Autor: Carlos Galiana Ramos.
El pasado mes de abril los vecinos de Liétor (Albacete) se enteraban del fallecimiento de su párroco Francisco Navarro Pretel, “Don Paco”, dedicado durante 40 años a la recuperación y la conservación de gran parte del patrimonio histórico-cultural, hoy conservado en el museo parroquial de aquel pueblo de unos mil doscientos habitantes, a dos horas en coche de Alicante.
Allá por el año 1980, Don Paco le escribía al maestro organista francés Francis Chapelet, a su domicilio de la Dordoña, para que se interesara por el órgano histórico (Joseph Llopis, 1787) de la iglesia de Santiago Apóstol (Siglo XVIII). Vino entonces el músico, vio y luego convenció al organero Pascal Quoirin (París) para conformar un proyecto de restauración. Se encargó el párroco de recaudar fondos públicos y privados, se acometió la rehabilitación del veterano instrumento de tal forma que ya, en 1983, empezaba el Ciclo de conciertos de órgano de Liétor.
Pero no quedó ahí la cosa, ya que, a Don Paco, como lo comentara el maestro Chapelet, le advino otra «locura» en 1991: construir un órgano nuevo para el exconvento de Carmelitas Descalzos (Siglo XVII). Esta vez el organista recurrió al organero Alain Faye y, recuperando los tubos del órgano de Saint-Tropez (Francia), y con distintas fuentes de financiación, se consiguió construir un soberbio instrumento apto para interpretar toda clase de estilos musicales.
Así pues, en 1994 ya se citaban en Liétor lo más preciado de organistas nacionales y extranjeros, dada la calidad de los instrumentos y el encanto de aquel pueblo.
Pero, además, Don Paco disponía de un sitio idóneo en la ermita de Nª Sra de Belén (Siglo XVIII) para colocar allí un órgano positivo (órgano de dimensiones menores). El Sr. Chapelet recurrió entonces al organero Didier Chanon, y el instrumento se instaló en 2009 en aquel precioso recinto.
Los numerosos melómanos vienen citándose en Liétor los dos últimos fines de semana de mayo y los dos primeros de junio para disfrutar de los muy renombrados ciclos de música de órganos, solos o acompañados de voz u otros instrumentos. Son momentos inolvidables en los que los letuarios saben acoger con sencillez y buen humor a todos los aficionados y profesionales, mientras Francis y sus “colegas” musicales se reúnen en aquella casita de planta baja, dominando el valle, que Don Paco, a modo de agradecimiento, hizo construir en el solar que adquirió en su día su amigo organista.
De verdad, Don Paco, amigo de todos, en su singular modestia y su formidable empeño, ha sido usted un ejemplo.
Ahora, Dios disfruta de su eterna amistad.
Post scriptum de la editora de El Cantarano: Con el permiso del autor, Carlos-Charles Galiana Ramos, reproduzco el emotivo texto que me envió recientemente desde Liétor acompañado de unas fotografías alusivas.