CANTOS DE VIDA Y ESPERANZA (EN EL OTOÑO)

Sonata de Otoño por Conchita García

Julio Calvet Botella, magistrado y escritor, nos envía esta bella reflexión sobre el otoño visto desde la perspectiva del gran poeta Rubén Darío. Con este texto saludamos la entrada de una nueva estación del año cargada, como dijera el vate, de vida y esperanza.

La ilustración dedicada al otoño literario es un trabajo original de nuestra amiga y colaboradora, Concepción García.

Llegamos al otoño de este año de 2022 y suenan entre las esquinas de las calles ciudadanas a las que hemos vuelto el rumor de la voz de Edith Piaf y sus Feuilles Mortes, cantando aquella música que compuso en el año 1945 Jacques Prevert, cuando París se empezaba a recuperar de una guerra terrible que asoló a casi todo el mundo. Me faltó tiempo, hace 25 años, para buscar los grandes almacenes de La Samaritaine y comprar el disco de esa joya musical, de la que también tengo las versiones de Juliette Greco e Yves Montand. Es una canción con una letra triste y melancólica: Les feuilles mortes se ramassent à la pelle. Les souvenirs et les regrets aussi; (Las hojas muertas son recogidas por la pala. Recuerdos y arrepentimientos también).

También participe en esta nostalgia cuando en mi libro Versos de mar y otras soledades publiqué unos versos dedicados a cada una de las estaciones del año, y al llegar al otoño…

Y EN EL OTOÑO

Volverán preguntas sin respuestas./ Volverán esquinas sin revueltas./ Volverán las olas sin retornos./ Y volverán mil cosas en el hueco del recuerdo,/ marchitas en el tiempo.

Pero no quiero dejar de decir que el otoño, aun con su nostalgia a cuestas, es también el tiempo de la esperanza y de los proyectos, y que las hojas que caen de los árboles no están muertas y no solo están para ser recogidas por la pala, sino que son las hojas que ahora, cumplido su tiempo, brillan con su esplendor dorado, y se despiden sin humillación y con la gloria de haber nacido en la Primavera, repletas de hermosura, como cuando emergió de las aguas la bellísima Simonetta Vespucci pintada por Sandro Boticelli.

Y como es tiempo de serenidad y de esperanza, siempre en esta época me acerco a la lectura del gran poeta, Rubén Darío, y a su poemario Cantos de Vida y Esperanza.

Yo creo, con muchos, que Rubén Darío es un poeta fuera de serie. Mucho se ha escrito de él, y son muchas las biografías que van quedando escritas del mismo en el amplio mundo de los libros. Ya sabemos que su verdadero nombre fue Félix Rubén García Sarmiento y que Rubén Darío fue su seudónimo; y que nació en Metapa, departamento de Nueva Segovia, en Nicaragua, en el año 1867, y que murió en León, Nicaragua también, el 6 de febrero de 1916.

Rubén Darío fue poeta, y es llamado “el príncipe de las letras castellanas” y el “padre del modernismo”, y fue también periodista, corresponsal del diario La Nación de Buenos Aires en España, y diplomático, cónsul en París (1903), ministro residente de Nicaragua ante el gobierno de España (1907).

Su influencia en toda la literatura castellana de la época fue extraordinaria. El propio don Juan Valera, en la Carta-Prólogo que le dirige desde Madrid el 22 de octubre de 1888, para su libro AZUL… llega a decir que “Todo libro que desde América llega a mis manos excita mi interés y despierta mi curiosidad; pero ninguno la ha despertado tan viva como el de usted, no bien comencé a leerlo”.

Sabemos que tuvo muchos amores y que en el final de su vida, sumido en una terrible afición al alcohol, ello le llevo a morir de una cirrosis irreversible. Tras su fallecimiento recibió en la ceremonia de su entierro honores de ministro, en la catedral nicaragüense de León.

Cantos de vida y esperanza es para mí un canto a la libertad y una afirmación del hispanismo. También un amor a la belleza. El propio Darío nos dice en su PREFACIO: “Cuando dije que mi poesía era mía, en mí sostuve la primera condición de mi existir, sin pretensión alguna de causar sectarismo en mente o voluntad ajena y en un intenso amor a lo absoluto de la belleza”.

E irrumpe el hermoso libro de poesías con su propio retrato, en el poema introductorio:

Yo soy aquel que ayer no más decía/ el verso azul y la canción profana/ en cuya noche un ruiseñor había/ que era alondra de luz por la mañana./

El dueño fui de mi jardín de sueño,/ lleno de rosas y de cisnes vagos;/ el dueño de las tórtolas, el dueño/ de góndolas y liras en los lagos;/

/y muy siglo diez y ocho y muy antiguo/ con Hugo fuerte y con Verlaine ambiguo,/y una sed de ilusiones infinitas/.

Una sed de ilusiones infinitas. Hermosa ansiedad en el vivir.

Y al leerlo me reafirmo en la senda otoñal, y ya ajeno a la tristeza, me envolveré en la Marcha Triunfal donde “¡Ya viene el cortejo¡, Ya se oyen los claros clarines…!”, y en que Cyrano en España “traspasa de un salto el Pirineo. Cyrano está en su casa”, en que en la Salutación del optimista, las “ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda, espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve!”, en que en la Salutación a Leonardo, “sonrisa más dulce no sabe Gioconda”, en que en Goya “poderoso visionario, raro ingenio temerario, por ti enciendo mi incensario”, y en el Soneto autumnal al Marqués de Bradomín, “te saludo. Es el otoño y vengo de un Versalles doliente. Había mucho frío y erraba vulgar gente. El chorro de agua de Verlaine estaba mudo”, y en Pegaso, en Helios, en los Cisnes, y en Leda, “Suspira la bella desnuda y vencida, en tanto que al aire sus quejas se van, del fondo verdoso de fronda tupida chispean turbados los ojos de Pan”… y en el canto y en la fantasía al mejor español de todos los tiempos en su Letanía de nuestro señor don Quijote:

Rey de los hidalgo, señor de los tristes,/ que de fuerzas alientas y de ensueños vistes,/ coronado de áureo yelmo de ilusión;/ que nadie ha podido vencer todavía,/ por la adarga al brazo, toda fantasía, y la lanza al ristre, toda corazón.

Vida y esperanza, y muy moderno; audaz cosmopolita.

Yo te saludo Rubén Darío, y conmigo, todos los que amamos la vida y la belleza. La grandeza de tus versos.

Emprendamos el otoño, sin miedo a los contornos de amenazas, con la adarga al brazo, la lanza al ristre y todo corazón.

Julio Calvet Botella

Para la Revista Digital EL CANTARANO.

Alicante (España). 28 de Septiembre de 2022.

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