El Museo de la Ciudad de Alicante del Castillo de Santa Bárbara alberga, desde el 1 de diciembre del pasado 2022, una exposición dedicada a José Gosálbez de Cunedo, humanista alicantino con una vida cosmopolita. Nacido en Alicante en el seno de una familia cultivada, pasó sus primeros años en su ciudad natal, donde recibió una excelente educación y donde se sabe que su familia veraneaba en Muchamiel. Estudió Medicina en Valencia teniendo como profesor al célebre médico Jaime Segarra. Embarcó en la Armada Invencible como médico, y su barco San Mateo sufrió un naufragio frente a las costas holandesas. Fue hecho prisionero por los holandeses y conducido a la prisión de Medenblick. Tras unos inciertos avatares, finalmente fue liberado gracias a la intermediación del también humanista flamenco Justo Lipsio, con quien mantuvo una relación de agradecida amistad el resto de su vida. Acabó sus días en Bruselas, donde publicó varios libros de poesía en latín, la entonces lingua franca de los intelectuales de la época. Siempre mantuvo su condición de católico y en sus escritos se opuso firmemente a los protestantes.
El trabajo del profesor Antonio Biosca, de la Universidad de Alicante, y de su equipo, nos permiten conocer todo esto y mucho más sobre la vida y obra de este personaje que todavía ni siquiera figura en la wikipedia. La visibilidad se la da la mencionada exposición apoyada por el Ayuntamiento de Alicante y el consorcio del MUSA, Museo del Castillo de Santa Bárbara. El cuidado catálogo recoge textos del alcalde, Luis Barcala, el concejal de Cultura, Antonio Manresa, y el mencionado profesor Antoni Biosca.
Gozálbez de Cuneda cultivó la poesía pastoril, de moda en su época, sin olvidar su tierra natal, ya que dedicó tres de ellas al obispo de Orihuela. Lo curioso es el tema de debate de una de las églogas: si se debe vivir donde uno nace o en otra parte, cuestión por la que me siento especialmente concernida tras haber vivido y trabajado en cuatro países diferentes de mi país natal y tener a mis dos hijos y mis dos nietos viviendo fuera de España. Vemos, pues, que hay reflexiones por las que el tiempo no pasa y que se pueden seguir replanteando a través de los siglos.
Un detalle que nos lo aproxima a Alicante es que haya ubicado el escenario de sus poemas bucólicos en Foncalent, topónimo alicantino donde los haya. Y además que se haya detenido en la descripción minuciosa de botánica terapéutica alicantina que sin duda conocía de primera mano, también por su condición de médico.
Algo que caracteriza la literatura de Gosálbez de Cunedo es su dedicación a la poesía emblemática, un género propio de su época que consistía en una especie de juego literario o adivinanza erudita acompañada de una imagen alusiva. Bastantes de estos poemas suyos parece que se perdieron en los azares de su vida, concretamente en el naufragio del San Mateo.
Su relación con los autores alicantinos y españoles más relevantes de su época fue notable, incluso durante sus años de estancia en Bélgica, los más fecundos como escritor, demostrando así que no son precisas las nuevas tecnologías para mantener el contacto entre personas interesadas en comunicarse. Podemos mencionar que Miguel de Cervantes lo nombró en La Galatea y que Góngora dedicó un poema a su hija Luisa.
Una de las obras más relevantes de Gosálbez de Cuneda es el largo poema de más de mil versos Philippus, dedicado al rey Felipe II que da nombre a la calle más animada y comercial de la capital luxemburguesa. Y esto me lleva a la evocación de insólitas coincidencias: mi hijo alicantino trabaja actualmente en Bruselas, en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea, y mi hijo holandés (nacido en Heemskerk) trabaja en Inglaterra, en la Universidad de Surrey. Yo misma recuerdo, con indisimulable melancolía, mis años de funcionaria en Holanda y en Luxemburgo, y mis reuniones de trabajo en Bruselas, donde pude vivir de cerca la impronta histórica española en aquellas tierras que pertenecieron a España, no lo olvidemos, no por guerras, sino por matrimonio: el de Juan de Castilla con Felipe el Hermoso.
Pero volvamos a José Cunedo (o Josep si lo escribimos con la grafía de su época). Quien quiera saber más de él, que no deje de visitar las salas del MUSA (Museo de la Ciudad de Alicante) a las que se puede acceder mediante el ascensor que se toma en la calle de Jovellanos, frente a la playa del Postiguet, o bien usando el minibus lanzadera que sube a los visitantes por la cara trasera del castillo, desde la plaza doctor Gómez Ulla, junto a la estación del Tram. No olvidemos consultar el horario de visita, habitualmente de 10 a 20 horas, que puede cambiar en festivo.
Acabemos con un verso de este ilustre y, hasta ahora, desconocido humanista alicantino: Est mihi sacra domus antiquae nata ruinis laurus… (Ha nacido entre las ruinas de mi antigua casa un laurel sagrado…) Que así sea.
Ilustración: portada del catálogo de la exposición dedicada a Gosálbez de Cunedo.