el postismo de Edmundo de Ory).12

El dolor en Edmundo de Ory aparece en su Oda.

Dolor cuando tú pisas los párpados del hombre
Extraño corazón con una espada en medio
Nadie sabe decir por qué vuelan los pájaros
muy por encima de nuestra frente mortal

Y su conclusión pesimista:

El pecho que respira y sangra es
el futuro tambor del topo abajo.
¿Qué hago yo aquí más tiempo me pregunto
borracho de salud y borracho de muerte?

Lo dijo Ana Caballé en su magistral intervención: la intimidad tiene que ver con nuestra vida intelectual (vida imaginaria, intimismo, lo que pensamos, lo que soñamos). La intimidad, lo nuestro, la subjetividad en su concepto, nada tiene que ver con la objetividad. Esta subjetividad depende de la posición que el individuo tenga en el mundo -y frente al mundo- y determina la singularidad del mismo. La intimidad es un don muy apreciado. Y el dolor, como el amor, son sentimientos muy subjetivos.

Como subjetiva es la libertad, -aunque en su definición se arrogue objetiva y sus límites tan precisos abarquen más allá de la propia subjetividad. Es un matiz que converge en el concepto “dignidad”, característica esencial del ser humano.

Se habla, desde hace dos años, de la pandemia. Un edicto del gobierno nos envió a todos a nuestras casas, al menos durante un mes. Se mutiló la libertad individual –cierto que en provecho de un bien común- y, frente a la incertidumbre y al miedo, surgió una avalancha de sentimientos, ora en forma de poemas, ora de narraciones, o de otras expresiones artísticas.

Vuelan los llantos.  / Tiene el silencio  /  temor al camposanto.13

El ser humano explotó como solamente el hombre puede hacerlo: mediante la creación.

Y volvemos al “aguafiestas”14 de Shopenhauer. O al razonamiento de Gracia. O al concepto cristiano que Concepción Arenal expone de lo que supone el dolor en la vida común y corriente15. Y como no es mi querencia dejar para el postre nada amargo, ¿qué mejor que este poema de Isel Rivero?:

Hoy primero de abril16

Hoy primero de abril
En este año de la pandemia
Venus se acerca a las Pléyades

Hay que esperar a la hora exacta
En el temprano crepúsculo
Para verlas
Y sonreír
Porque esta tentación de las estrellas
Para hablar en silencio
Para acariciarse con la luz
Solo retorna cuando la Tierra
Se estremece bajo el empuje de la Luna naciente
Cada ocho primaveras.

Inclínate reverente esta noche
Y abraza lo desconocido.

Gracias, Isel.

En Alicante, a primero de febrero de 2022.

 

1 https://www.modernasdeepoca.kliascultura.com/edicion-2021/ponencias/

2 Historias de Alicante a través del Claustro de las monjas capuchinas del siglo XVII al XXI.

3 Las Monjas de la Sangre. Historias de vida en la Modernidad alicantina

4 Profesora Titular de la Universidad de Alicante, adscrita al Área de Historia Moderna e integrante del

Instituto Universitario de Investigación en Estudios de Género (IUIEG). 

5 El mundo como voluntad y representación”. Estudio, obra capital, del filósofo alemán A. Schopenhauer. Publicado en Leipzig en 1819. Es considerada la manifestación del pesimismo filosófico que ha influido en multitud de pensadores y escritores (Freud, Nietzsche, Karl Popper, Borges…)

6 Carlos Álvarez Cruz (Jerez de la Frotera,1933).”Escrito en las paredes” (1962); ”Papeles encontrados por un preso” (1967); “Versos de un tiempo sombrío” (1976); “Entre el terror y la nada” (1989); “Tercera Mitad” Antología (2007).

7 José Martínez Ruiz, “Azorín”. “Madrid”, prólogo de Jorge Urrutia, 1941 .

8 Ver: Pedro Lain Entralgo. “La generación del 98 y el problema de España”.

9 Consuelo Jiménez de Cisneros y Baudin. Alicante (1956). Poeta, narradora, ensayista. Directora de El Cantarano.

10 Antonio Gracia Caselles, Bigastro, Alicante (1946). Poeta, narrador y ensayista.

11 De nuevo Shopenhauer.

12Es el resultado de un movimiento profundo y semiconfuso de resortes del subconsciente tocados por los autores, manteniendo unas premisas determinadas. Una auténtica vanguardia, una vanguardia española, con sus tres componentes bien establecidos: manifiestos, revistas y estrépitos, requisitos imprescindibles para que una vanguardia o ismo se pueda llamar así, como dictamina Rafael de Cózar en un texto introductorio a la poesía de Carlos Edmundo de Ory.

13 Haikus de la muerte anunciada (IV). Mas-Magro y Magro.

14 Con todo mi respeto.

15 Concepción Arenal, “El visitador del preso”. (1861).

16 Isel Rivero. “Polaris”. Antología. Ed. Olelibros. 2021.

Foto: Carlos Delgado. Monumento a Concepción Arenal en el Parque del Oeste de Madrid (wikimedia commons).

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