Redacción de El Cantarano.
Este largo título corresponde a un minucioso trabajo de investigación taurina admirablemente presentado por la editorial Círculo Rojo. Se trata de una recolecta de biografías de toreros ordenados alfabéticamente, ilustrados con magníficos retratos en blanco y negro que también decoran las guardas del libro. Su autor es un taurófilo experto, que ya ha publicado otros cinco libros sobre cuestiones taurinas, en su mayoría enfocadas hacia el toreo de su tierra natal: Granada. Estos investigadores locales son quienes verdaderamente construyen la historia, con pasión y paciencia de orfebre. Ojalá cada provincia española contara con personalidades como la de Rodríguez Aguado, capaces de dedicar tanto tiempo y esfuerzo a su objetivo y tratarlo con una erudición tan amena.
El libro va introducido por una cita de Antonio Picamills que recuerda que la cantidad no tiene que ver con la calidad, en este caso, refiriéndose al número de corridas toreadas. Y es que, en definitiva, la suma de todos los toreros es lo que hace la historia del toreo. A continuación nos encontramos con un Prologo de Rafael Comino Delgado, colega y amigo del autor, que nos ofrece un retrato personal del mismo, con quien comparte aficiones taurinas, haciendo hincapié en su formación como historiador y especialista en heráldica más allá de su profesión de matrono, en lo que fue un avanzado a su tiempo, ya que se trataba de una profesión asociada a las mujeres. El Prólogo nos permite conocer mejor al autor, aunque los lectores de El Cantarano ya han tenido ocasión de conocerlo a fondo gracias a la entrevista que le dedicamos en el mes de febrero: FRANCISCO RODRÍGUEZ-AGUADO SALAS DEJA LA PRESIDENCIA DE LA HNME. Conversamos con él sobre historia, tauromaquia, cante flamenco y bibliofilia. – El Cantarano
Tras el Prólogo nos adentramos en un «Paseíllo» firmado por el autor donde nos explica el porqué de este libro como continuación de su obra anterior, Diccionario Geográfico-Estadístico de los matadores de toros olvidados del siglo XX, monumental trabajo en dos tomos publicado en la misma editorial, Círculo Rojo, que contenía 446 biografías de toreros. En el libro que reseñamos aparecen 118, gracias a la amplitud de miras del autor a la hora de considerar como toreros incluso a aquellos que, por razones puramente administrativas, no lograron figurar como tales, siéndolo en la práctica (novilleros y banderilleros). También podemos verificar el cuidado y precisión con que ha hecho el autor su trabajo, sin olvidar mencionar antecedentes como la obra Historia de los matadores de toros de «Don Ventura» fechada en 1943.
En las páginas siguientes nos encontramos con el regalo de una esplendida fotografía de un astado que abre las biografías, donde otras fotografías de diferentes toreros figuran, en muchos casos, como pertenecientes a la «Colección del autor», cuya biblioteca y archivo son, sin duda, de los más relevantes en estos temas. Ello le ha permitido formar parte del selecto círculo de Bibliófilos taurinos.
Comentando su libro con el autor, él me decía que se trataba de un libro de consulta. Es cierto, pero también se trata de un libro de amena lectura, repleto de anécdotas, donde cada torero encuentra su espacio íntimo y personal junto con el rigor de los datos biográficos y las faenas taurinas. Nos acercamos a la vida y afanes de toreros de todas las edades y procedencias sociales y geográficas. Incluso hay un torero que tomó la alternativa a los 60 años… Para demostrar que todos los sueños pueden cumplirse.
Un índice con los nombres artísticos de los toreros ordenados alfabéticamente y una serie de apéndices cuidadísimos completan esta magna obra en la que cualquier interesado en cuestiones taurinas encontrará una mina de información y recreo.
Querría que fueran las palabras del autor, Francisco Rodríguez Aguado, las que pusieran el punto final a esta mínima crónica. Son comentarios sobre su libro y palabras extraídas de su entrevista para El Cantarano:
Quería dejar plasmados para la historia a todos los toreros que solo torearon la corrida de su alternativa y se retiraron, o bien retrocedieron y volvieran a torear novilladas o se hicieron banderilleros. En el siglo XX encontré a 448 y en lo que va de siglo a 118. No podían pasar desapercibidos para la historia tantos toreros después de haber hecho tantos sacrificios, haber padecido tantos sufrimientos y desilusiones…
...mis libros se van “cociendo” a fuego lento, porque tardo tres, cuatro, o cinco años en escribir cada uno de ellos, pero no me importa. Escribo por una razón espiritual. Es ridículo hablar de dinero, y no digamos lo que me cuesta terminar un libro, por supuesto, respetando siempre la verdad por dos razones fundamentales de respeto (valga la redundancia): primero conmigo mismo y luego, por el compromiso con el lector, aunque soy consciente de que escribo solamente para unos pocos, porque la investigación taurina no es un género de masas.
Y sin embargo, gracias a libros como éste, merecería serlo.