Reseña de Consuelo Jiménez de Cisneros.
Hasta cuatro poemarios de Carlos Doñamayor han ido llegando a mis manos en sucesivas entregas fruto de la generosidad del autor, al que conocí en las Tertulias Literarias mensuales del Casino de Madrid organizadas por nuestro común amigo Alfredo Gómez Gil. Pero para hacer honor a la verdad, quien primero me habló de este médico y poeta fue el también médico y poeta Francisco Mas-Magro, con quien además compartimos recitales en el emblemático Salón del Torito del mencionado Casino madrileño.
Vamos a hacer un brevísimo recorrido por esos cuatro poemarios con la intención de difundir y dejar constancia de la labor de un poeta persistente (casi treinta años escribiendo y publicando poesía), con una voz muy personal, que -no lo olvidemos- es poeta en el más amplio y gratuito sentido de la palabra, ya que su profesión es la Medicina, no la escritura. Insisto en que no se trata de abordar de modo crítico y detallado la poesía de Doñamayor, sino de colocarla en el lugar que por su interés y calidad merece.
El eco trascendido (Aache ediciones, Guadalajara, 2017) es el más antiguo de los cuatro poemarios de que disponemos, aunque no el primero, que apareció en 1994 con el título de Latidos. Llama la atención el hecho de que este poemario gozara de tres ediciones en el mismo año de su aparición, lo que denota su éxito y su difusión. Como vemos en otros poemarios del autor, la contraportada recoge algunos versos, en este caso los que contienen el título: «El eco trascendido / de lo no perdurable, / ese instante que se eterniza / sometido a la memoria…» que es el tercer poema de su libro, donde observamos lo que será uno de los motivos temáticos fundamentales en el autor: el tiempo, centrado aquí en el instante perdurable en la memoria. Y la cita que abre el libro nos lo confirma: es un texto del Quijote sobre el tiempo. En la siguiente página, el autor tiene la cortesía de agradecer la «desinteresada ayuda» de quien le corrigió el manuscrito y el regalo de quien le diseñó la portada. Una delicadeza que no todos los que publican llevan a cabo. Me llama la atención que la cita que abre el «libro primero – memoria interrumpida» sea del poeta valenciano Francisco Brines, fallecido hace tan solo dos años, que reitera el valor de la memoria: «Es invisible / lo que esconde la paz de la memoria». Y los recuerdos pueden doler, pero pueden también hacernos felices, como demuestra el poeta a lo largo del recorrido de las cinco partes en que divide su poemario.
En la misma editorial y colección, pero un año más tarde, en 2018, publica Doñamayor Hasta que el tiempo vuelva, título denotativo donde los haya. También goza este poemario de una segunda edición que se produce el mismo año de su publicación. La contraportada nos ofrece un poema que condensa perfectamente la temática y el estilo del autor: «Solo es eso, / amar la propia vida / y la de otro cuerpo efímero, / y deshacerse después, / como las hojas que se pudren cada otoño». Pero no solo el tiempo: el amor y la muerte se glosan en hermosos e impactantes poemas como el titulado «Te quiero». Hay micropoemas que nos golpean, repentinos, en la sensibilidad -¿por qué se habla de microrrelatos y no de micropoemas?- como el siguiente: «El recuerdo, como el difunto: / un pasado presente». Hay también un precioso homenaje al libro y a la escritura en un poema largo y denso que comienza con el verso «Había un libro grueso y antiguo». Y hay mucho más que descubrir en este excepcional poemario que da fe del mundo íntimo del autor (familia, amigos), de una parte de su recorrido (Madrid, Cambridge, El Escorial) y en definitiva, de su voz poética que, como dice la solapa del libro, «no dejará indiferente a nadie».
Dócil claridad se publicó a finales de 2021 en una edición limitada de cien ejemplares numerados destinados a las amistades del autor. La portada va ilustrada con una exquisita acuarela de Santiago García Ibarrola. El libro refleja el mundo más íntimo del autor que él muestra de manera delicada, pero explícita, en su última parte en prosa, «Notas y confidencias». En sus «Palabras preliminares» es el poeta quien nos habla y nos confiesa que en sus versos «muestro mi alegría, mi dolor y mi esperanza». Versos de diversas épocas y con diversos recorridos, algunos excluidos de otros poemarios que rescata en este.
Soledad sin cielo apareció a comienzos de 2022, en la editorial Manuscritos de Madrid. Es una cuidada edición que el autor dedica a su familia («A mis hijas, a mis nietos»). Su título corresponde al de la tercera parte de un poemario dividido en seis partes. En ella hay una cita de Blas de Otero que es clave para la comprensión del universo poético de Doñamayor, caracterizado por un sentimentalismo melancólico: «Tú y yo, cogidos de la muerte, alegres vamos subiendo por las mismas flores». El propio autor reconoce, en sus «Palabras preliminares», que sus temas son «el tiempo, el amor, la soledad y la muerte», en definitiva, los conceptos clave de la poesía desde el Renacimiento, en que comienza la lírica introspectiva, hasta la actualidad.