Autora: Consuelo Jiménez de Cisneros.
Pocos placeres hay tan puros y elementales como el de contemplar el color del cielo desde el mismo punto a diferentes horas e incluso minutos del día. Estas fotografías no tienen filtro, fueron obtenidas el pasado mes de febrero durante una visita a León, como puede verse en la inconfundible silueta de la catedral.
La luz, sin duda, contribuye a hacernos felices, mientras que la oscuridad y el color ceniciento nos puede abrumar de tristeza. En cualquier caso, el contraste es importante: la luz brilla más en la tiniebla, y esto cabría aplicarlo tanto a lo estético como a lo ético.
Pero como solo se trata de disfrutar de una mínima experiencia visual, dejemos las divagaciones para otro momento. He aquí las fotos que recogen esa efímera luz del cielo que entreabre las mañanas y los mediodías.
TRES FASES DE UN AMANECER
LA CATEDRAL DE LEÓN BAJO DOS COLORES DE CIELO
VISTAS DE CIELO A MEDIODÍA DESDE TERRAZA