UNA CALLE EN ALICANTE PARA MIGUEL JIMÉNEZ de CISNEROS y GOICOECHEA (Alicante, 1910-1980)
Redacción de El Cantarano.
Miguel Jiménez de Cisneros y Goicoechea (Alicante, 2 de septiembre de 1910-8 de abril de 1980). Abogado y escritor. Como abogado destacó por su compromiso personal con los más necesitados. Colaborador de la prensa local alicantina con artículos de Historia y efemérides bajo los seudónimos “Benaluense” y “Dani-Ave”. Heredero, estudioso y conservador de la obra científica de su padre, el paleontólogo Daniel Jiménez de Cisneros y Hervás.
El 8 de abril de 1980, hace ahora cuarenta y un años, Miguel Jiménez de Cisneros y Goicoechea falleció de forma repentina en su casa de la calle Pintor Velázquez de Alicante. Había nacido en el popular barrio alicantino de Benalúa, calle de Pérez Medina, 28, el 2 de septiembre de 1910. Hijo de Daniel Jiménez de Cisneros y Hervás, catedrático de Historia Natural y Director del Instituto Provincial de Enseñanza Media de Alicante, y de Avelina Goicoechea Solís, gijonesa. Sus abuelos fueron, por parte paterna, el médico forense Miguel Jiménez de Cisneros y Gúseme, oriundo de Huércal-Overa (Almería) y Concepción Hervás Laborda, nacida en Caravaca de la Cruz (Murcia); por parte materna, el Director del Instituto Jovellanos de Gijón, Félix Goicoechea Álvarez, con raíces castellanas de Tordesillas (Valladolid) y la asturiana, oriunda de Muros de Pravia, Francisca Solís García.
Miguel Jiménez de Cisneros realizó los estudios primarios y el Bachillerato en su ciudad natal y los de Derecho en la Universidad de Murcia, donde obtuvo la licenciatura a los 19 años. Ejerció la Abogacía privada durante la Guerra Civil, en la que fue soldado de ambos Ejércitos en el Cuerpo Jurídico Militar, y durante algunos años de la posguerra. A mediados de la década de 1950 opositó al Cuerpo Superior de Policía obteniendo plaza de Inspector, cargo que desempeñó en Alicante hasta su jubilación en 1976. Su actuación y compromiso personal, como abogado y como funcionario de la Policía, fueron ejemplares. Consta a quien esto escribe que algunas personas declaraban que les había ayudado en circunstancias difíciles; incluso en algún caso, que les había salvado la vida, con los riesgos que cabe suponer: el menor de ellos, perder su puesto de trabajo. Tras su jubilación se reintegró a la abogacía privada, colaborando en la defensa de gentes socialmente humildes desde el bufete de un compañero, labor que realizó hasta su muerte. Falleció en su ciudad natal, calle Velázquez, 16, a los sesenta y nueve años de edad, el día 8 de abril de 1980. Su muerte apareció publicada como noticia en la prensa local, destacando la necrológica que le dedicó su amigo, el periodista Tirso Marín: «Ha muerto Miguel Jiménez de Cisneros».
Desde muy joven tuvo disposiciones literarias, heredadas de su padre, que también las alentó como demuestra el epistolario familiar. Escribió textos autobiográficos, poemas y narraciones cortas, material en gran parte inédito que su hija Consuelo conserva gracias a que su padre se lo cedió en vida. Destacó por sus colaboraciones de historia local en los periódicos de la ciudad, primero en «Información», y, después, en «La Verdad», bajo el nombre genérico de «Alicante hace cincuenta años» y «Alicante hace cien años», que firmó con los seudónimos de «Benaluense» (en honor a su barrio de origen) y «Dani-Ave» (en homenaje a sus padres, Daniel y Avelina). Colaboró también con numerosos artículos de carácter lúdico, festivo y anecdótico en varios «Llibrets» de las Hogueras de San Juan. Como Jurista especializado en Derecho Penal colaboró asimismo, durante varios años, en las revistas profesionales de los Cuerpos de Policía Española y Guardia Civil.
Destaca en su biografía su colaboración con su padre, a quien consideraba su maestro, mostrando una dedicación admirable, sobre todo si se considera que su formación era de jurista y no de naturalista. Trabajó en las tareas de clasificación y estudio de la colección privada de fósiles de su padre, siendo, tras la muerte de éste en 1941, el heredero de su obra científica, sus colecciones y su biblioteca, según disposición testamentaria. Es el autor del único inventario que existe, hasta el día de hoy, de dicha colección, inventario mecanoscrito que se basó en las etiquetas manuscritas que conservaba de su padre. Esta ingente labor la realizó tras la muerte de su progenitor, preservando así su colección científica, sus papeles y objetos personales y su memoria. Conservó las suscripciones a revistas y boletines científicos en los que a veces hacía precisiones cuando se citaba a su padre. También impartió conferencias de divulgación científica siguiendo la estela de su padre.
Miguel Jiménez de Cisneros y Goicoechea fue la primera generación nacida en Alicante tras el traslado de su padre como Catedrático de Historia Natural al Instituto General y Técnico (hoy IES Jorge Juan) en 1904. Encabeza una dinastía de alicantinos que se prolonga a lo largo de más de un siglo hasta la tercera generación. Sus tres hijos: Consuelo (1956), Miguel (1958) y Federico (1959) nacieron en Alicante, así como su primer nieto, Daniel Prada Jiménez de Cisneros (1985).
Miguel Jiménez de Cisneros siempre ejerció de alicantino; amó las costumbres y tradiciones locales (fiestas de Hogueras, Santa Faz, «porrate» de San Antón, Moros y Cristianos, etc.) y transmitió ese amor a sus descendientes. Conocía bien la provincia, en especial los lugares donde había investigado su padre, y mantuvo lazos con poblaciones como Algueña, donde veraneaba de niño, y Crevillent, población que lleva varios años reivindicando la labor de Daniel Jiménez de Cisneros y Hervás como estudioso pionero de la Sierra de Crevillent.
El Cantarano propone que se le dedique una calle en Alicante, ciudad que tanto amó y que tan ingrata se muestra con algunos de sus mejores hijos. Miguel Jiménez de Cisneros gestionó y logró que su padre obtuviera el reconocimiento de una calle en la ciudad: la calle Catedrático Daniel Jiménez de Cisneros ubicada en el barrio de la Florida. La hija de Miguel Jiménez de Cisneros, Consuelo, ha intentado, hasta ahora en vano, conseguir ese mismo reconocimiento de una calle alicantina para su padre. Por el momento, el único lugar que lo recuerda es su tumba en el cementerio municipal de Nuestra Señora del Remedio de Alicante.
Ilustración: Última fotografía de Miguel Jiménez de Cisneros tomada por Vicente Puig durante una excursión con las Aulas de Tercera Edad de Alicante en los primeros días de abril de 1980.