El 9 de mayo, en la Asociación de Artistas Alicantinos sita en la calle Arquitecto Morell, tuvo lugar la presentación del libro de la profesora e investigadora Chelo Sellers titulado «Biografía de la pintora Elena Verdes Montenegro». Este libro, aparecido a finales del año pasado, fue presentado inicialmente en el Centro Municipal de las Artes de la Plaza Quijano de Alicante el 12 de diciembre de 2023, actuando como ponentes los mismos que han acompañado a la autora en esta ocasión: Consuelo Jiménez de Cisneros, autora del Prólogo de la publicación, y Elías Alonso Dávila, profesor de Historia y colega de la autora.
Tras el agradecimiento de la autora del libro a todos los asistentes y en especial a quienes la acompañaban en la mesa, la Directora de la AAA, Loles Guardiola, pronunció unas palabras de bienvenida. Consuelo Jiménez de Cisneros expuso el recorrido académico, profesional y de investigación de la autora, remarcando su condición de redactora de la wikipedia e investigadora en temas relacionados con la mujer, la docencia y la formación. Por su parte, Elías Alonso subrayó la etapa de la familia Verdes en el exilio a causa de la guerra civil española.
La profesora Sellers ha logrado rescatar del olvido a una más que notable artista alicantina fallecida en el exilio que dejó una obra considerable y fue además un ejemplo de mujer emprendedora y creativa. Durante la presentación se mencionó que el padre de la pintora Elena Verdes fue el también pintor y profesor de Dibujo, José Verdes, destinado en el Instituto General y Técnico de Alicante desde 1900 a 1927, donde coincidió con el abuelo de Consuelo, Daniel Jiménez de Cisneros, catedrático de Historia Natural desde 1904 hasta su jubilación en ese mismo centro.
Foto de portada: Elías Alonso, Loles Guardiola, Chelo Sellers y Consuelo Jiménez de Cisneros.
Tertulia artística en la AAA. Impresiones de Consuelo Jiménez de Cisneros.
El 16 de mayo tuvo lugar la llamada «Tertulia de los jueves», iniciativa de divulgación artística a cargo del pintor Pedro Ortiz Olivas, Director de las mencionadas tertulias, con el apoyo del ingeniero naval José Luis Torras Sánchez, responsable de Relaciones Públicas y Protocolo de la AAA. En esta ocasión se trataba de presentar la obra del pintor malagueño José Moreno Carbonero (1860-1942), menos conocido de lo que merecería por su calidad y por su precocidad, teniendo obra en el Museo del Prado, el Senado y otros lugares emblemáticos.
No hay en Alicante ninguna actividad de divulgación artística que me suscite mayor simpatía y admiración que esta que, con tanta sencillez como rigor, acerca la obra de pintores admirables al público interesado, permitiendo al mismo tiempo interactuar a los asistentes y regalando anécdotas y curiosidades en cada sesión. El único problema es que la sesión transcurre en un lugar de entrada libre, que no se cierra al público, de modo que ponentes y asistentes han de soportar la invasión, interrupción y conversaciones inoportunas de quienes entran a visitar las exposiciones como si no hubiera nadie más allí.
Es indispensable y urgente que estas tertulias obtengan, de parte de la AAA, el respeto y la privacidad que merecen. Como se hace en cualquier otra parte: SI HAY UN EVENTO, LA SALA SE CIERRA. Se podría cerrar el local durante una hora y media los jueves alternos sin perjuicio de nadie y con beneficio de los tertulianos, imponiendo también a la tertulia que respete el horario y que empiece y concluya a las horas establecidas.
El que los artistas que exponen paguen un canon, en todo caso moderado, no les da derecho a un uso abusivo de los espacios. Para ello bastaría con que se pidiera a los artistas que NO HAGAN LAS CITAS CON SUS CLIENTES MIENTRAS TIENE LUGAR LA TERTULIA, algo que no sería preciso exigir si las personas fueran lo suficientemente correctas, que obviamente no lo son, y por eso se han de establecer normas. Lo que resulta intolerable, en cualquier caso, es la mala educación de quienes se ponen a hablar en voz alta y a pasar por el medio de la tertulia con una desconsideración absoluta. Cuando me atreví a pedir, discretamente, un poco de silencio o que bajaran al tono de voz, tuve que soportar respuestas impertinentes. Pero yo no discuto con la gente que no me interesa, así que me vi obligada a interrumpir mi conversación con Laura, la amable y eficaz secretaria, para huir del acoso verbal de un maleducado.
Por suerte, la velada concluyó para mí de la mejor manera posible: una cena espectacular en el One One en la mejor compañía: la de los buenos amigos con los que sí vale la pena discutir.