EL 1 DE NOVIEMBRE ES EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS

Autora: Consuelo Jiménez de Cisneros.

El 1 de noviembre es el día de Todos los Santos. Recordamos a nuestros seres queridos difuntos mediante la tradicional visita a los cementerios. Quienes tienen fe, lo viven de una manera; los agnósticos y ateos, de otra. Pero la pervivencia en nuestra memoria de los seres queridos perdidos es algo común a todos los humanos, así como la necesidad de preservar su recuerdo. Objetos, ceremonias y costumbres varias contribuyen a ello.

De unos años a esta parte, una fiesta anglosajona de origen celta llamada Halloween se ha adueñado de los colegios y disfraza a nuestros niños. La palabra Halloween significa lo mismo que «todos los santos». No obstante, al igual que la evocación de los difuntos en general, se relaciona con un cierto terror, a veces lúdico a incluso humorístico, con el que quizá se pretende eliminar el miedo a lo desconocido, a lo que hay más allá de esa puerta de la muerte que todos atraviesan y de la que no se regresa (a no ser que creamos en los espíritus). Ya lo decía Shakespeare en su Hamlet: sería más fácil morir si supiéramos lo que hay detrás, pero nadie ha vuelto para contarlo.

Sin embargo, dado que todos hemos de pasar por ese trance y que esa es una de las pocas certezas de nuestra vida, lo aconsejable es irse preparando con tiempo, dejarlo todo bien arreglado en todos los órdenes y consolarse pensando que, por dura que haya sido nuestra vida, por muchos sufrimientos físicos y morales que hayamos soportado, vivir ha sido (es todavía) un privilegio. Y qué tranquilidad tan grande cuando uno se va con la conciencia en paz, sabiendo que, a pesar de los errores, las omisiones y los fracasos, los aciertos han de pesar más en la balanza. Pues, como decía Calderón, «qué importa errar en lo menos / cuando se acertó en lo más». Y eso sucede siempre que se actúa con buena voluntad, independientemente de los resultados que se alcancen. Tal como le pasaba a nuestro don Quijote. En fin, para acabar con una nota de humor, que nos quiten lo bailado...

Fotografía de Consuelo Jiménez de Cisneros. Jardín del recuerdo con losas funerarias en la iglesia de Saint Mary de Guilford, Inglaterra.

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