BARBIE, FENÓMENO SOCIOLÓGICO

Autora: Consuelo Jiménez de Cisneros.

Ríos de tinta han corrido sobre la película «Barbie», que ha puesto de actualidad la muñeca que revolucionó el mundo de los juguetes a mediados del siglo XX, así como el concepto de belleza ideal femenina con unas medidas corporales inexistentes en la realidad. Pero habría que recordar a este respecto que los juguetes son fantasía, y que estos mismos criterios se podrían aplicar a muñecos bebés de configuración o dimensiones irreales.

El film ha sacado a la palestra a las personas que han coleccionado esas estilizadas muñecas, ha revisado la historia pública y privada de su inventora (¿sabían ustedes que Barbie y Ken en realidad son hermanos? Sus nombres coinciden con los de los hijos de la creadora de Mattel) pero sobre todo ha puesto sobre el tapete la eterna discusión entre el bien y el mal, esto es, entre patriarcado y «barbiecado», algo de lo que la película parece burlarse abiertamente.

En efecto, desde mi punto de vista, la película no es más que una fantasía divertida con unos cuantos números musicales. Se puede interpretar como una parodia del feminismo o del machismo, a gusto del espectador. El discurso de la actriz latina sobre los condicionantes de la mujer en determinados contextos también se podrían aplicar al varón ideal, que igualmente podría sentirse abrumado por la presión social (ser competente en casa y en el trabajo, resolvedor de conflictos, multitareas, etc).

Aquí el problema es sobredimensionar lo que no pasa de ser un entretenimiento coloreado. Yo me reí varias veces y con eso me quedo. Con eso y con el disfrute de la belleza física de los actores protagonistas y de algún que otro gag memorable como el que abre el film.

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