Los mejores maestros que he tenido,
los amigos que me han acompañado.
En la tristeza estaban a mi lado
y en la alegría me han fortalecido.
Nunca sola del todo me he sentido
mientras sus voces quietas he escuchado,
hechas presente desde su pasado,
tan vivas como un cálido latido.
Si quiero prolongar esta secuencia,
si deseo una vida tras la muerte
es para disfrutar de su presencia.
Compartimos el llanto y la sonrisa,
vivir junto a vosotros fue mi suerte
y os quiero dar las gracias, ya sin prisa.
Consuelo Jiménez de Cisneros.