No sin pena y desasosiego comparto este breve y entrañable recuerdo de Consuelo. La conocí hace unos años cuando la invitamos a dar una conferencia en nuestro Ateneo Cultural del Colegio de Médicos de Alicante. Nos sorprendió su ameno y a la vez magistral dominio de la oratoria y el tema que nos expuso, referido en esa ocasión a la salud mental y los trastornos psiquiátricos de algunos famosos personajes del mundo de la literatura y del arte en general. Después, coincidimos en algunos eventos y tertulias literarias en las que siempre se mostraba afable, llena de la simpatía que le caracterizaba acompañando su brillante charla. El estilo de Consuelo destilaba trazos de Pardo Bazán y Rosalía de Castro, María Zambrano y Clara Campoamor, George Sand y Virginia Wolf…, en fin, un decir culto y ameno de semblanza universal.
En el terreno personal y puramente literario se ocupó de conocer buena parte de mi obra, de mi poesía, escribiendo algunas reseñas en su revista “El Cantarano”. Como poeta que era también, manejó con acierto y destreza la crítica literaria de mis poemarios, por lo que siempre le estaré agradecido. El último encuentro colaborativo que mantuvimos fue con motivo del prólogo que redactó en su casa de Ribadeo para la edición de mi poemario “Nada en común” en formato audiolibro, publicado recientemente por la editorial madrileña Cuadernos del Laberinto. Otra muestra (si no la última) de su dominio de la lengua, la crítica literaria y la historia de la literatura española prologando a un autor. Una delicia.
Nos unió la amistad y la poesía, ese género expresivo del hombre mediante un lenguaje que va más allá de la lengua, aunque parezca un contrasentido, porque poesía es lo que nunca se ha dicho y nunca se volverá a decir, como el resplandor del espíritu singular y extraordinario de Consuelo Jiménez de Cisneros, que permanecerá siempre en nuestra memoria. Recibe un fuerte abrazo desde el universo de las letras.
José Antonio Buil
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