Autor: Francisco Mas-Magro y Magro.
INTRODUCCION (A modo de arrebato)
Ya junio. Seis meses del 2021 y parece que, al fin, podemos respirar con cierta holgura (aunque mi nariz esté “hecha unos zorros” por culpa de la mascarilla). Han pasado catorce largos meses desde el inicio de la epidemia y puedo casi asegurar que he podido absorber el shock; aceptada la sorpresa, el miedo, la incertidumbre y el dolor provocado por una calamidad desconocida. Esa plaga casi apocalíptica que llegó al centro de nuestro mundo. Al centro de una tierra en la que vive una humanidad relajada en su hedonismo, materializada y alejada, o directamente apartada, de lo que intelectualmente podemos llamar “sentido espiritual” o “conciencia de una sutileza más allá de la materia”. Arrinconada la emoción enciclopedista capaz de conseguir remover los fondos intelectuales de una sociedad adormecida por el aburrimiento. El orgullo de un mundo “relajado”, tranquilo” en su convencimiento de ser un todopoderoso “dominador”, con esa conciencia de que el hombre es, simplemente, el “rey de la creación”.
La ciencia suscrita a conveniencia de cada cual, incluso, con la irresponsable creencia de tener bajo su dictado a la propia Naturaleza, de la que usa con fines banales o torticeros, a veces, con intenciones privadas. Este mundo, que parecía haber abandonado la trascendencia, se encuentra, de repente, con una circunstancia que huye de su control y que supone la condena a una desconocida enfermedad y a la muerte. Una muerte anunciada como difícil, dolorosa y solitaria. ¿Un insignificante virus aterrando al hombre?
UNA REALIDAD “POLITICA”.
Y aceptamos, qué remedio, el “confinamiento”. El “cocido” se condimenta con absurdas mentiras (stultum verba populi ad stultum), un menú cocinado según el criterio de aquellos llamados “responsables”, capaces de emitir juicios destinados a “tranquilizar”, tal que pensando que la mentira, o la verdad a medias -creen los imprudentes encargados de la cosa-, podrían llegar a sosegar inquietudes. Como se relaja a un niño pequeño que busca a su mamá con un “¡verás cómo mamá viene enseguida”!
Una política destinada a disimulo, en favor del descontrol social y personal, que provoca mayor inquietud y sobresalto. La política de la malinformación. La política de la contradicción permanente, del digo y no digo. Porque nadie, en el ámbito de quien tenía esa obligación, aparentaba poseer el mínimo conocimiento. Mínima dignidad para asumir todas las responsabilidades. O al menos, intentarlo. Durante meses hemos vivido en un continuo oxímoron y no como figura retórica que puede configurar la belleza en un poema, sino como un escandaloso retrato de descoordinación.
DILUIR EL MIEDO
El miedo pudimos liquidarlo intelectualmente mediante el desarrollo de la capacidad de la razón; la inteligencia propia de la persona desplegada a través de la expresión. Y se descarga la inquietud en forma de libros, cuadernos de poesía, “chascarrillos” de wassap, que intentan suplir el ignorante vacío. Se elevan los sentimientos propios del ser humano y brotan movimientos solidarios de ayuda a los más necesitados. Descubrimos, ¡oh milagro del dolor! al vecino, ese prójimo oculto tras de la niebla del estrés. A la vez otros dedican su miedo a dormir bien arropados en sus despachos. Y así, la “pandemia” supuso, para algunos, ese “buffer veronal” estabilizador de capacidades sociales o el “diablo” conocido (llamémosle “musa”) que empuja el afán creacionista. Todos, extirpadores de miedos.
MEDSCAPE1
Han pasado catorce meses y, en un clima de cierto sosiego, aparece ante mí una interesante crónica editada por MEDSCAPE, bajo cuyo paraguas voy a realizar un comentario.
A PROPÓSITO DE LA INMUNIDAD DE GRUPO.
A nuestros huidizos políticos (que el COVID.19 perdone), se le llena la boca con el término “inmunidad de grupo”. Para ellos, todo lo que hemos pasado y pasamos, se soluciona a través de las vacunas. (O no; o quizás; o posiblemente…). Pensamos lo que nos dicen y es pura lógica, de tal modo que la inmunidad de grupo, la que afecta a un grupo determinado de personas, dicha así, se ha transformado en una especie de solución milagrosa, reliquia santa de la pandemia, la luz que surge al final de un túnel oscuro y doloroso. Es cierto que, gracias a la vacunación recuperaremos la normalidad, (casi) tal cual la conocimos. Sin embargo, aquí la gran puntualización, expertos afirman que existen ambigüedades que convendría aclarar para no bajar la guardia antes de tiempo.
Se escribe, en este avance de Medscape, que “la primera descripción y discusión detallada de la “inmunidad de grupo” apareció en un libro clásico de 1929, “The Principles of Bacteriology and Immunity”, de Topley y Wilsson. Allí se afirmaba que «la manada inglesa es inmune a la plaga y al tifus, pero solo en tanto los individuos permanezcan dentro de la manada«. Cierto, el concepto de inmunidad de grupo es particular, tiene sus precisos matices que le confieren una personalidad muy concreta. Se refiere a un nivel de inmunidad específica contra el virus, por encima del cual se estabiliza o disminuye el número de individuos a las que una persona infectada puede transmitir la enfermedad. Es decir, el número de casos secundarios que cada caso primario genera en promedio (durante el tiempo que es contagioso)”2. Cuando el número es bajo la situación se denomina «agotamiento epidémico».
