La proclamación por la UNESCO del 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía se produjo en París en 1999, a sugerencia de un editor español: Antonio Pastor Bustamante, propietario de la editorial Ópera Prima. Actualmente se celebra en diversos países de Europa y América como Cuba, Colombia, México, Holanda, Alemania, Francia, España… En distintas ciudades y en diferentes ambientes (una cafetería, un estadio e incluso lugares emblemáticos como la Puerta de Brandemburgo en Berlín) se realizan actividades poéticas que van desde los tradicionales recitales y lecturas, con o sin música y efectos especiales, hasta los modernos Poetry Slam, competiciones participativas en las que actúa fuera de concurso un/a poeta invitado.
Así pues, la llegada oficial de la primavera y la fiesta de la poesía coinciden el 21 de marzo, día en que comienza la primera estación del año. Primavera y poesía empiezan con la misma letra. Aunque los poetas se inspiren en cualquier estación del año, la primavera parece la época más apropiada para la poesía. Vamos a homenajear con versos clásicos a esta primavera 2021 de restricciones y mascarillas. Tres poetas acompañarán nuestro breve recorrido lírico-primaveral: Antonio Machado, Gabriela Mistral y Octavio Paz.
Antonio Machado escribe sobre la primavera versos inolvidables por su sencillez y encanto:
La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.
Este poeta definió la primavera mediante un pareado emblemático:
La primavera ha venido.
Nadie sabe cómo ha sido.
Dos versos escuetos que resumen en su sencillez el milagro de la vida renovada, ese «milagro de la primavera» al que él alude en su poema más estremecedor, «A un olmo seco», que escribe mientras su mujer está enferma de muerte:
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Milagro que no sucedió. Leonor sobrevivió a la primavera pero no al verano y falleció el 1 de agosto del año 1912.
La primavera se relaciona inevitablemente con lo femenino. En español es sustantivo de género femenino (en francés, curiosamente, es masculino: «le printemps», quizá por entenderse como «el tiempo de la primavera»). Una mujer, la Premio Nobel chilena Gabriela Mistral, nos regaló un precioso poema «naif» donde presenta a la primavera como una mujer ataviada de vegetaciones primaverales: «Doña Primavera». Como es habitual en ella, acaba con un mensaje positivo.
Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
(…)
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño
y de exultación.
El poeta mexicano también Premio Nobel, Octavio Paz, en su poema Primavera a la vista llama a la primavera paradójicamente «cielo de invierno». Quienes hemos vivido en Madrid lo entendemos, porque ese cielo velazqueño está lleno de luz en todo tiempo, dándonos una ilusión de perenne primavera.
Pulida claridad de piedra diáfana,
lisa frente de estatua sin memoria:
cielo de invierno, espacio reflejado
en otro más profundo y más vacío.
(…)
Al final de su poema, el poeta escribe exultante sobre la transformación que en él opera la primavera.
El día abre los ojos y penetra
en una primavera anticipada.
Todo lo que mis manos tocan, vuela.
Está lleno de pájaros el mundo.
Más allá de los versos, se celebra la primavera de muy diversas formas. Para algunos coincide con la Semana Santa, que culmina con la Pascua, sus conejos y sus huevos decorados. La antropología nos dice que el ser humano necesita rituales repetitivos que le recuerden el renacer de la naturaleza que tanto condiciona su frágil y precaria existencia. La primavera es una celebración de la vida simbolizada en las plantas que echan flores, los pájaros que hacen nidos o que emigran, los enamorados que desbordan de sentimientos y pasiones («la primavera / la sangre altera»), los niños que nacen y crecen y nos prolongan no se sabe hasta cuándo. Vida, amor, muerte son cuentas de un collar infatigable. Generaciones que se suceden, primaveras pasadas, presentes y futuras. Mientras estemos aquí, celebrémoslas.
Homenaje a la primavera en interior doméstico. Composición y foto: Emma Romerales