RESPONDER IMPORTANTES CUESTIONES
En este informe de Medscape se plantean una serie de preguntas.
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¿Cuánto falta para llegar a esa situación en la COVID-19?
Responden los expertos: Se requiere que el 70 % de la población esté inmunizada para alcanzar la protección de grupo. Pero el número de infecciones cuando ya hay inmunizados (o se adoptaron medidas de contención) puede variar, también, en función de factores tales como el cumplimiento de las medidas de distanciamiento social, la estructura demográfica de la población o la proporción de nuevas variantes del virus que estén circulando. Además, el umbral de inmunidad de grupo asume que la población se distribuye de forma homogénea, lo cual no deja de ser una aproximación muy relativa en un mundo globalizado. Una sociedad moderna en la que el movimiento es continuo y extenso. En sí mismo, este umbral puede variar de país a país o entre regiones de un mismo país. Nos dice Fontan Vela: «El patrón de sociabilización entre grupos de la población y las interacciones entre diferentes territorios también influyen en ese umbral. Al final son muchos factores a tener en cuenta que pueden subir o bajar”3
«Llegaremos a la inmunidad colectiva cuando suficientes dosis de las vacunas lleguen a los países”, aseveran, pero es difícil predecir cuántos deben estar vacunados en cada país para llegar a ese punto. Afirman que se debe llegar al 70 % . Pero ¿no al 80 %, quizás al 90 %? La respuesta la sabremos cuando prácticamente no haya infecciones nuevas y esto permanezca así».4
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¿Solamente vacunación o, también, eficacia de la vacuna?
El inmunopatólogo de la Cleveland Clinic añade: Entre un 63 % al 76 % de la población debería recibir una vacuna con eficacia del 95 %. O el 84 % de la población con una eficacia del 90 %. Si se quiere un margen de seguridad «decente»5. El objetivo de inmunidad de grupo depende directamente de la eficacia de la vacuna. Pero superar el umbral de la inmunidad colectiva no es igual a que el virus vaya a desaparecer. El virus seguirá circulando por un tiempo. Pueden esperarse todavía muchas hospitalizaciones y fallecimientos.
Por otra parte, como hemos indicado más arriba, la mayoría de los modelos asume poblaciones homogéneas, pero en realidad la gente se mezcla de manera distinta y las redes de contactos con las que cada persona interactúa se vuelven importantes, nos advierte el profesor Kit Yates.6 Hay expertos como Jeff Engel, consultor Sénior para COVID-19 del Council of State and Territorial Epidemiologists, en Atlanta, que creen que nunca se alcanzará la inmunidad de grupo y que el virus SARS-CoV-2 podría volverse endémico, como la gripe o el resfriado común. “El concepto de inmunidad colectiva significa que una vez que alcancemos el umbral de “rebaño” el virus desaparecerá, pero ese no es el caso. Es una noción falsa«7. Como consecuencia nos replanteamos otra pregunta.
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¿Es suficiente la inmunidad colectiva para terminar con la pandemia?
El Dr. Daniel Stetcher, jefe de la División Infectología del Hospital de Clínicas «José de San Martín» de la Universidad de Buenos Aires, afirma: «En realidad es una herramienta más«8. Y, a continuación nos dice: «Lo más importante es alcanzar buenas coberturas de vacunación y mantener las medidas de precaución”. Hemos de recordar que estar vacunado no nos convierte en absolutamente en inmunes; pueden continuar existiendo formas leves y se puede seguir transmitiendo la enfermedad. La vacuna es un arma de mucha ayuda, “pero insuficiente por sí sola para liberarse del SARS-CoV-2 en aquellos países donde el virus se haya establecido”9.
Es muy importante tener claras estas reflexiones para no incurrir en el error de desprendernos de las precauciones establecidas. Aún tendremos durante un largo tiempo que recomendar, sin descanso, el lavado de manos, la mascarilla adecuada, la distancia social y la solución hidroalcohólica. Tanto como que la ciencia siga vigilando e identificando y controlando los brotes.
1 Medscape es un sitio web que brinda acceso a información médica para los médicos; la organización también ofrece educación continua para médicos y profesionales de la salud.
2 Medscape12 may. 2021.
3 Mario Fontán Vela, Grupo de Investigación en Salud Pública y Epidemiología de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Alcalá, en Alcalá de Henares, España.
4 Carissa F. Etienne, Directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
5 Kamran Kadkhoda, Ph. D., inmunopatólogo de la Cleveland Clinic, en Cleveland, Estados Unidos
6 Kit Yates, Ph. D., Profesor del Departamento de Ciencias Matemáticas de la Universidad de Bath. Declaración a Medscape.
7 Jeff Engel. Consultor Sénior para COVID-19 del Council of State and Territorial Epidemiologists, en Atlanta, USA
8 Medscape en español.
9 Pennington TH. Herd immunity: Could it bring the COVID-19 pandemic to an end? Future Microbiol. Abr 2021;16:371-374. doi: 10.2217/fmb-2020-0293. PMID: 33847161.
Foto de Consuelo Jiménez de Cisneros. Grafitti en calle Miguel Servet de Madrid.